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15 Bejaranos ilustres: Don Jesús Izcaray Cebriano (III). Corresponsal de guerra.
En 1929, Jesús Izcaray entra de meritorio en El Imparcial siendo el encargado de redactar las peticiones que llegaban a la sección “Intereses regionales”. Según el mismo cuenta, en esos años no le interesaban todavía las cuestiones políticas porque su prioridad era cómo solucionar su hambre; si bien, de forma confusa, sentía una preferencia por la República, aunque una noticia como la dimisión de Primo de Rivera el 30 de enero de 1930, le resultó indiferente. Sus lecturas en esos años eran las obras de Galdós, Blasco Ibáñez y Valle Inclán.
A partir del junio de 1930, en ese mismo periódico, Izcaray atiende dos secciones, la llamada “El turismo en España”, que a veces cambiaba de nombre por el de “Rincones de España” o “Maravillas españolas”, y la de “Actualidad deportiva”. En ellas escribe artículos con una prosa que Josefa Báez describe como muy inexperta, en la que se transluce su admiración por Valle Inclán, junto con tintes de estética modernista, una construcción sintáctica larga y un léxico arcaizante. A modo de muestra, se puede leer el párrafo siguiente en su descripción de Las Alpujarrras: “En los montes del sol y del aire flotan velos de odaliscas al viento del atardecer, y suspiran guzlas y piafan corceles de la Arabia con bronceados guerreros a los lomos”
En 1931, se dedica prácticamente a la sección de deportes, en concreto al boxeo y al fútbol, aunque sigue cubriendo otros eventos, como la manifestación obrera del 1º de mayo de ese año, que describió así:
“Se los ve afluir cautamente hacia los andenes del centro de la plaza y abrirse, poco a poco, en ancho abanico, frente a Gobernación... comienzan los gritos. ¡Muera el Rey! ¡Viva la República!. Hasta que el portalón del ministerio expele, como con catapulta o con manga, un turbión de guardias de seguridad, sables al aire”.
Durante toda la contienda, el quehacer artístico de Jesús Izcaray se vistió de militancia, puso todos sus recursos al servicio de la causa popular y consideró que su pluma era un arma más de la lucha por ella
En aquella manifestación, la clase obrera dejó de ser para Jesús Izcaray, como él dijo: “una multitudinaria y misteriosa desconocida”. De espectador pasó a participante, uniéndose a defender a los manifestantes de la guardia en el calor del suceso. Este hecho, junto con las lecturas de la obras de Lenin que realizó en esa época, provocaron el despertar de su conciencia social y la búsqueda de una organización que encarnara estas ideas.
Izcaray escribió su última crónica para El Imparcial el 15 de agosto de 1931, una velada boxística en el Salón Atocha, porque estaba en desacuerdo con la campaña que el periódico realizó en esos momentos contra la autonomía de Cataluña.
A partir de esa fecha y hasta el año 33, estuvo escribiendo reportajes para El Heraldo de Madrid, simultaneándolos con la página teatral en La Voz, para la que entrevistó entre otros a Amadeo Vives, Celia Gámez, Azaña y García Lorca, a quien admiraba.
Durante todos este tiempo, Jesús asistió a las tertulias de los cafés, donde se discutía de arte, literatura, política, según le conviniese al público que acudía a participar en ellas. Eran tertulias desenfadadas, donde no había establecido un día para acudir ni un tema sobre el que hablar, se comentaba el presente, el día a día. Se hizo asiduo de la del Lion D’Or de Valle Inclán y la de La Granja que se encontraba en la Calle Alcalá.
En 1933, entró a trabajar en el diario Luz, que cambiaría después la cabecera a Diario de Madrid, donde Corpus Barga era director. En esa época, Jesús se hizo miembro de la U.G.T., sus escritos evolucionaron a un estilo caracterizado por la densidad informativa, con un tono coloquial, vivo y con humor, a veces irónico, que él utilizaba para llegar al pueblo. Esta ironía provocó que Valle Inclán escribiera una nota de protesta a Corpus Barga, después de la publicación de la entrevista que le hizo, calificando a Izcaray de “mozo desvergonzado”. En esa línea popular, Jesús describió al maestro Sorozabal como “este muchachote con aspecto de jugador del Athlétic de Bilbao”.
Hasta 1935, Jesús realizó para este diario alrededor de un centenar de trabajos, publicados en la sección “Preguntas y rostros”. En su mayoría fueron entrevistas a personajes muy conocidos del espectáculo como Jardiel Poncela, Pío Baroja, el maestro Guerrero, Muñoz Seca, Margarita Xirgú, Alberti o Gómez de la Serna, aunque también hizo crítica teatral, desde donde reclamaba “la renovación del teatro” en sintonía con la ideología política que iba madurando en él.
Animaba a los autores a que buscasen la clave del teatro en la vida del día a día y huyeran del divorcio entre intelectuales y pueblo porque “el buen teatro es el que baja a la calle y allí encuentra el material para la trama"(Luz, 25 de mayo, 1934).
Como a muchos otros, los sucesos acaecidos en nuestro país a partir del 1934, le afectaron e hicieron que nuestro paisano comenzara a manifestar su descontento con la política socialista y que abandonara la crítica teatral para ocuparse de temas más políticos.
En 1936, Jesús Izcaray empezó a trabajar en el periódico Ahora para la página de sucesos, ingresó en la tertulia socialista del Miami, asistía a los mítines comunistas, entrevistó al presidente Azaña y cubrió para su periódico la muerte de Calvo Sotelo acaecida el 13 de julio.
