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Tecnologías que crecen exponencialmente (I)
Con todos sus interrogantes y campos de investigación aún por explorar, la revolución tecnológica forma ya parte de nuestras vidas. Sus procesos productivos comprometen cada vez un mayor número de sectores de actividad y demandan una especialización del trabajo que actualiza y redefine las carreras educativas y profesionales. El resultado es un crecimiento exponencial de la riqueza de las potencias que compiten por no quedar atrás en la economía del futuro. Un futuro que apenas podemos llegar a imaginar.
Se levanta por la mañana, le pregunta a su asistente virtual de voz qué tiempo va a hacer hoy, sale de casa y, de camino al trabajo, pone a prueba su nivel de inglés gracias a una aplicación de móvil. Sencillo, ¿verdad? Pues usted es usuario de la Inteligencia Artificial (IA), uno de los avances que ha traído consigo la revolución tecnológica. Tan fácil y tan complicado como una combinación de algoritmos que permite a las máquinas replicar las capacidades humanas para facilitarnos las tareas diarias.
Lo que hace tan sólo unos años parecía ciencia ficción hoy es una industria rentable y de futuro para las empresas y el mercado laboral. Según un Estudio del World Economic Forum, las profesiones relacionadas con la tecnología tendrán un gran protagonismo en las ofertas de empleo del mañana y en las carreras vinculadas con las STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas). Pero hasta que llegue ese momento, el camino no va a ser fácil.
Según el estudio Cómo los robots cambian el mundo, de Oxford Economics, la revolución de la robótica se está acelerando a medida que convergen los avances tecnológicos en automatización, ingeniería, almacenamiento de energía, inteligencia artificial y aprendizaje automático. Los resultados de largo alcance, según este estudio centrado en el sector industrial, transformarán las capacidades de los robots para hacerse cargo de las tareas que una vez llevaron a cabo los humanos y esto tendrá consecuencias.
La cantidad de robots en uso en todo el mundo se multiplicó por tres en las últimas dos décadas hasta llegar a los 2,25 millones. Según Oxford Economics, las tendencias sugieren que el stock mundial de robots se multiplicará aún más rápido en los próximos 20 años, llegando a 20 millones para 2030, con 14 millones sólo en China.
Las implicaciones de esta transformación son de diverso signo. Porque el surgimiento de los robots impulsará la productividad y el crecimiento económico y conducirá a la creación de nuevos empleos en industrias aún no conocidas. Pero, continúa el informe, los modelos comerciales existentes en muchos sectores se verán afectados y se perderán millones de empleos existentes. Según su estimación, hasta 2030 se perderán 20 millones de empleos por la fabricación de robots. Y las regiones del planeta menos desarrollaras sufrirán las peores consecuencias.
Empujón a la educación
Por eso, una de las herramientas de las que dispone el ser humano para contrarrestar los efectos negativos de la robotización es la educación. Una educación que, para no perder un tren de alta velocidad como es la revolución tecnológica, necesita mejorar. Sólo en España y según el estudio El desafío de las vocaciones STEM, en 2017 las empresas tecnológicas reunidas en DigitalES contaban con 10.000 puestos de trabajo sin cubrir por falta de perfiles cualificados, cuando el centro de estudios Randstad Research prevé que la digitalización genere 250.000 empleos en los próximos años. Este mismo informe señala que el 73% de los alumnos reconoce tener dificultades para entender las matemáticas y sólo el 3% de los profesores encuestados está especializado en esta asignatura o en materias tecnológicas.
China representa alrededor de una quinta parte del ‘stock’ total de robots del mundo
Así, las propias empresas han tomado la iniciativa para que la falta de formación deje de ser un problema con proyectos como Google Campus, el Instituto Tecnológico Telefónica o la Global Alliance for YOUth, fundada por Nestlé.
