Bajo licencia de Creative Commons.
Mirando desde Béjar al 2018: lo que se viene y lo que se va
Iván Parro
Hemos entrado en la última etapa del año, aquella que nos llevará directos al 2018, un año importante para Béjar y su comarca, un año en el que se conmemorarán acontecimientos como los 150 años de la Revolución Gloriosa, hecho en la cual el pueblo de Béjar se alzó en contra de la monarquía de la reina Isabel II defendiendo ideales democráticos (y cuánto hay que recordar muchas luchas pacíficas en pos de ideas justas o para que se cumplieran derechos cuando éstos son pisoteados, olvidados o manipulados sin medida ni control).
El próximo año será también el del octavo centenario de la Universidad de Salamanca, institución fundamental para la propia historia de la ciudad y de la provincia, entidad con la cual Béjar debe seguir apoyando y reforzando sus lazos para que, entre otras cosas, la Escuela de Ingenieros no desaparezca de la ciudad, para que de una vez por todas el proyecto de Parque Científico se instale aquí y pueda atraer muchos jóvenes, muchos emprendedores, nuevas ideas y modelos de negocio para que esta ciudad crezca, para ponerla de nuevo en el mapa de ciudades importantes, para que los que se quieren ir no se vayan y que los que ya se fueron tengan ganas de volver a su tierra.
Yo mismo aposté por esta ciudad hace varios años. De la otra villa madrileña me vine a estos parajes con un nuevo proyecto de vida, con muchas ilusiones y esperanzas. Dejé mi trabajo y a parte de mi familia allí entre ruidos atronadores, contaminación casi perenne y aglomeraciones imposibles.
Y aunque finalmente ese primer proyecto no salió ni terminó como cabría esperar, aquí seguimos viviendo e intentando echar raíces, apostando por esta ciudad que cuenta con innumerables recursos pero con no tan buenos gestores; con gentes algo recelosas y a veces maliciosas que en buena parte de los casos y de las circunstancias no se sabe por dónde van ni qué quieren conseguir; con historias e intrahistorias de bandera pero con poco o escaso valor para los ciudadanos aunque nos regalen lecciones importantes; con jóvenes que están buscando fuera lo que quizá ansían encontrar dentro; con niños que dicen están bien atendidos cuando ni nosotros mismos sabemos qué será de ellos en el futuro y cuál es el Béjar que les dejaremos de legado; con multitud de cabellos grises y blancos, de rostros ajados y agrietados que siguen creciendo pero que se preguntan quién podrá mirarles y cuidarles en los próximos años; con una sierra desértica de nieves hoy que mataría por un chapuzón de oro blanco; con El Bosque, el cual de ser o de haber sido una maravilla única en España esperemos no se convierta en una ruina; con notables museos que albergan grandes obras y que custodian y atestiguan la impronta de grandes mecenas y de artistas; de negocios con solera y de aquellos que luchan porque no quieren cerrar a pesar de las dificultades (unos auténticos héroes no suficientemente reconocidos que merecen una calle a su memoria: la calle del Comercio).
En fin, son muchas y muy variadas las oportunidades y los desafíos que nos esperan en el 2018, ¿queremos luchar por ellos como nunca lo hemos hecho hasta ahora por el bien de Béjar y de los bejaranos y bejaranas del mañana o seguiremos en ese estado de conformismo a la defensiva, lanzando puñales sin ton ni son, destruyendo o eliminando lo que es, lo que podría ser, lo que debería ser o tendría que ser? ¿Por qué somos tan incapaces de buscar el bien para Béjar?
¡Cuánto más tenemos que padecer o ser testigos para tomar las riendas del cambio! Béjar pide a gritos reforma e innovación, no hay duda, y sólo nosotros, mal que bien, mejor o peor, con más aciertos o desaciertos, lo podemos llevar a cabo. Nosotros disponemos de las ideas. Y son otros los que deben poner los medios. Nosotros propondremos por el bien de todos. Otros lo deben llevar a cabo con responsabilidad y con sentido del deber para así edificar todos juntos un Béjar mejor, un futuro mejor. Ese es mi deseo para el 2018 que ojalá pueda cumplirse. Lo iremos viendo y siendo partícipes de ello.
Me queda desear a todos los bejaranos y bejaranas unas felices fiestas y que en lugar de luchar o pisotearse tanto y tan mal se construya más y mejor por el bien de todos.
Cualquier comentario o sugerencia es siempre bienvenida. Gracias por su participación.
“No hay nada más triste en este mundo que despertarse la mañana de Navidad y no ser un niño” (Erma Bombeck)
- FE DE ERRATAS y defectos de
hace 2 horas 52 mins - Lo que diga Esther va a
hace 2 días 2 horas - POr cierto Esther.¿ Que
hace 2 días 21 horas - Y a AYUSO.
hace 2 días 21 horas - Gracias Esther por decir hoy
hace 3 días 3 horas - Ya no cuela este tema. Que
hace 3 días 22 horas - Aquí el caso es poner pega
hace 3 días 22 horas - Aquí huele a Koldo
hace 4 días 18 horas - La PSOE es como la gata
hace 5 días 38 mins - También había
hace 5 días 3 horas
Me ha encantado el artículo y has descrito a la perfección el carácter bejarano:"con gentes algo recelosas y a veces maliciosas que en buena parte de los casos y de las circunstancias no se sabe por dónde van ni qué quieren conseguir". Y te diré que nunca va a cambiar.
Es una opinión nada más. Pido disculpas si alguien se molesta. Es una percepción de hace años que podría ser extrapolable a otros lugares. Simplemente quería incidir en el hecho de que deberíamos ser mejores, y en lugar de envidiarnos y molestarnos podríamos poner en común ideas, o si no queremos o no sabemos, dejar hacer y trabajar para que Béjar vaya a mejor. Y si no nos gusta lo que hay cuando sea el momento participar para cambiarlo dando la oportunidad a otros.
No, esto solo ocurre aquí. Son así desde siempre. Lo que pasa que antes pasaba más desapercibido porque la gente tenia que ir atrabajar y estaba menos horas dandole a la cabeza como echar la zancadilla por doquier. Mucha mente desocupada y entretenida en hacer mal.
Enviar un comentario nuevo