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Confidencias a Béjar.biz de Francisco Ortega Prieto, descendiente de Fausto, "El Gigante de la Calzada"
Buenos días:
Mi nombre es Francisco Ortega Prieto, y el Gigante de la Calzada fue un familiar antepasado mío, de ahí que compartamos apellido. Respecto a datos que podría facilitar sobre Fausto, comentarles que existe un breve artículo en la venta llamada Ventorro Pelayo en el que se habla de él, y del que gustosamente les facilitaría una copia. Respecto la vida que llevó Fausto, algunos de mis mayores nos relatan historias sobre su vida, y aunque no somos grandes conocedores de sus vivencias, sí nos contaron que durante los años que actuaba en el circo fue bastante infeliz, pues al ser una atracción tan espectacular le mantenían recluido y oculto hasta las actuaciones, ya que no podía dejarse ver por el pueblo por el que viajara el circo, pues la función perdería toda la gracia y sorpresa.
La función consistía en presentarle junto a un enano y comentar acerca de ellos que eran gemelos... y supongo que algún que otro chascarrillo relacionado con ello. Parece ser que esa desdicha fue una de las razones que le impulsó a dejar el mundo del circo y volverse a su tierra.
No recuerdo ahora ninguna otra anécdota que me hayan relatado sobre Fausto... pero... no obstante preguntaré a mis mayores de la familia que fueron contemporáneos de Fausto, por si alguna anécdota pudiera ser de su interés o del de sus lectores.
Un saludo.
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Conocí personalmente a Fausto,que entre otras cosas,regentaba una taberna en su pueblo natal La Calzada de Béjar,y en alguna ocasión nos sirvió los chatos de vino,pero en realidad,la que atendía la taberna,era una señora,que creo era su hermana.
También le recuerdo cuando acudía los jueves al mercado de ganado que se celebraba en Béjar,y nos asombraba la forma de subir y bajar del burro,solamente con posar los pies en el suelo,puesto que el animal,salía libremente bajo sus enormes piernas.Recuerdo como destacaba su enorme estatura,cuando acudía a algún entierro en Béjar,pues en aquella época no había coches fúnebres,y se acompañaba a los difuntos hasta el cementerio,o bien se despedía el duelo en un camino intermedio.
Es cierto,que,su época en un circo ambulante,no fue muy atractiva,y regresó a la Calzada,hasta el final de sus días.
La primera vez que vi a Fausto fue en la zapatería de Fructuoso "el Ronquillo" y ésto ocurrió en cierta ocasión en la que siendo yo muy niña y acompañando a mi padre para recoger unos leguis que allí tenía encargados, se presentó el buenazo de Fausto en busca su encargo, que eran unos borceguíes de un tamaño descomunal, como era de esperar. Mi padre y él se conocían, se saludaron y estuvieron hablando de cosas banales.
- Y ésta niña tan bonita será hija tuya, supongo, - dijo el de La Calzá.
-Pues sí, hija mía y de mi santa esposa, y debo darle gracias a Dios por ello, - dijo mi padre.
-Qué grande eres, - bramó el gigante.
-Para grandeza la tuya, - sentenció el padre de la criatura.
Y de allí fuimos al bar de Chanete, ellos a tomar unos chatos y yo a continuar dejándome impresionar por la magnitud de su tallaje, por las enormes manos de aquella persona tan humilde y tan tremenda, por sus imposibles zapatos. Aunque lo que más me impactó fue el tamaño de sus dedos, que a mi me parecieron un manojo de pichas "motivadas".
Desde aquella ocasión tuve más oportunidades de verle y de saludarle, siempre presumiendo ante mis amigas de que era un amigo de mi padre. Aunque he de confesar que el tamaño de sus dedos despertaban en mí cierto pavor insuperable. Pero él no tenía la culpa.
Saludos a todos. Alicia.
Alicia, me encanta tu relato. Sigue contándonos cosas, por favor!
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