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Béjar y el mago de la lámpara del turismo
El turismo, con ser la tabla de salvación de las economías en crisis, no se perfila por el momento como el salvavidas que traerá a Béjar la abundancia. No es menos cierto que sería importante que la ciudad fuera muy visitada y circularan entre los sectores que se benefician un poco de la savia dulce, y amarga a la vez, de Don Dinero.
Como ilusión, no está mal. Es menos difícil imaginar el parking de El Murallón atestado de coches con matrículas de Madrid que imaginar una industria, de lo que fuere, en una ciudad industrial de abolengo. Lo que podría ser un error de la imaginación. No obstante, en ambos casos, más que desearlo lo que se requiere son proyectos concretos por los cuales luchar con el apoyo de todos; desde el Ayuntamiento hasta los parados de larga duración. Pero eso no existe.
Béjar no tiene un proyecto de desarrollo turístico y está empantanada en las buenas intenciones y la creencia de que tiene cosas que mostrar y que el turismo podría sacarnos las castañas del fuego. Realmente, pensar así, a mi juicio, no sólo es engañoso sino además perjudicial, en tanto se desvíen recursos y esfuerzos sin orden ni concierto, a la ligera, en función del “desarrollo”, sacados de la lámpara de Aladino que vive dentro de toda ilusión; para no volver a hablar de Calderón de la Barca y los sueños que no son más que eso: sueños.
En cambio, soñar no es malo. De las sueños es que surgen las iniciativas que terminan materializándose y metamorfoseándose en realidad. Por tanto, si vamos a soñar con el turismo, habrá que abrazar alguna quimera, compuesta por ideas bien pensadas, audaces, que involucren la fe de mucha gente --como la de Rasquera con su plantación de marihuana--; pero lo que sí no va a producir sino esporádicos resultados, colaterales e insuficientes, sería continuar pensando que Béjar es una ciudad turística, simplemente porque tenga sus encantos como ciudad, algunos museos y un entorno envidiable. Y el error, aclaro, no está en pensarlo, que no cuesta, radica en que se ha estado inyectando recursos económicos a un proyecto que no lo es.
Las inversiones recientes o relativamente recientes en infraestructuras turísticas son una manera simbólica de hablar por la apuesta al turismo; porque no hay tal apuesta. Antes de construir una Cámara Oscura o gastar un pastón en un Museo Textil, hay que asegurarse de que se está invirtiendo para una demanda que ya existe y no para la demanda que, ingenuamente, creemos que esos atractivos van a crear. Ilusiones, costosas ilusiones.
Por generación espontánea el turismo no llegará; habrá que inventarlo a nuestra imagen y semejanza. Dotar de apellidos ilustres lo que pudieran ser los reclamos turísticos de la ciudad, no aportará nada si no tenemos algo realmente que valga la pena colocar en los muy competitivos circuitos del mercado del turismo. Que la Semana Santa de Béjar sea de interés cultural regional nacional o mundial, no la va a hacer más importante, lucida y atractiva que las de Sevilla, Granada, y las otras tantas que sí atraen turismo, porque son una realidad y no un deseo.
Los datos ofrecidos ayer en el Ayuntamiento sobre el turismo en Semana Santa dan una idea a las claras que no era Béjar precisamente el lugar para pasarla. No se puede vivir con una venda en los ojos y valorar estos datos en otro sentido cualquiera que no sea que la actividad del turismo en Béjar es de una pobreza escalofriante, incluyendo las 109 visitas a la Cámara Oscura. No vale la pena emplear términos de demanda o resultados a lo que es menos que poco para llegar a ser esperanzador.
En fin, si queremos que el turismo nos favorezca, tendremos que crearlo con lo que tenemos, que tal vez sea suficiente. No es posible seguir tirando piedras al aire y gastando dinero sin que sea viable un turismo como industria local. El plan de viabilidad que hace cualquier empresa para saber si ganará con la inversión aquí nunca se ha hecho. Tampoco se ha pensado como empresa sino más bien como algo que nos merecemos sin estar siquiera seguros de que así sea.
Si algo nuevo hay en el horizonte del turismo son las iniciativas recientes en torno al ciclismo en Béjar. Ahí hay una oportunidad de convertir el entorno bejarano en un destino del ciclismo de montaña; pero tendrá que ser con la audacia del tío de Rasquera, el de la plantación de marihuana en los terrenos municipales.
En turismo hay dos claves esenciales para tener una cuota de mercado: o tienes lo que nadie tiene o tan bueno como el mejor. Fuera de ahí, el turismo es un beneficio colateral y aportaría a Béjar lo que recibiría de utilidades el pantano de Gabriel y Galán si le diera por competir con Miami Beach como turismo de playa.
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Machaconamente,se viene repitiendo la absurda idea de pretender que nuestra ciudad sea la locomotora económica,en el aspecto turístico.Personalmente,ya he dado mi opinión al respecto,y todo el esfuerzo que en ésta materia se realice,solamente servirá como complemento a otras realidades de instalaciones industriales en nustra ciudad,que en realidad,son la que generan riqueza y empleo. Es obvio que sí en materia de turismo se enfoca alguna idea positiva,ésta puede estar relacionada con aquello que se quiera hacer en la finca Renacentista del Bosque,porque tenemos algo prácticamente único en España,y de ahí (sí se hace con sentido común y responsabilidad),se pueden obtener buenos resultados.Insisto de nuevo en el tema.La Villa de Villandry,(Francia),con menor extensión que el Bosque,mantiene unos quince puestos de trabajo todo el año y su propietario Enrique Carvallo,obtiene buenos beneficios de la citada Villa.No voy a extenderme aquí de las actividades llevadas a cabo en Villandry,que producen éstos beneficios,pero dentro del propio Ayuntamiento,se tiene conocimiento de ello y además alguien dispone de un amplio vídeo donde se puede demostrar la realidad.Otra cosa distinta,es que nuestros gobernantes,tengan la voluntad de emprender algo semejante.Invito a curiosos y navegantes que quieran interesarse por conocerlo,a que hagan clik en sus ordenadores en Villa de Recreo de Villandry (Francia),Una vez visitada a través de Internet,me gustaría conocer las opiniones.
Me hablaron muy bien de Béjar,fuí esta Semana Santa y la encontre ´nefacta´No hay en plena plaza mayor ni un solo aparcamiento de minusvalidos.¿asi es como quieren atraer el turismo? No me puedo mover por la ciudad .consecuencia,no vuelvo.Una pena.14
Uno que se contesta.
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