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Baloncesto y deporte en Béjar: una pequeña reflexión
Iván Parro
A veces parece que los amantes de la canasta hablamos de nuestro deporte como si no fuera importante. Algunas veces somos objeto de información en los grandes medios, pero sólo quizá cuando se ganan grandes títulos o campeonatos. Pocas veces somos los protagonistas de diálogos y conversaciones, tapadas por otros deportes como el rey fútbol o el motociclismo o automovilismo, quizá con menos seguidores pero que levantan también auténticas pasiones.
Aún estamos lejos de países como EE.UU. donde el baloncesto es uno de los grandes monarcas en el reino de sus deportes. En estos meses de confinamiento participé en varios webinar sobre este deporte en los cuales se apuntaba que es bueno que se hable de baloncesto, pues parece un deporte olvidado, arrinconado, aunque es también un deporte que mueve masas, que encandila corazones, que hace vibrar como ningún otro. Es un deporte para toda la familia y se debería comentar y hablar más sobre él. Hay que introducir más el baloncesto en nuestras conversaciones, en nuestros diálogos, en nuestros comentarios.
Uno de los mejores jugadores de baloncesto de la Historia, Michael Jordan, afirmaba que un ganador a veces es simplemente un soñador que nunca se rindió, animando con esta sentencia a intentar alcanzar todos nuestros proyectos aunque fracasemos, aunque no se consigan, pues ahí también puede residir parte del éxito.
En Béjar tenemos un gran equipo de fútbol y muchos grandes clubes deportivos de distintas disciplinas. Nos solemos juntar todos una vez al año en la Gala Benéfica Solidaria navideña que organizan el Rotary Club en colaboración con el Ayuntamiento a favor de San José Artesano para recaudar alimentos que reparten entre quienes más lo necesitan. Es una gran día lleno de solidaridad que podría repetirse más días a lo largo de todo el año. Durante todo ese día se desarrollan exhibiciones de deportes variados por parte de todos los clubes de la ciudad y al final nos convocan a todos para desfilar por el pabellón. Nosotros damos las gracias a todos los bejaranos y bejaranas por su participación y los asistentes nos dan las gracias a su vez. Es un bonito momento de reconocimiento mutuo que se repite cada año.
Entre todos los que participan está el Club Baloncesto Béjar, el cual ya lleva unos pocos años transmitiendo los valores y enseñando el deporte de la canasta a los chavales desde los cinco-seis años. Participo en el club como monitor desde hace tres años, desde que participé como monitor de baloncesto en el Campus de la escuela Futboleando, en el cual me ofrecieron la oportunidad de ayudar con el deporte del baloncesto, una más entre las variadas actividades que ofrece este campus veraniego y que este año llega a su tercera edición. Recordé mi trayectoria baloncestística infantil-cadete-juvenil de siete años quizá con más pena que gloria, pero con toda la ilusión y dedicación semanal. Reconozco que me encantaba salir de las clases y entrenar durante toda la tarde. Y luego los viajes finsemaneros para jugar contra los chavales de otros colegios o en lugares tan míticos como “La Nevera” estudiantil. ¡Cuánto disfrutábamos de ello! ¡Cuántos nervios e ilusiones dejamos en esas canchas! ¡Cuántos éxitos y fracasos vivimos en aquellos tiempos! Y después de casi treinta años el baloncesto regresó a mi vida. Empecé dos días a la semana a intentar transmitir a los benjamines que tenía no sólo ejercicios de calentamiento, efectivos pases de balón, técnicas adecuadas de tiro, opciones de defensa o de ataque, buenas entradas a canasta o bloqueos, sino a la vez los valores más importantes sobre los que se asienta este deporte: respeto, compañerismo, complicidad, solidaridad. Incluso he podido jugar en los encuentros intergeneracionales de baloncesto, un gran desafío después de tanto tiempo sin ejercitar ni el cuerpo ni las manos lo suficiente.
Volví por todo ello a experimentar una nueva primavera baloncestística, pero esta vez desde el otro lado, el del banquillo. Y puedo decir que disfruto cada semana con ello. No sé si los niños y las niñas a los que tengo la suerte de enseñar aprenderán algo o no pero todos disfrutamos del baloncesto, de un deporte que a menudo sí que está en mis conversaciones, en mis pensamientos, en aquello que comparto en redes, en lo que suelo preparar y dedicar tiempo, porque cada entrenamiento hay que prepararlo, debiendo llevar a la cancha unas mínimas pautas para trabajar con los chavales.
En Béjar tenemos un gran club de baloncesto que es estupendo, que cada año desde hace ya cinco organizan esos encuentros intergeneracionales ya mencionados, que ha traído a grandes clubes a jugar en nuestras instalaciones, que se preocupa de que los niños y los jóvenes de Béjar también puedan tener como referencia este deporte en sus vidas, o lo que es lo mismo, que interioricen los valores del baloncesto en sus propias vidas, que es mucho más importante.
Gracias a todos mis compañeros monitores por el excelente trabajo que están (que estamos) realizando para que la be de Béjar sea también la be de baloncesto.
Que el baloncesto siga estando muy presente en la vida y en los proyectos de los niños y niñas que pasan por nuestros equipos y que seamos y nos sintamos siempre ganadores al estilo de lo que decía el gran Jordan. Más baloncesto, más vida, más sueños…
“Todo lo que los niños necesitan es un poco de ayuda, un poco de esperanza y alguien que crea en ellos”. (Magic Johnson)
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