Bajo licencia de Creative Commons.
25 Mi reseña de la "Historia de Béjar" editada por la diputación de Salamanca, el ayuntamiento de Béjar y el CEB
Béjar puede presumir, desde hace unas semanas, de haber compilado por escrito una Historia de su ciudad que, si no es ni mucho menos la definitiva, sí puede servir de base a los investigadores para futuros estudios a la vez que de acercamiento a los bejaranos en general. La publicación, que no ha sido posible que viera la luz sin la aportación económica de la diputación de Salamanca en su segundo volumen, ha sido elaborada íntegramente con las aportaciones de dieciocho investigadores que no han dudado a la hora de prestar su saber de manera altruista a una causa tan loable. La coordinación del trabajo ha corrido a cargo del Centro de Estudios Bejaranos y, sobre todo, de tres personas que han dedicado su esfuerzo para que todo llegara a buen puerto: Urbano Domínguez Garrido (para la primera parte), Antonio Avilés Amat (para la segunda) y José María Hernández Díaz (para ambas).
Una de las misiones fundamentales del Centro de Estudios Bejaranos, allá cuando se creó hace 21 años, fue embarcarse en la tarea de poner en marcha los engranajes necesarios que se precisaban para ver en la calle una Historia de Béjar acorde a las nuevas tendencias historiográficas, que fuese lo más completa posible en su exposición cronológica y temática, y que sirviese como muleta a los bejaranos a la hora de conocer su pasado tanto remoto como inmediatamente presente. El calendario, inmisericorde, y las estrecheces económicas han convertido un alumbramiento esperado en un parto largo y difícil. Por fin el recién nacido está en nuestras manos esperando a ser leído, reflexionado y criticado, para bien o para mal.
Y ya que el primer tomo es de sobra conocido por llevar en las librerías un par de años, me centraré en este otro, correspondiente a la segunda parte, que se me antoja largo con sus 733 páginas, pero que no deja de atraerme por contener trabajos dedicados a los siglos XIX y XX, más próximos a nuestra peripecia vital. La portada, diseñada por Óscar Rivadeneyra Prieto, llama la atención por sus tonos azulados y su apariencia de bloque granítico, propio de nuestra sierra, zócalo sobre el que pisamos a diario, parte de nuestro ser, fachada apropiada para adentrarse en el pasado de esta ciudad fabricada en piedra. Destaca, precisamente, en ella un dibujo de la fachada de la casa de Mateo Iglesias, en la calle Mayor, con su aire neoplateresco, salida de la imaginación del arquitecto Benito Guitart i Trulls.
En el interior se guardan, prestos a ser leídos, los trabajos de investigadores duchos en diversos campos: Historia, Industria, Geografía, Literatura, Historia del Arte, Cine, Música, Educación. Ningún campo parece haber sido abandonado a su suerte. Los nombres nos suenan en su mayor parte; otros parecen completamente nuevos: José Mª Hernández Díaz, Julio Villar Castro, José Luis Alonso Santos, Rosa Ros Massana, Javier R. Sánchez Martín, Luis Javier Aparicio Amador, José Luis Sánchez Hernández, Ramón Martín Rodrigo, Mariano Esteban de Vega, Jesús López Santamaría, Óscar Rivadeneyra Prieto, José Muñoz Domínguez, Antonio Gutiérrez Turrión, Roberto Domínguez Blanca, Carmen Cascón Matas, Pablo Puente Aparicio, Lorenzo Bernáldez Villarroel, Ignacio Francia y Mª Dolores González Canalejo. Desde los inicios de la industria textil y sus avatares decadentes de la actualidad, desde la Guerra de la Independencia pasando por el maremágnum del siglo XIX con sus revoluciones y tiras y aflojas del liberalismo y el moderantismo hasta la Guerra Civil, el franquismo y la transición de la democracia, desde la construcción de los primeros obradores fabriles hasta las grandes industrias de mediados del siglo XX, desde las primeras imágenes de nuestra ciudad a las películas en color, todos los temas se tratan con un carácter objetivo sin obviar las pérdidas dolorosas de parte de nuestra esencia urbanística y patrimonial. Sin olvidar a Mateo Hernández, a los grandes y desconocidos artistas y escultores, a los educadores que hicieron posible la lucha contra el analfabetismo, a los bejaranos que lucharon tanto por la ciudad que les vio nacer, capítulo aparte merecen los trabajos que se salen más allá de los siglos XIX y XX y que introducen al lector en el mundo de la literatura, retablística, pintura, escultura, música y cine.
El texto se aligera por medio de la inclusión de fotografías antiguas, muchas de ellas desconocidas, aportadas por las hermanas Cabrera, Antonio Sánchez Sánchez, José Antonio Frías Corsino, Sol Cañibano, Julián Mateos Lozano o JAM-Béjar. Y, por supuesto, como buen trabajo académico no faltan las notas al pie, las citas bibliográficas, los cuadros cronológicos, los índices onomásticos y toponímicos, indispensables para conocer el origen primigenio de tal magnitud de información puesta a las órdenes de los lectores.
Como bien apunta Hernández Díaz en su capítulo introductorio, no se trata de la historia definitiva de Béjar. Para los historiadores nada hay definitivo en nuestro campo porque siempre hay nuevos documentos que descubrir, novedosas interpretaciones que cambian radicalmente nuestro acercamiento a las fuentes que aportar. Pronto, quizá en una o dos generaciones, se geste otra Historia de Béjar, pero, para eso todavía falta mucho tiempo. Es hora, entonces, de deleitarse con la que tenemos en nuestras manos.
- Tu eres un ciudadano de esos
hace 3 horas 45 mins - Una persona con educación y
hace 3 horas 47 mins - Gracias por cambiar la
hace 6 horas 21 mins - Se acabó el chiringuito de
hace 16 horas 37 mins - Menos mal. Ya era hora que
hace 20 horas 7 mins - No como vosotros, que sois
hace 23 horas 54 mins - Tenemos un nivel educativo
hace 1 día 26 mins - Los militantes del PSOE no
hace 1 día 6 horas - Sigues de coña? o que te
hace 1 día 20 horas - Y? En otras ocasiones
hace 2 días 2 horas
Enviar un comentario nuevo