Alberto Segade Illán

Como se suele decir en estos casos, me llena de orgullo y satisfacción, que el proyecto que yo en gran medida inspiré y bauticé en 2007, se retome como idea para dinamizar el turismo en nuestra zona.

El viernes 23 de marzo de aquel año, se presentó en la estación de esquí de la Covatilla el consorcio turístico ”Corazón de Vetonia”, que pretendía impulsar el desarrollo turístico de las zonas limítrofes de Ávila , Cáceres y Salamanca, bajo una marca de turismo común.
Según constaba en el dossier que entregaron a los asistentes, el consorcio surgía de unas reuniones mantenidas en Barco de Ávila y Béjar, entre septiembre y octubre de 2006, con el propósito de articular una estructura común de todos los sectores implicados en el desarrollo turístico de las comarcas mencionadas en torno a un modelo de desarrollo turístico único. Su objetivo era dinamizar el desarrollo del territorio y conseguir la excelencia turística, para lo que creaba este consorcio, atendiendo a los planes de Dinamización de Productos Turísticos , una iniciativa que parte de la Secretaría General de Turismo del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio en colaboración con las Comunidades Autónomas , y Administraciones locales con el objeto de lanzar destinos turísticos emergentes.

Sus objetivos estratégicos eran: reforzar la identidad cultural y dinamizar la población local, desarrollar un modelo turístico sostenible, proponer un aprovechamiento óptimo de los recursos endógenos a través de la puesta en valor de una parte del patrimonio natural y cultural, mejorar la calidad del destino mejorando la calidad de los servicios y la cualificación de los agentes, coordinación entre los agentes públicos y privados estableciendo sinergias entre las diversas acciones a desarrollar en el territorio; según el dossier se trataba de “conseguir un cambio de miras hacia el territorio y ser capaces de convertir a la comarca en un destino turístico con vocación de ser de primer orden y calidad".

En el proyecto colaboraron de una manera decisiva Gecobesa, el Ayuntamiento de Béjar, el de Barco de Ávila, el de Hervás, la mancomunidad de la Ruta de la Plata y del Valle de Ambroz.

Aquello no prosperó, principalmente, por los cambios producidos en los gobiernos municipales implicados tras las elecciones en mayo de ese mismo año. Sin embargo se llegó a avanzar bastante en el proyecto, con el apoyo económico de Gecobesa, que fue adelantando todos los gastos en tanto en cuanto el consorcio llegara a tener autonomía financiera, cosa que nunca ocurrió, por lo que los poco más de 20.000 euros que puso nuestra empresa nunca se recuperaron. Sería oportuno analizar por qué no se pudo llegar a buen puerto y no cometer los mismos errores.

Confío en que esta vez no se quede sólo en el anuncio de haber llegado a un acuerdo y se puedan conseguir los objetivos que entonces no se alcanzaron, aunque, de momento, no parece haber ningún plan previamente establecido, salvo el de contratar a una persona y editar una página web con fotos. Creo que lo primero ha de ser darle forma jurídica al acuerdo, identificar y estructurar la oferta turística, dinamizar sus potencialidades, poner en valor los recursos a nuestra disposición, desarrollar su aprovechamiento de manera sostenible, elaborar una estrategia de márketing, comunicación y comercialización, entre otras cuestiones y, después, reflejarlo todo en esa página web, que también puede ser portal de venta. Es decir: primero los cimientos, luego la estructura y por último, el tejado. Si los cimientos son firmes, la estructura podrá ser estable y el tejado podrá soportar todos los vientos que le azoten.

Alberto Segade Illán