Una caña con un pincho de tortilla de patata a media mañana, 1'20 euros. Una camisa en oferta en Springfield, 19'90 euros. Salario medio de un español, en torno a los 1.500 euros.

Así es como vivimos, esta es la realidad de nuestro país. Como decíamos ayer, es un hecho obvio que podríamos vivir mejor, está claro que podríamos tener una mejor economía y una existencia más fácil. Pero hoy me gustaría que meditásemos un poco en algunos otros datos del resto del mundo.

Hay más de mil trescientos millones de personas que viven con menos de un euro al día. Esto significa que alrededor de treinta veces la población de España sobrevive con bastante menos de lo que gastamos en la caña de media mañana.

Imagínate que esa caña es lo único que tienes al día, no solamente para comer o beber, sino para tener un sitio donde dormir, para alimentar a tu familia, para comprar la camisa en oferta de Springfield, para conseguir las medicinas que necesita tu hijo para sobrevivir. Si de esa caña dependiera nuestra supervivencia y de nuestra gente, me temo que nos tomaríamos la vida de otra manera.

El Consejo de la Juventud y la asociación juvenil Konstrictor organizan un nuevo curso para jóvenes. Su título es "Introducción a la Programación Gráfica" y dará comienzo a partir del próximo 25 de marzo.
El curso tiene carácter gratuito y las inscripciones se pueden realizar en la web www.cjbejar.org

Desde el pequeño cristal que hace al niño feliz, fuera de todo el caos en el cual la civilización está inmersa, ya que hoy todo funciona al revés, hoy quiero exponer las pequeñas peripecias que hacen de esta mi cabeza joven e inexperta, al igual que de mi poca experiencia, un pozo de dudas y de preguntas sin resolver y que, con vuestro permiso, voy a plantearos.

En primer lugar, quiero empezar con una cuestión que me ha resultado bastante esclarecedora acerca de las virtudes que adornan a esas mentes tan expertas de las que algunos hacen gala con el único fin aparente de desmotivar a las personas que se involucran, con ilusión y sinceridad, en la resolución de los problemas que afectan a nuestra sociedad y nuestro entorno.

Esta cuestión comienza con la cruda visión del desempleo joven y los planes de retraso en la edad de jubilación, lo que va a provocar que la típica imagen de "personas mayores contemplando las obras de la ciudad" se va a transformar, dentro de unos años, en "jóvenes contemplando las obras que hacen los trabajadores ya mayorcitos que todavía no han conquistado la meta de su merecida jubilación".

Atilano Coco12 de octubre de 1936. En el paraninfo de la Universidad de Salamanca se lleva a cabo el enfrentamiento entre don Miguel de Unamuno y el general de la legión José Millán Astray. Este hecho significó el principio del fin de Unamuno, al comenzar su arrinconamiento intelectual que marcó los últimos años de su vida y, por otra parte, fue el marco de uno de los discursos más importantes de la historia de nuestro país, discurso que se puede resumir en las legendarias frases de Miguel: “Venceréis, pero no convenceréis.”Atilano docente

Este discurso fue deliberadamente apuntado en la otra cara de una hoja que también tenía su historia, una historia que Miguel de Unamuno conocía muy bien. Esa era la carta que le había entregado Enriqueta Carbonell, esposa de Atilano Coco, para que intercediera por él cuando aún era concejal del ayuntamiento de Salamanca, cargo que ocupó por orden del nuevo régimen.

Vivimos en una sociedad avanzada, plural, racional y adaptada a nuestras necesidades. Que nos apoya para que saquemos lo mejor de nosotros mismos sin reprimir nuestra conducta, nuestras creencias o nuestros intereses.

Esa es la idea que se supone que debemos tener de nuestra civilización. Somos un pueblo adulto que ha sabido adaptarse al ritmo de los tiempos y que ha madurado, aprendiendo de nuestros errores. Una sociedad que apoya nuestras individualidades sin rechazar nuestra pertenencia a grupos.

Pero eso es solamente la teoría; al menos en mi opinión, nuestra sociedad no es ni mucho menos lo que debería ser. Y considero que nuestro principal problema es que no somos tan adultos como pensamos. Vivimos en una sociedad que cada vez es más adolescente.

