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Bejaranos volantes
Nemesio Sánchez: sandías bajo las estrellas
Enviado por Reynaldo Lugo el Mar, 07/02/2012 - 11:10.Tercer capítulo de las memorias de D.Nemesio Sánchez García, nacido antes del amanecer del 20 de diciembre de 1889 en El Cerro. Emigrante. Nunca regresó.
Comencé a ir al colegio. Allí el colegio es del Gobierno, los útiles están en las escuelas y vamos vestidos con ropa común, sin uniforme de ningún tipo. Un año y medio más tarde, cuando yo tenía siete años y medio, me dice mi padre, “vamos a Ornalinos”; así llamaban a un sitio que tenía mi padre, una de sus nueve propiedades más la casa donde vivíamos, heredadas de sus padres. Yo no los conocí, habían fallecido antes que yo naciera.
Esa propiedad ya la conocía porque mi padre siempre me llevaba con él. Íbamos en mulo, yo sentado detrás de él agarrado a su cintura, mirando todo el paisaje, en las piedras chicas y en las grandes, en las plantas, pájaros…
La propiedad está a quinientos metros del pueblo, parecía un campo de golf, todo rodeado de robles. Se va bajando la sierra hasta llegar al lugar en sí. Todo el camino está arbolado, de un lado robles y del otro castaños, que dan sombra en el verano, de modo que en ese tramo nunca se siente el calor.
Nemesio Sánchez: el libro de la vida
Enviado por Reynaldo Lugo el Sáb, 28/01/2012 - 22:54.Segundo capítulo de las memorias de D.Nemesio Sánchez García, nacido antes del amanecer del 20 de diciembre de 1889 en El Cerro. Emigrante. Nunca regresó.
Un día me dice mi madre,…”vamos a regar las habichuelas”. Yo, encantado; eso era lo que quería hacer, andar por todos lados. La propiedad donde estaban las habichuelas estaba a unos trescientos metros del pueblo. Yo iba detrás de ella mirando las piedras, las inmensas plantas de castaño y los pájaros.
Faltando poco para llegar, vi un pequeño pajarito que entraba por un agujerito de la pared de otra propiedad. Ese acontecimiento se me quedó grabado en el pensamiento. Observaba a mi madre regar, siempre pensando en el pajarito y en el agujerito por donde entró. Cuando mi madre terminó de regar, volvimos a casa, yo siempre detrás de ella mirando el paisaje y por supuesto “el agujerito”.
Al día siguiente, creo que era domingo, me encontré con un amigo que vivía cerca, se llamaba Fidel. Le dije, “¿quieres venir conmigo? He visto un pajarillo entrar en un pequeño agujerito en una pared, ha de tener el nido allí, ¿y si le agarramos los huevitos del nido?…”.
Nemesio Sánchez: la boda y la fuente rota
Enviado por Reynaldo Lugo el Lun, 23/01/2012 - 10:56.Primer capítulo de las memorias de D.Nemesio Sánchez García, nacido antes del amanecer del 20 de diciembre de 1889 en El Cerro. Emigrante. Nunca regresó.
Introducción necesaria
El día en que Nemesio Sánchez García tomó papel y lápiz para escribir lo que no podía llevarse a la tumba tenía setenta y cuatro años. Escribió sin descanso y nadie supo que lo había hecho. Dos años más tarde murió en Argentina y fue entonces que su familia halló lo que él quiso descargar, en secreto, de su corazón: la agonía del recuerdo.
Nemesio no se tomó el trabajo de relatar cómo había transcurrido su vida desde 1911, cuando emigrara a América del Sur a los veintidós años. Allí trabajó, se sobrepuso a las dificultades, se casó, tuvo cinco hijos; pero nada era más fuerte que el recuerdo de su infancia en El Cerro, como si su existencia se limitara a lo perdido y sus memorias fueran la botella lanzada al mar con el mensaje escrito por Unamuno para él: “Se viaja no para buscar el destino sino para huir de donde se parte”.
Bejaranos volantes
Enviado por manuel-velasco el Vie, 20/01/2012 - 12:41.¿Cuántos bejaranos hay fuera de la ciudad en que nacieron o se criaron o estudiaron o trabajaron un día? Hace tiempo que me ronda esta pregunta y creo que otros muchos bejaranos se la han formulado también en alguna ocasión. Los de fuera, los que se fueron hace tiempo y ya no vuelven ni volverán nunca o los que regresan de cuándo en cuándo o los que van al pueblo a cada poco, y también los de dentro, cuando se encuentran con los amigos o parientes que vienen de guindas a brevas o cuando se enteran que mañana se marcha otro joven u otra familia o cuando comprueban con una punzada de dolor que cada vez hay menos gente, que la ciudad se va vaciando y muriendo un poco cada día.
Generaciones enteras de bejaranos han, hemos salido de la ciudad, en el siglo pasado y en éste. Oleadas de emigrantes que se han ido esparciendo por otros lugares de España y del mundo. ¿Pero dónde están? ¿Cuántos son? ¿Cuántos siguen ligados, por decirlo así, con la ciudad en que nacieron o crecieron?
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