Esta última se presentó el pasado enero en el Foro de Davos, donde se concluyó que más del 60% de los niños que entran en primaria desempeñarán empleos que todavía no existen. Así, el gigante de la alimentación pretende ayudar a seis millones de jóvenes menores de 30 años para que mejoren los conocimientos y habilidades necesarios para trabajar en el siglo XXI con el compromiso de empresas multinacionales; como socios del sector público aparecen el Banco Mundial o Solutions 4 Youth Employment y, como miembros fundadores del sector privado, empresas como Facebook, Mastercard, BBVA, Microsoft, SAP, Rockwell Automation, Starbucks, Vodafone o White & Case. Esto es, desde los sectores ‘puros’ dedicados a la ciberseguridad y la protección de datos o las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) hasta las finanzas, la automoción, la alimentación o los servicios legales.
La revolución se está acelerando a medida que convergen los avances en automatización, ingeniería, almacenamiento de energía, inteligencia artificial o aprendizaje automático. / EP
Porque si algo tiene la conocida como cuarta revolución industrial es su capacidad para transformar casi todos los sectores de la economía introduciendo nuevos modelos comerciales, productos, servicios y, en última instancia, nuevas formas de crear valor y empleos. Según explica el Banco Mundial, los resultados de esta transición ya son evidentes: la economía digital mundial en 2016 representaba un valor de 11,5 billones de dólares, es decir, el 15,5% del producto interno bruto (PIB) mundial, y se espera que esta cifra llegue al 25% en menos de una década.
Porque, además de la necesaria cautela y cambios necesarios para evitar que la revolución de las máquinas se cebe con el empleo, también existen buenos pronósticos y los beneficios ya contemplados hablan de soluciones innovadoras a desafíos relacionados con la salud, la educación, transporte, la gestión de riesgos de desastres o la agricultura. Siempre y cuando se supere la brecha digital: el Banco Mundial estima que el 60% de la población mundial sigue excluida de una economía en constante expansión como la digital, y advierte que todavía 4.000 millones de personas en todo el mundo carecen de acceso a internet.
La innovación digital, según el Banco Mundial, representará el 25% del PIB en menos de una década
Derribando barreras.
El Banco Mundial trabaja precisamente para reducir las desigualdades digitales. Por citar algunos ejemplos, en el ejercicio de 2018 y a través de la Corporación Financiera Internacional (IFC) aportó un total de 539 millones de dólares para financiar proyectos de telecomunicaciones, tecnofinanzas y capital de riesgo. La estrategia en estos sectores se centra en abordar las brechas en materia de conectividad digital y en el ecosistema de emprendimientos digitales, particularmente en África, Asia central y Asia meridional. Además, IFC promueve activamente la innovación en la prestación de servicios digitales, como tecnología financiera, cibersalud, educación digital y logística electrónica.
De hecho en África, el Grupo Banco Mundial apoya los esfuerzos de la Unión Africana para la transformación digital del continente al objeto de que todas las personas, empresas y gobiernos tengan acceso digital en 2030 como fecha límite, con una meta intermedia de duplicar la conectividad a servicios de banda ancha en 2021. Denominado “el despegue digital”, este plan pretende impulsar una de las regiones menos más desfavorecidas del planeta para asegurar que aproveche todos los beneficios de la economía digital.Además, el Organismo Multilateral de Garantía de Inversiones (MIGA) ha proporcionado garantías de inversión por más de 2.000 millones de dólares en el sector de las telecomunicaciones y el sector digital en los últimos 25 años, y de esa cifra 855 millones de dólares se destinaron a proyectos en África al sur del Sahara.
Más del 60% de los niños que entran en Primaria desempeñarán empleos que todavía no existen. / EP
Para que nadie se quede atrás. Ni países, ni sectores de actividad, ni trabajadores, ni estudiantes. Frente a las guerras comerciales entre las superpotencias para liderar desarrollos como el del 5G o la inteligencia artificial, el resto de países, organismos internacionales y empresas colaboran para levantar las barreras tecnológicas y permitir el paso a una mayoría hacia la economía del futuro. Porque en la revolución tecnológica, como en casi todo, cuanto más seamos, mejor.
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