Hagamos un ejercicio de imaginación. Cuarenta años han pasado en nuestra ciudad. La nieve ha seguido cayendo en invierno, las estaciones han continuado su curso, el mundo ha seguido cambiando, nosotros mismos hemos ido envejeciendo.

Hemos envejecido, y hoy dedicamos la soleada tarde de domingo a pasear por las ruinas de la ciudad de Béjar, por las calles que nos vieron crecer, que nos enseñaron a madurar, que nos hicieron caer y nos alentaron a levantar, por aquellas que nos acogieron cálidamente en la desnuda ignorancia del nacimiento y nos enseñaron a vivir, aquellas que, seguramente, disten mucho de ser las mejores, pero son las nuestras.

Acabo de estar leyendo que el número de suicidios en España, por primera vez en su historia, superó al número de muertos en la carretera en el 2008, y desde entonces todos los años ha ido aumentando, al contrario que el de fallecidos en accidentes de tráfico, que más o menos se encuentran estables, si no han bajado. La razón es tan sencilla como que se han puesto medios para intentar bajar la tasa de muertos en las carreteras, mientras que jamás hemos visto una campaña o un guardia alertándonos contra el suicidio.
Hemos mejorado considerablemente nuestra capacidad de vivir mejor cada día, hoy en día no es un problema qué comer, o cómo vestirse. Hoy en día vivimos en hogares climatizados, tenemos neveras llenas, viajamos en costosos vehículos que nos facilitan la movilidad, podemos comunicarnos con quien sea en cualquier lugar del mundo. Podríamos presumir que tenemos más facilidades para ser felices que en cualquier otra época de la historia y, sin embargo, la tasa de suicidios y depresiones es la mayor de la historia, y sigue subiendo. ¿Qué puede ser lo que está fallando?

Convecinos, hoy vuelvo a escribiros desde mi pequeño baúl de la juventud, donde puede ser que el mundo se divise desde otra perspectiva.
Hoy vuelvo a contemplar el paisaje desolador que en esta pequeña ciudad nos envuelve en un manto tan negro que no deja ver más allá del rojo del ladrillo y del gris del cemento.
Volvemos otra vez a dar luz verde a aquellos que por un billete venden el entorno natural de nuestra ciudad. Engañando a toda la comunidad con el vil propósito de hacernos creer que la ciudad envejecida que hoy podemos observar se va a convertir, por arte de magia, en una ciudad con 85.000 personas, claro está, todas colocadas, porque si no, no podrían abonar las mensualidades de las hipotecas.
Si bien, en ese hipotético caso, deberíamos contar con unos servicios sanitarios en condiciones, unos servicios educativos amplios, un amplio abanico de zonas de juegos (esas que desde hace ya unos cuantos años venimos destruyendo) y, lo más importante, una variada zona industrial para poder mantener a los habitantes de esta ciudad.

El Área de Dinamización Rural del Consejo de la Juventud de Bejar está organizando un encuentro juvenil en el Albergue de la Canaleja, a celebrar durante los días 4, 5 y 6 de febrero próximos.
Este encuentro clausurará el programa de actividades "Rincón del Animador", que este año cumple su décima edición.
Este programa está creado para fomentar entre los jóvenes una alternativa saludable para su tiempo libre, ofreciéndoles una breve introducción en el tema del ocio y la animación.

La actividad está destinada a jóvenes de 14 a 30 años.
El precio por participar en este encuentro es de 5€ por persona.
El plazo de inscripción es hasta el día 1 de febrero.

Estimados convecinos, hoy vuelvo a escribir para mostrar mi visión de esta ciudad en este principio de año en el que hemos sufrido una enorme subida en las facturas de la luz, la cual se une a la gran crisis económica que sufren los bolsillos de todos los ciudadanos.
Por este motivo me hace mucha gracia la noticia de que la empresa encargada de gestionar la estación de esquí de la Covatilla pida que sea indemnizada con la cantidad de 17 millones de € y además, por si eso fuera poco, también pide que le sea concedida la adjudicación de la gestión de la estación durante 50 años.