Bajo licencia de Creative Commons.
A pesar de las dificultades el mundo va mejor
En Energía sin Fronteras trabajamos para que las personas vivan mejor. Y, por ende, que el mundo sea mejor. Hoy traigo al blog un artículo de Johan Norberg titulado “Despite many obstacles, the world is getting better”, publicado en Devex.
Norberg afirma que el mundo progresa porque la gente, a nivel local, se esfuerza y progresa. Y señala cuál es el papel de los gobiernos y de la comunidad internacional: establecer políticas, marcos y consensos adecuados que faciliten las acciones locales.
Por José Luis Trimiño
El artículo empieza afirmando que, a pesar de que no todos los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) se lograron, en los últimos 25 años el mundo ha experimentado un desarrollo impresionante. Por ejemplo: el objetivo de reducir la pobreza extrema a la mitad se alcanzó cinco años antes de la meta; el hambre se redujo el 40%; la mortalidad infantil, a la mitad.
Norberg señala que, a pesar de ello, hay un pesimismo extendido en cuanto al desarrollo, la cooperación no tiene una imagen tan positiva como antes y algunos líderes políticos se muestran claramente en contra.
Sin embargo, se muestra optimista.
Considera que sobrevaloramos el efecto que sobre el desarrollo tienen empujones grandes o acciones externas. Cita un estudio que analizó la evolución de los indicadores de los ODM antes y después de septiembre de 2000, cuando se adoptaron; la mayoría no se aceleró a partir del año 2000, simplemente continuó la mejora que ya experimentaba.
Afirma –y comparto su opinión- que el crecimiento económico y las reformas que ocurren a escala local tienen más impacto en el desarrollo que las metas fijadas a nivel internacional. Como prueba, señala que los países que más se han desarrollado han sido aquellos que han crecido y se han abierto a la economía mundial, no los que han recibido más ayuda al desarrollo ni los que más se han adherido a los objetivos internacionales. En suma, el desarrollo se produce a nivel local.
A pesar de eso, Norberg sostiene que los objetivos internacionales son útiles y juegan un papel en el desarrollo. Proporcionan una base sólida a consensos emergentes que van surgiendo. Hacen que muchas cabezas se concentren en resolver problemas específicos. Permiten elaborar varas de medir útiles. Generan estímulos, positivos y negativos (p.ej.: algunos países hacen esfuerzos en proporcionar agua o educación porque, dado el contexto y el consenso mundiales, se sentirían avergonzados si no lo hicieran).
El artículo muestra un ejemplo de fallos en grandes ideas o planes a escala mundial: los “Millennium Villages[1]”, que impulsó Jeffrey Sachs. La idea era crear comunidades-modelo, interviniendo simultáneamente en muchos sectores, con la idea de que cada uno apoyara al otro. Eso no ocurrió. Un informe reciente del DFID (Reino Unido) concluía que esas aldeas han tenido “impactos moderadamente positivos”, pero “poco impacto global sobre la pobreza” y “no han tenido un impacto apreciable en los ODM”.
Norberg apunta que los investigadores de desarrollo suelen mencionar la importancia del empoderamiento y la apropiación locales, pero que luego intentan implementar sus planes a miles de kilómetros de distancia, chocando con la cultura, las tradiciones, el conocimiento y las necesidades locales.
Afirma –y también estoy de acuerdo- que las intervenciones de los donantes tienen éxito cuando se apoyan en y adaptan al ecosistema cultural, social, tecnológico y económico local. Pero que, cuando tratan de hacer todo a la vez caen en los problemas de las economías planificadas.
Para Norberg, el mundo mejora porque en muchos países los motores del progreso han adquirido mucho más margen de maniobra. A pesar de algunos reveses, hay más países democráticos, más agricultores tienen títulos de propiedad, más gente experimenta con modelos de organización social y de negocio y más pueden vender a otros países. Como consecuencia, pueden mejorar a su manera su vida y sus actividades. A menudo con ayuda de cooperantes, sí, en tanto estos entiendan que su papel es reforzar las comunidades, no diseñarlas de nuevo.
El papel de la cooperación internacional es, pues, crear un clima adecuado para estos esfuerzos locales: una economía mundial abierta, paz y seguridad, tratar los problemas medioambientales globales…
El artículo concluye en positivo: si conseguimos que las cuestiones básicas para el mundo se traten correctamente, miles de millones de personas conseguirán que el mañana sea mejor para ellos, sus familias y sus comunidades. El papel de los ODS es ayudar a centrar las cabezas y servir de inspiración a las personas, no reemplazarlas por planes. Para eso estamos en Esf.
- Epílogo para la temporada 23-24 en La Covatilla
- ¿Qué pasó con las querellas penales por prevaricación contra Alejo Riñones y Raúl Hernández?
- Las cartas desastrosas de la Covatilla (último capítulo de la trilogía)
- La pilona de La Covatilla vuelve a ser noticia (por partida doble)
- Crónica de la última semana en La Covatilla
- Ni mejor ni peor. Y tú,
hace 2 horas 55 mins - Pues vaya lio, porque uno
hace 3 horas 59 mins - Gracias Luis por meternos
hace 4 horas 3 mins - Pues a mí me llaman por
hace 5 horas 21 mins - Sin duda se trata de un paso
hace 6 horas 30 mins - Tu eres un ciudadano de esos
hace 12 horas 31 mins - Una persona con educación y
hace 12 horas 33 mins - Gracias por cambiar la
hace 15 horas 7 mins - Se acabó el chiringuito de
hace 1 día 1 hora - Menos mal. Ya era hora que
hace 1 día 4 horas
Enviar un comentario nuevo