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Villandry y El Bosque de Béjar, jardines incomparables
Foto 1. Bejaranos en Villandry (1999). A la izquierda, la traductora y Henri Carvallo; en el centro, el único que no se enteróJosé Muñoz Domínguez / Grupo Cultural San Gil
Los asistentes a la conferencia impartida en Béjar por la arquitecta paisajista Consuelo Martínez-Correcher (Casino Obrero, 26 de mayo de 2017, invitada por la PDBB) recordarán su negativa a considerar que Villandry pudiera ser un modelo en la recuperación de El Bosque de Béjar, pero se refería desde luego a cuestiones de diseño y composición, a las formas artísticas que entran en juego para cada uno de estos dos ejemplos, pues los parámetros del jardín renacentista francés no pueden servir para restaurar un jardín renacentista español, creado bajo parámetros diferentes. En cambio, sí estaba de acuerdo en que se trata de un modelo impecable de conservación y mantenimiento, de amor por el arte del jardín, que incluye planteamientos formales, de oficio, artísticos y filosóficos que por estos lares nos suenan a chino. Afortunadamente, Villandry y El Bosque son jardines incomparables, lo que no impide aprender de nuestros amigos franceses, al contrario.
Precisamente para eso, para aprender, la Asociación Salmantina de Agricultura de Montaña (ASAM) organizó en julio de 1999 una excursión a Villandry, una especie de "viaje de estudios" en el que los políticos pudieran conocer este excelente modelo de gestión y cuidados. Nuestro alcalde de entonces es el mismo que sufrimos todavía (Foto 1) y como traductora tuvimos a Purificación Pozo, la actual concejala de cultura (entonces no lo era), quien nos facilitó la comprensión de las explicaciones que amablemente nos ofrecía en francés su propietario, Henri Carvallo, bisnieto de aquel extremeño de Don Benito que se había empeñado en recuperar Villandry a principios del siglo XX.
Foto 2. Panel de la exposición sobre Javier de Winthuysen y Villandry (2012).A todos nos pareció una obra deslumbrante por el cuidado efecto de las diferentes partes que componen el conjunto (castillo-palacio, canales, estanque, huerto o potager, jardines geométricos, jardín de simples, laberinto, prados y bosque) y, desde luego, por el exquisito mantenimiento. También conocimos las cifras en pesetas (recordemos que aún no se había implantado la moneda actual): ingresos brutos anuales de unas 360.000.000 pta. de entonces en concepto de entradas y venta de productos, que serían 2.168.674 euros de hoy, de los que corresponde descontar entre un 30 % y un 40 % en concepto de pago de impuestos al Estado (recuperados en forma de ayudas a la rehabilitación) y otra cantidad similar en concepto de personal cualificado (entre 10 y 12 trabajadores, casi todos jardineros), gasto en herramienta y reposición de planta o materiales. Es decir, aproximadamente dos tercios de gasto e inversión que dejan un tercio de beneficio limpio de polvo y paja para la familia propietaria, aproximadamente 722.891 euros al año: ¡eso es una buena herencia y no la del abuelo "Florensi"! Hasta el más tonto de aquel viaje a Villandry aprendió algo, todos excepto uno, que en cuestiones de ignorancia juega en otra liga: el alcalde de Béjar. Fíjense lo poco que aprendió de aquella experiencia que cuando llegamos a Béjar y fue entrevistado por la prensa, respondió que todo le había parecido muy bonito, pero que para El Bosque lo mejor era un campo de golf. Por extraño que parezca, la vida le dio otra oportunidad con el propietario de Villandry, pero también la desaprovechó. Lo comento a su debido tiempo.
Foto 3. Propuesta de recuperación de los espacios ajardinados de El Bosque (José Muñoz / Grupo Cultural San Gil, 2016).Unos meses más tarde, en octubre de 1999, tuve la suerte de coincidir con Carvallo en un ciclo de conferencias organizadas en el Real Jardín Botánico de Madrid por la Fundación Casas Históricas y Singulares de España, a las que yo llevaba una ponencia sobre El Bosque de Béjar ante el reto de su nueva etapa como bien público, en representación del Grupo Cultural San Gil, y en la misma sesión exponía la suya Henri Carvallo, que trataba de su propio jardín de Villandry (ya ven que fuera de Béjar, personas con suficiente cultura y sensibilidad entienden que ambos ejemplos, aunque distintos e irrepetibles, merecen la misma atención). Carvallo explicó prácticamente lo mismo que nos había contado en la visita del mes de julio, cifras incluidas, un excelente ejemplo para los asistentes y para la asociación convocante, formada por propietarios de edificios históricos interesados en su conservación (vendría a ser el equivalente de la asociación que el bisabuelo de Henri Carvallo había impulsado en Francia, La Demeure Historique). Ambas ponencias y muchas otras se pueden consultar en las actas de aquellas jornadas: http://www.casashistoricas.com/publicaciones/articulos/jardines_espacios....
