Por supuesto que tenía razón. Alguien me dijo que ya iba siendo hora que cambie el último “tejido” de la revista…

Dado que hace meses que no sueño, y no hay nada que contar, se me viene a la memoria hablar de las monas de Violeta; es de dominio público que estoy alejada de la pomada desde hace meses, y en baja voluntaria desde hace años… así es que recurro a ella.

Con la misma agilidad inútil que yo garabateo, Violeta pintaba con cierta gracia, pero ella siempre tuvo clase; desde mi ignorancia podía pasarme la tarde entera mirando sus bocetos, para terminar preguntándole: ”¿qué pintas Violeta????”; me miraba con deferencia y una y otra vez respondía: “pinto la mona, la mona gel, la mona…”, así fue como empecé a acostumbrarme a soltar ante un nuevo cuadro: “oye, qué diferente esta mona tan verde” o, “qué divertida esta mona informe”, yo veía las monas porque Violeta afirmaba con rotundidad que eran MONAS…

La rendición de Breda. Óleo sobre lienzo. Velázquez, 1635. Museo del PradoHizo un año este mayo que Violeta levantó sus raíces, fue en “La Aliseda”, una de aquellas tardes que precedieron a las municipales y que terminaron en tormenta. Ante el nuevo rebujo de acuarelas pregunté por enésima vez: ¿qué pintas Violeta? -Y esta vez me miró compasiva, casi con ternura, (más tarde supe que a su manera se despedía…) -“la Rendición, ya sabes, la rendición de B…”, (no conseguí entender la última palabra). Una vez más, sin entender nada, me alejé de las cuartillas coloreadas para asomarme con curiosidad a google. Encontré “el cuadro de las lanzas”, satisfecha de mi hallazgo, volví a bajar al parque, justo me dio tiempo a divisar su silueta al final de otro puente, la maletita de madera abrazada como un niño despedía destellos como un espejo, justo en el momento en que empezaba el vendaval y el agua gorda obligaba a los pequeños reguerillos de colores a diluirse en el río…; las cuartillas, al azar, semejaban “monas” aferradas por la tormenta a la piedra del paseo, junto al banco roto.

Violeta me dejó huérfana de sueños, cuánto me gustaría hablar con ella alguna vez, aunque fuera esporádicamente, como hablaban Ceferino y Tebita, …comentar “la rendición” sin prisa pero sin pausa, en lugar de dormir profundamente como el resto de mis paisanos...

AY!!!!

Violeta, si al menos hubiera aprendido a “pintar monas”!!!, …quizá no me daría tanta pereza verme desde fuera o garabatear cuartillas.

Gel Borrajo
(Julio 14 de 2012)