Bajo licencia de Creative Commons.
Crónicas hispanocubanas: Gregorio el de El Pilar
Gregorio Fuentes, nacido en Lanzarote cuando todavía Cuba era colonia de España, fue desde 1938, y podría decirse que hasta su muerte a los 104 años de edad, el patrón del yate El Pilar, el barco en que el escritor norteamericano Ernest Hemingway vivía su segunda vida de depredador de los dominios de Dios. Gregorio, además de marinero, fue el único amigo auténtico del escritor y la persona que él más admiraba después de sí mismo.
En Cuba, tras la definitiva independencia en 1902, continuaba siendo difícil separar a españoles de cubanos. Y Gregorio era las dos cosas. En 1998, cuando las autoridades y el ejército de la Península evacuaron la Isla, la tercera parte de la población, unas 500.000 personas, siguió siendo española. En los treinta y tantos años que mediaron hasta la Guerra Civil, la emigración a Cuba fue masiva, cuantificándose en 1.300.000 almas. De cada cinco “cubanos”, dos eran españoles y de cada dos familias una tenía algún miembro de esa nacionalidad. En 1933 se promulgó una ley para limitar el acceso de los inmigrantes españoles al trabajo por cuenta ajena. Se conoció como Ley del Cincuenta por Ciento y establecía la prohibición para los empresarios de tener en sus plantillas más de la mitad de trabajadores españoles. La Ley, sin embargo, reafirmó en la sociedad un concepto igualitario generalizado: españoles y cubanos eran las dos tapas de la misma naranja.
Esa razón demográfica cuantitativa, y cualitativa desde el punto de vista cultural, permitió que un hombre como José Martí, el Apóstol de la Independencia de Cuba, fuera hijo de valenciano y canaria; que Fidel Castro sea hijo de un emigrado gallego y una descendiente de canarios y que, aún hoy, Cuba siga siendo un país de hijos, nietos y biznietos de españoles.
Por su parte, Gregorio Fuentes era uno de aquellos emigrantes y llegó a La Habana, para siempre, a los diez años de edad. Vivió en Cojímar, el pueblo de pescadores que fuera escenario de “El Viejo y el Mar” y allí murió, siendo hasta el último minuto una especie de embajador de Hemingway en el mundo de los vivos. Algunos han dicho que era la memoria del escritor y el albacea de sus secretos. En realidad, Gregorio fue hasta el año 2002 el Sumo Pontífice de los adoradores de Papá Ernesto, uno de los mitos isleños.
Hemingway residió de forma permanente por más de veinte años en la Finca Vigía, un chalet en las afueras de La Habana, tras otras largas estancias en Cuba. Nadie es capaz de calcular el ron que ingirió en sus Daiquiris "Papa Special" del restaurante Floridita y nadie puede entender, siendo el tío de mala leche que era, que tras obtener el Nobel de Literatura dijera que él era “el primer cubano” en recibirlo y que se fuera hasta Santiago de Cuba, a casi mil kilómetros de la capital, para entregar la medalla a la Virgen de la Caridad del Cobre, Patrona de la Isla.
La explicación pasa por Gregorio Fuentes, que lo “cubanizó” abriéndole el conocimiento íntimo de los pescadores de Cojímar, donde “Papa” era uno más y no un americano rico y pedante. En ningún otro sitio Hemigway se sentía mejor que en la taberna “La Terraza”, descalzo y tomando cerveza con los hombres de mar; oyendo sus historias y tomando nota de ellas. Es de aquella relación con la humildad, que no tuvo en ningún otro sitio antes o después, que el escritor duro y pragmático asimiló la simple y universal historia del Santiago de "El Viejo y el mar” y encontró la manera de explicar por qué un hombre puede ser derrotado pero jamás vencido.
- Por lo que yo recuerdo fue
hace 1 día 4 horas - Tengo mis serias dudas de
hace 2 días 18 mins - pues que eso ya es historia
hace 2 días 1 hora - ¿Que tiene que ver el
hace 3 días 4 horas - Entrevista a Alejo Riñones,
hace 3 días 5 horas - Ya que preguntas Alberto, me
hace 3 días 5 horas - A mi me gustaria saber
hace 3 días 14 horas - Por lo que leo, el autor del
hace 3 días 17 horas - Alguien cercano a Raúl me
hace 3 días 23 horas - La lectura de la ultima
hace 3 días 23 horas
Enviar un comentario nuevo