Enterados de que Carvallo se encontraba en Madrid, en el Ayuntamiento bejarano tuvieron la buena idea de invitarle a visitar El Bosque, donde estuvo acompañado sólo por el alcalde y, de nuevo, por Purificación Pozo como intérprete. Imaginen qué podría explicar de El Bosque nuestro alcalde, más allá de cuatro vaguedades, interpretaciones gárrulas y visiones utilitaristas de corto alcance. Podría haber pedido que alguien del Grupo Cultural San Gil acompañara en tales menesteres (ya hacía años que ofrecíamos nuestras visitas al púbico interesado y habíamos publicado numerosos trabajos sobre El Bosque), pero no, San Gil era y es el enemigo, ya se sabe. Así que Carvallo se fue de Béjar sin comprender muy bien para qué demonios le habían invitado, aunque dejó claro que nuestra villa de recreo tenía enormes posibilidades de ser recuperada como un gran ejemplo de la jardinería española, que lo es.
Foto 4. Recreación gráfica de la Huerta de El Bosque (José Muñoz / Grupo Cultural San Gil, 2017).Yo añadiría que tiene muchas más posibilidades que Villandry en su momento, pues lo que allí hizo su bisabuelo no fue exactamente una restauración, sino una recreación (hasta cierto punto una invención). Me explico: aparte del castillo-palacio, de 1536, eran muy pocas las estructuras arquitectónicas que se conservaban de los tiempos renacentistas, así que Joaquín Carvallo tuvo que deshacer el jardín de tipo inglés que se encontró y diseñar y reconstruir un nuevo jardín inspirado, entre otras fuentes iconográficas, en los dibujos de Les plus excellents bastimentes de France,
publicado entre 1576 y 1579 por el arquitecto Jacques Androuet Du Cerceau (probablemente tomando el modelo de Gaillon y Charleval), pero lo hizo con tal sensibilidad y cuidado que su obra sigue siendo admirable y admirada, como demuestran las cifras de visitantes. También le ayudaron algunos artistas españoles amigos suyos: el pintor Antonio Lozano y el paisajista experto en jardines Javier de Winthuysen (Foto 2).
Ciertamente, el valle del Loira donde se encuentra Villandry (una de las zonas turísticas más visitadas del Europa, junto con la Toscana) tiene poco que ver con ese desierto sin luz que es el Far West español, donde prosperan personajes como nuestro alcalde, pero esa desfavorable circunstancia no debería apartarnos del único camino posible para El Bosque: hacer las cosas bien, lo que equivale a evitar las chapuzas y tropelías que se vienen perpetrando desde 2003, restaurar sus estructuras originales sin agregar postizos, primando la autenticidad frente a las ocurrencias, cuidarlo y mantenerlo como merece por personal cualificado y no por aprendices o por técnicos ajenos a las particulares condiciones de un jardín histórico. Para ello, desde el Grupo Cultural San Gil y la Asamblea Comarcal de Izquierda Unida de Béjar hemos aportado investigación de archivo y propuestas que se remontan a 1992, pero que a pesar de su interés (Fotos 3 y 4 y http://bejar.biz/files/PROPUESTA_ACTUALIZADA_DE_GENERACION_DE_ACTIVIDAD_...), no han merecido ni el más mínimo gesto por parte de las autoridades competentes, incluido nuestro extremeño de la Puebla: ¡quién pudiera cambiarlo por aquél de Don Benito!
NOTA: Las analogías entre El Bosque y Villandry en cuanto a superficies y otras consideraciones se pueden consultar en un artículo que publiqué en las Actas de las III Jornadas de Estudio sobre El Bosque de Béjar y las Villas de Recreo en el Renacimiento, de 2000, titulado "La experiencia de Villandry en la recuperación de los jardines del Renacimiento" (pp. 217 a 238).
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Usted lo ha dicho, incomparables. No cometamos el error de hacerlo.
Parece ser que no se publican críticas si van dirigidas a ciertas personas o grupos. El viernes noche utilicé este medio y no ha tenido cabida. No es la primera vez que esto ocurre. Utilizaré mi memoria y mi tiempo; más adelante lo intentaré.
Bienvenido al club, a mi me ha ocurrido lo mismo con una respuesta a un comentario.
Ya no sólo no los publican si no que además los borran.
Lo que Dios no da, Salamanca no presta, pero en Bejar lo hacen alcalde.
Después de conocer hace muchos años Villandry y el Bosque en mejores épocas, cada visita supone un "bajon".
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