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Nemesio Sánchez: la vuelta a casa
Capítulo final de las memorias de D. Nemesio Sánchez García, nacido antes del amanecer del 20 de diciembre de 1889 en El Cerro. Emigrante. Nunca regresó.
Un día me dice mi abuelo, “vas a ir mañana por unos días, a cuidar las cerezas a la sierra que has visto en la fotografía, ésa que está cerca del pueblo”. Al otro día, me instalé en dicha propiedad, la que era mitad bosque de robles y en la otra parte estaban las cerezas.
El primer día maté a pedradas una víbora en la propiedad vecina. Ya he dicho que estas víboras son lentas, lo que hace posible matarlas. Por la noche, decidí dormir en la propiedad vecina porque era un prado y habían cortado el heno amontonándolo en varias partes. Me acosté encima de uno de esos montones y me tapé con una manta porque hacía mucho frío. Al día siguiente, me incorporo y sale corriendo una víbora. Imposible matarla porque en un prado no hay piedras, ¿cómo iba yo a saber que dormiría sobre una serpiente?, tenía entonces, 11 años. En ese lugar había muchísimas víboras, más que en ningún otro lugar. Estuve allí una semana hasta que sacamos todas las cerezas y volvimos a casa.
Les cuento que, para mí, el cerdo es un animalito muy simpático. Creo que no hay otro animal que tenga tantos nombres. Cerdos, cochinos, marranos, puercos, chanchos. Para cuidar estos animales hay un pastor al llaman “puerquero”. Cuando llega la primavera, va por las calles más céntricas haciendo sonar, como bocina, un cuerno de vaca que se oye desde lejos, anunciando a la gente que las familias lleven a sus cerdos, al cuidado del puerquero, a un sitio a la orilla del pueblo destinado a reunirlos.
Una vez todos juntos, el puerquero pone en frente de la piara a un muchacho y él se ubica detrás de la manada y así los llevan lejos del pueblo, cerca de un arroyo y lagunitas, porque al cerdo le gusta mucho bañarse y remover la tierra. Allí los tiene todo el día y parte de la tarde. Cuando llega la hora, les da vía libre y los cerdos salen corriendo como una bicicleta y, al llegar al pueblo, cada uno va por su calle y se detienen justo en la puerta del dueño, no se pierde ninguno, sean dos, tres o los que sean. Comienzan a gritar empujando la puerta con las patas delanteras y no dejan de gritar hasta que les abren la puerta. Adentro ya tienen la comida puesta en la pileta que hay en el patio de todas las casas. Cuando han comido, se paran en la puerta del corral donde los guardan.
Si acostumbran al cerdo a determinada rutina, éste se comporta como un perrito, va detrás de su dueño a todos lados. En la época que yo vivía allí, todas las familias tenían cerdos. Como en invierno hace tanto frío, se sacrifican unos cuantos, porque el tocino resiste mucho el frío, además, hacen morcillas, chorizos. Los tocinos se ponen en sal, junto con los jamones, paletas, cabezas, patas y costillar y cuelgan chorizos y morcillas en el techo de la cocina y se van comiendo en guisos, pucheros bien sazonados, no se come otra carne.
Para el 31 de Agosto, día de San Ramón, hacen una fiesta que dura tres días, entonces carnean una cabra en honor al santo, que lo veneran como patrono del pueblo. Es la mayor fiesta que se celebra allí. Para esa fecha ya se ha cosechado el trigo.
Bellísima es el agua, bellísimo es el sol,
Bellísimo es el aire, y la tierra que nos crió,
De esas cuatro bellezas, nacieron los animales,
Entre ellos tú y yo, y nuestros primeros padres.
¿Quién me dice que no?, ¿quién me lo puede negar?
Sin nuestro padre sol, yo no podría cantar,
Tú no podrías mirarlo, yo no lo podría mirar,
Todo estaría helado, como el casquete polar.
Un día, al llegar a casa, estaba mi madre en el patio rascándole el lomo a un cerdo, según lo rascaba el cerdito se estira hasta quedar acostado en el suelo panza arriba para que se la rascara, gruñendo de puro agradecido. Le pregunté, “¿por qué lo rascas?”. Y me dice ella: “¿no ves cómo le gusta? Son nuestros hermanos animales.
—¿Y las vacas? ¿También son nuestras hermanas?
—Sí, hijo, todos los animales son nuestros hermanos.
—¿Y Florencio también es mi hermano? Yo siempre juego con él.
—Florencio es nuestro hermano de raza, pero de distintos padres. Todos somos hermanos porque Dios lo hizo así, y descendemos de Adán y Eva que son nuestros primeros padres.
—¿Cómo hizo Dios todo?
—Dios hizo la tierra, el sol, el cielo, las plantas, el agua, los peces, el mar, las aves y todos los animales que hay en la tierra.
—Pero… ¿quién hizo a Dios, madre?
—Dios nació de la nada, es invisible, no lo vemos pero está en todas partes.
—Pero madre, yo no lo entiendo, ¿quién puede decir que Dios nació de la nada, si no había nadie que lo viera? Si está en todas partes alguien debe haberlo visto.