El director del diario, Manuel Chaves Nogales, le encargó a partir de ese momento, redactar las crónicas de lo que estaba ocurriendo porque Jesús, no sólo acudía a los lugares en calidad de periodista, sino que participó en los hechos que sucedieron durantes esos días en la capital, como fue el caso del asalto al Cuartel de la Montaña junto con un grupo comunista de amigos.
Desde ese momento hasta el final de la guerra civil en 1939, Izcaray escribió sobre ella recorriéndola de frente en frente. Las crónicas que redactó hasta octubre del 36 para Ahora, ilustradas por las fotografías del conocido Alfonso, son el reflejo de su estancia en primera línea de combate. Lo mismo que las que escribió luego para Estampa y para Mundo Obrero a partir del noviembre del 36.
“En medio de la calle hay un tranvía volcado. Protege una trinchera nuestra, pero también impide a sus defensores ver si el enemigo se acerca. El siete de noviembre ó el ocho, ese tranvía llegó hasta aquí abarrotado de madrileños que se venían al frente. Hasta el tranviario se quedó aquí"(Mundo Obrero, Nov-Dic.1936).
En 1937 es nombrado redactor jefe de Mundo Obrero y se dió cuenta que, a pesar de trabajar para un órgano del P.C.E. y su proximidad ideológica a este partido, no había realizado su ingreso en el Partido Comunista de España, como era lo habitual en todos los que escribían para este periódico.
A primeros del año 38, su hermano Adolfo, tipógrafo de veinte años, es fusilado en la prisión provincial de Puerto de Béjar, dos años después de haber sido detenido en nuestra ciudad por los falangistas, bajo la acusación de tener un arma oculta. En septiembre, el Partido Comunista envía a Jesús a Barcelona como subdirector de la publicación del partido Frente Rojo.
Durante toda la contienda, el quehacer artístico de Jesús Izcaray se vistió de militancia, puso todos sus recursos al servicio de la causa popular y consideró que su pluma era un arma más de la lucha por ella. Su formación literaria en esa época, no se desarrolló en los ámbitos intelectuales de las revistas de este tipo que hubo en la época, como Hora de España o el Mono Azul, sino que fue en los diarios a los que enviaba sus crónicas de los frentes de la guerra. En esos lugares encontró el material para dejar testimonio de “la penosa situación de unos hombres y mujeres a los que había que animar, sin ningún tipo de análisis político ni militar de la contienda” como él mismo dejó escrito. También fue allí donde tuvo ocasión de compartir experiencias con nuevos maestros como Miguel Hernández, Ilia Erhenburg o Hemingway, mientras tanto, él continuaba con sus lecturas de Galdós y Blasco Ibáñez.
Las crónicas de estos años de guerra están recopiladas en tres volúmenes: “Crónicas de la guerra (Recopilación de artículos periodísticos)”, “Madrid es nuestro (60 crónicas en su defensa)” y “La guerra que yo viví. Crónicas de los frentes españoles (1936-1939)”. Por el segundo de ellos le concedieron el Premio Nacional de Literatura en 1938, junto con el resto de los otros autores de las crónicas también incluidas en esta obra.
El nueve de febrero de 1939, detrás de la última unidad del ejército del Ebro, Jesús Izcaray junto con otros muchos exiliados y algunos compañeros, cruzó la frontera española por Port Bou a Francia, donde tras una breve estancia en el campo de concentración de Argélès Sur Mèr, embarcó para Méjico con treinta y un años, con la misión del Comité Ejecutivo de fundar el primer periódico del P.C.E. en la emigración y sin haberse convertido todavía en escritor, según había sido el deseo que le había llevado diez años antes a Madrid, en 1929.
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TENDRÁN QUE PASAR AÚN AÑOS PARA QUE MIREMOS A ESTE HOMBRE CON LA CATEGORÍA QUE HA SUPUESTO PARA NUESTRA CIUDAD , Y PODAMOS ENCUADRARLE PLENAMENTE EN EL SIGLO XX,COMO UNO DE LOS BEJARANOS MAS IMPORTANTES EN SU ÉPOCA...;MUY BIEN TRAIDA A LA MEMORIA SU FIGURA, BUEN TRABAJO, ANA...
¿En Puerto de Béjar, existio una carcel, en el año treinta y ocho?
Contestación de Ana Verdejo para el invitado del sábado 31.
El dato sobre la prisión de Puerto lo he tomado de un familiar de Jesús Izcaray y de la lista que figura de víctimas de la guerra civil en la provincia de Salamanca en la dirección:
http://personal.telefonica.terra.es/web/asmj/LISTADOVICTIMAS.HTM
Para la Prisión de Puerto se dan dos nombres, uno de ellos el de Adolfo Izcaray. Dado que se relacionan un montón de pueblos, sospecho que estos lugares existieron sólo durante la guerra.
Los datos que figuran en esta página, están tomados a su vez de:
1) Santiago López y Severiano Delgado. HISTORIA DE SALAMANCA. TOMO V.SIGLO XX. "Víctimas y Nuevo Estado".Ed. Centro de Estudios Salmantinos. 2001. pág. 286-298. Los autores consultaron,entre otros,los siguientes archivos: Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, Registro Civil de Salamanca, Libros de entrada Cementerio de Salamanca, Registro de fallecimientos, Prisión Provincial.
2) Luís Calvo Rengel. SEMILLA DE LIBERTAD.
3) Archivo de la ASMJ.
Saludos
A. Verdejo
Así se trabaja, ANA, que luego hay personas que con tal de desacreditar...aunque "tengan una biga en su ojo buscarán la brizna en el ojo ajeno".
Gracias por acercarnos al conocimiento de nuestra historia, no desfallezcas.
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