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Visiones de Béjar (64): Sobre calzoncillos, manifestaciones juveniles, visitas y demás chascarrillos de la ciudad de Béjar
Entre plenos, ordenanzas antisociales y demás “zarandajas”, se mueve la ciudad estos días y mientras tanto los gayumbos, con perdón, mojados, siguen sirviendo de “Abanderados”, nunca mejor dicho, en los balcones y ventanas de nuestras casas y edificios. Mientras, otros van también de abanderados en manifestaciones inciertas y a todas luces improductivas; son jóvenes guiados por no sé qué ideales, convicciones e inquietudes, 150 jóvenes aproximadamente, que seguro vendrán a ser llamados la generación perdida de nuestra sociedad, si no lo remedia esto ni el apuntador; me refiero a la situación económica y laboral, y sobre todo aquí, en una ciudad como Béjar, donde, con una tasa de paro superior a la media del Estado español, nos enfrascamos en este tipo disquisiciones u ocupaciones banales, tomándolas en algunos casos como Dogma de Fe, sin intentar hacer nada, y no digo ya llegar al meollo de la cuestión, para entre todos poner nuestro granito de arena y que este barco “imperioso”, que es la ciudad de Béjar, llegue a buen puerto, al puerto del no parado, ocioso sin más, sin inquietudes y en la mayoría de los casos improductivo.
Por el contrario, parece que soplan buenos vientos desde otras direcciones para que las velas de este barco vuelvan a hincharse. Sólo hay que girar dichas velas, un poco raídas por el paso del tiempo -la verdad-, para comprender que no todo es negativo y todavía quedan resquicios para impulsar ese barco poderoso, que en épocas pasadas arribaba a cualquier puerto sin importarle lo más mínimo el qué dirán, el ostracismo (porque apenas existía) y toda clase de incongruencias. Son y deben ser vientos potentes y cálidos, para que naveguemos sin acritud, sin complejos, sin resignación, firmes y con convicción, pues velas tenemos, y aunque raídas, pueden ser cosidas y reparadas, y también poseemos mástiles erguidos y fuertes que pueden soportar los nuevos desafíos, a fin de que todo lo que representa este barco que es Béjar vaya en la buena dirección. A estos buenos vientos hay que aferrarse como lapa a su soporte y no ser víctimas de lo negativo que nos rodea.
Así, no es negativo el hecho de que, por ejemplo, visitara nuestra ciudad el presidente de la Federación de Golf de Castilla y León, José Ignacio Jiménez Herrero, el pasado día 27 de febrero, para entrevistarse con el máximo edil, Alejo Riñones y “su séquito”. Seguro se han sacado buenas ideas para la práctica de este deporte, hilvanándose con buenas conclusiones y sensaciones positivas para la ciudad de Béjar en general. Una vez más el deporte vuelve a estar de actualidad y quizás sea ésta una de nuestras mejores señas de identidad en estos momentos y de cara al futuro.
De igual modo, pienso que puede haber sido fructífera, y eso espero, como en el caso anterior, la visita del obispo de Plasencia, Amadeo Rodríguez, en un intento de impulsar las “Edades del hombre” en nuestra ciudad, y solo en nuestra ciudad, repito, con permiso, respaldo y la aquiescencia también del obispo de Salamanca, Carlos López; y que este acontecimiento se lleve a cabo solo en la ciudad de Béjar y no también, como se pretende, al mismo tiempo y conjuntamente con la ciudad de Plasencia. Pienso que Béjar tiene “infraestructura eclesiástica” para albergar solita esta exposición, sin medias tintas. Ahí tenemos, sin ir más lejos, cuatro iglesias dentro del casco urbano, como son: la iglesia de Santiago, la iglesia de Santa María la Mayor, la iglesia del Salvador y la iglesia de San Juan, teniendo por medio museos, como el Judío, el de Mateo Hernández con el ábside de San Gil y las dependencias del Convento de San Francisco, con su magnífico claustro; y todo esto, como decía, solo en el casco antiguo, ¿les parece poco, señores/as lectores/as?
Y sin dejar de lado el tema de la Iglesia y sus costumbres, me quiero referir ahora a la Semana Santa bejarana, que pretende ser o aspirar a ser reconocida con el calificativo de “interés turístico regional”, esperemos que los gobernantes y por qué no todos los bejaranos hagamos bien los deberes, como digo siempre, y lleguemos a tener dicho reconocimiento.
Ya para terminar este artículo de Visiones de Béjar, no quiero pasar por alto el tema del textil. Quedan pocas fábricas, eso es cierto, 3 o 4 a lo sumo, pero creo que tienen que constituir una auténtica enseña de nuestra ciudad, una bandera, y no precisamente en forma de gayumbos mojados a los que me refería al principio de este artículo, para que esta industria siga subsistiendo en una ciudad como ésta, donde proliferan los “centros tecnológicos”, viveros de empresas, escuelas talleres y demás parafernalia barata, que si aunaran esfuerzos con esas pocas empresas y fábricas que quedan, se podría hacer una labor conjunta de investigación, en un intento de fijar y desarrollar de nuevo esa industria textil, conjuntamente con la Universidad de Salamanca (Escuela Técnica Superior de Ingeniería Industrial), Agrupación de fabricantes y otras instituciones, llegándose a una I+D+i digna, como la que una ciudad como Béjar se merece, poniendo en valor sus edificios y construcciones fabriles, sin que siga perdiendo su identidad. Estoy convencido de ello.
Muchas gracias.
Atentamente,
Paulino aliseda Hoya
Paalho68@hotmail.com
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En el artículo, y cito literalmente, dices que ¨Mientras, otros van también de abanderados en manifestaciones inciertas y a todas luces improductivas; son jóvenes guiados por no sé qué ideales, convicciones e inquietudes, 150 jóvenes aproximadamente, que seguro vendrán a ser llamados la generación perdida de nuestra sociedad¨.
Si no sabes qué ideales guían a los jóvenes piensa en esto: paro, desencanto, tedio, desconfianza en los líderes, improductividad de la educación que recibimos, imposibilidad de acceder al estado de bienestar, futuro negro e incierto, etc (no quiero aburrir con más ejemplos).
Si piensas que la manifestación fue incierta, parece como si perdieras contacto con la realidad porque la manifestación existió, ergo fue cierta. Además, si como escribes, crees que las manifestaciones son improductivas y que esos jóvenes serán la generación perdida, no haces más que contribuir al silencio, al pasotismo y a que todos callemos ante una situación insostenible. 150 son pocos o muchos, depende como se mire. Lo que está claro es que no se muestran impasibles ante lo que ocurre. Eso ya los hace héroes, aunque sean minoría y aunque haya voces críticas que reprochen que salgan del silencio y del conformismo borreguil tan bejarano. Todos nos dejamos colgados de nuestras ventanas los gayumbos mojados alguna vez, querido. Creo que esta vez te ha tocado. Gotean demasiado.
Quizá sea más productiva, aunque lamentablemente, la veo como una utópica y caduca idea, la propuesta que haces sobre la reactivación de lo textil en nuestra villa, tan agotado desde hace tanto tiempo. Ojalá fuera posible ese renacimiento que apuntas, aunque siendo realista, suena a chiste. Ojalá pudiera estar de acuerdo contigo y estuviera convencido de ello.
Gracias, no obstante por tus visiones, que lo son.
Salud,
Un chico cierto, productivo, presente, con inquietudes y convicciones.
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