—Mira hijo, Dios hizo todo y también creó a Adán y Eva. Primero hizo a Adán, lo formó con tierra y agua, con barro, luego le sacó una costilla para formar a Eva.
—Pero madre, si Dios hizo a Adán de barro, ¿por qué no hizo a Eva del mismo modo? Adán debe haber sufrido mucho cuando le sacaron la costilla, luego le habrá quedado una costilla menos que a Eva.
—No hijo, no sufrió nada. Dios lo puede todo, puede hacer nacer o resucitar.
—¿Por qué entonces no resucita a mi padre y a mi tío Bartolo?
—No sé, hijo, no lo sé…
—Mi padre era una buena persona. Nunca me pegó, ni robó, ni asesinó; en cambio, a él lo engañaron las autoridades del pueblo y le embargaron las vacas y el mulo que tenía, por eso sufrió una irritación nerviosa y falleció y nos quedamos cuatro hermanos sin padre, todos chicos, y cuando más lo necesitábamos. ¿Por qué Dios no castigó a los culpables?
—Seguro que cuando mueran han de ir al infierno.
—¿Dónde está el infierno? ¿Padre está en el cielo? ¿Quién lo dice?
—Lo dice el señor cura en la iglesia.
—Madre, ¿usted fue anoche a la iglesia a rezar el Rosario?
—Sí, hijo.
—Yo también estuve. ¿Usted oyó cuando el cura dijo que el infierno es un fuego eterno, que ninguna persona que haya sido mala se puede salvar de ese fuego?
—Sí hijo, los malos irán al infierno y los que se arrepienten irán al purgatorio.
—¿Usted oyó cuando dijo que por dinero no se salvará nadie?
—Sí, nadie se salva por dinero.
—Entonces, si nadie se salva por dinero, ¿para qué lo gasta en Misas si nadie se salva por dinero?
—¿Qué quieres hijo? Así nos han enseñado y así tenemos que vivir.
—No madre, si nos están engañando ¿por qué seguir con eso? No dejemos que nos sigan engañando.
Acostado sobre el suelo, yo miraba las estrellas,
Lo mismo que una doncella, mira a su compañero,
Eran grandes como luceros, otras eran muy chiquitas,
Parecían margaritas, puestas en los floreros.
En recuerdo de mi padre, quería seguir cantando,
Pero me dijo mi madre, que yo he nacido llorando.
Por esa causa me dije, sufrí tanto en la infancia,
Que sigo viviendo triste, recordando mi desgracia.
Cuando te encuentro en la calle, con tu cara tan hermosa,
Me dan ganas de abrazarte, y darte un beso en la boca,
Las mujeres y las flores, son dos cosas parecidas,
A unos les gustan las feas, a otros las más bonitas.
La vida es como una flor, que nosotros cultivamos,
Y que tiene su belleza, según el trato que le damos.
Como no tengo talento, para pensar y estudiar,
Empleo todo mi tiempo, en comer, dormir y cantar.
Las historias que leemos, no todo es pura verdad,
La escribieron los gobiernos, a su gusto y paladar…
Texto transcrito del original por Doña Inés Ruiz Quiroga.
Nemesio Sánchez García, no continuó escribiendo; tal vez por esa creencia reiterada de suponer que no tenía talento. Una falsa creencia. El talento no es la obra de arte sino la capacidad de llevarla dentro. Tras llenar con una caligrafía poco legible doce cuadernos de cincuenta páginas cada uno, escribió la fecha: 20 de diciembre de 1964.
Tras más de medio siglo de haber emigrado, puso el punto final a sus memorias, redactadas para sí mismo y halladas casualmente mucho después. Los recuerdos escritos por Nemesio no referían la nueva vida que encontró ni la felicidad del nuevo hogar y la nueva familia. Escribió con la sangre de la nostalgia. Sus últimos pensamientos fueron el recurso que tuvo a mano, ya cerca de la muerte, para no olvidar...
El 1966, a los setenta y cinco años de edad, Memesio murió sabiendo quién era. Y si estuviera hoy en algún lugar, conociendo como conocía que nadie se salva por dinero, tendrá que estar en un sandial de El Cerro, viendo pasar los mulos cargados con la Sierra de Béjar de fondo, respirando el aroma de los castañares, comiendo cerezas y cuidándose, siempre, de la mordedura de las serpientes…
- El caso huele a despido
hace 18 horas 20 mins - La peineta nos la esta
hace 1 día 6 horas - Este equipo en cuestión de
hace 1 día 20 horas - Son memorables aquellos
hace 1 día 22 horas - Puede ser ya que todos son
hace 2 días 3 horas - Y esa es tu opinion?? Seria
hace 2 días 3 horas - A mí lo que me sorprende
hace 2 días 21 horas - Debe ser la multiplicación
hace 2 días 21 horas - Hemos pasado de que Elena no
hace 2 días 22 horas - No te flipes. Elena tenia
hace 2 días 23 horas
Enhorabuena a Reynaldo y a Bejar Biz por esta gran historia. Ojalá que no sea la última!
Estimados, al igual que mi madre agradezco enormemente la publicación de las memorias de mi abuelo, gracias a ustedes, tanto yo como el resto de mi familia ha disfrutado con emoción su relectura. Cariños. Andrea
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