Estas naves despojadas de vida nos conducen, por un túnel de la memoria, a una ciudad hacendosa, febril, donde miles de trabajadores convertían, con precisión y denuedo, la lana en hilo, el hilo en tejido, el tejido en vestido de la España que alumbró una posguerra llena de frío y de plomo.

Por aquí, por estos espacios poblados hoy de fantasmas, pasaron cientos de operarios, a la vera del río, produciendo una estela de sudor y plusvalía que finalmente ha barrido el viento y la historia de una ciudad arruinada.

Mientras la niña de los tirabuzones jugaba junto al río, la regadera le traía noticias de las tierras altas, allá donde crecía el trigo y manaba la leche tibia, cuyo sabor ella nunca conoció.

Con el tiempo, aprendió a hablar con el pájaro del bosque profundo, a manejar la esclusa, a reconocer la voz del aliso, a tomar el pulso de la higuera, a esperar la caída de la dulce avellana prendida del aire más limpio. Construyó, entre la bruma y el agua, una isla que afirmó con guijarros tallados por sus manos de arena, una isla encantada en la que sólo ella reinó.

Por Ge y Bé

En algunas ocasiones, los señores de la guerra se equivocan, y la piedra, con los siglos, les trunca sus ambiciones; lentamente, pero con contundencia, se sacude la esclavitud, la belleza y la bondad triunfan y entonces nunca más esclavos, nunca más humillados o siervos.

La moneda pasa a formar parte de la vida y cuando se extiende la vista se ve, desde el largo sufrimiento de atrás, el hermoso camino que espera por delante.

Para Ge y Bé

Los señores de la guerra mandaron cortar sillares de piedra perfectos, construyeron el castillo en lo alto del cerro y organizaron las cosas de tal forma que todo aquél que lo divisare, por lejos que estuviere, debía pagar una moneda.
Una moneda o la esclavitud.
Una moneda o la vida.
Así prosperaron los señores. Cosechando monedas, haciendo esclavos, segando vidas.

Para P, M, A y M

Leonard Cohen pasea por el mundo, a sus 74 años, su recital de canciones de amor y desolación. Viajando por España con su espectáculo de corazones entrelazados, el elegante canadiense, vital, profundo, necesario, nos susurra al oído:
Como un pájaro en un cable,
Como un borracho en un coro a medianoche
He intentado a mi manera ser libre.
Como un gusano en un anzuelo,
Como un caballero de un libro pasado de moda
He salvado todos los lazos que me unen a ti.

Cohen entró en la vida de toda una generación en 1968 con el disco Songs of L. C. y,

MD01Para A y A

Aguzad el oído. Las centurias romanas marchan implacables hacia el norte, hacia el oeste, hacia el sur, hacia todas partes. Resuenan sus pasos de gigante, sus timbales de victoria.MD02

Por aquí pasaron, por las Médulas, en el norte de León, cerca de Villafranca del Bierzo, antes de que existieran esos nombres. Aquí levantaron campamentos y después ciudades, aquí se quedaron en busca del oro, aquí están sus huellas.

Para L, M, C y S

Ahora que L ha estrenado, literalmente, nuevas alas, puedo rememorar, sacudiéndome esa andrajosa nostalgia que me atenaza de cuando en cuando, las subidas a Hoya Moros en los años mozos, cuando casi todo era inocente, empezando por la propia sierra. Y no digamos nosotros.

MC06La nueva arquitectura ha encontrado en Berlín un lugar de eclosión natural. MC15Al enorme esfuerzo de la reconstrucción después de la segunda guerra mundial, se ha sumado otro, también titánico, para suturar los espacios muertos que había entre el este y el oeste, recuperados tras la caída del muro en 1989. Y ha sido sobre todo a partir de esta fecha, cuando Berlín ha reunido a los mejores profesionales del urbanismo, la ingeniería y la arquitectura, para reinventar la ciudad, para transformarse, sin perder, por ello, sus señas de identidad. Así, se han levantado nuevos iconos, pujantes desafíos verticales donde el vidrio y el acero dibujan una nueva geometría urbana, espacios marcados por la tecnología punta donde los materiales adquieren inteligencia y el cálculo es llevado hasta su límite extremo.

PB01La ciudad libre de Berlín es un parque. El gran parque de Berlín es una ciudad. El tráfico de coches, calmado y escaso, queda oculto en el verde exuberante, y los berlineses, educados y amables, caminan o circulan en bicicleta. La ciudad al servicio del hombre.PB02

Si nuestros pacatos políticos locales viajaran un poco, no tendrían tanto apego al ladrillo y al asfalto, y comprobarían que, más allá de la construcción indiscriminada que devora el paisaje, hay vida. Una vida pletórica en la que la ciudad está al servicio de sus ciudadanos y visitantes y no al de la especulación inmobiliaria y el desierto civil.

Monumento a los 6 millones de judíos asesinados en EuropaBerlín es una ciudad libre, alegre, una ciudad acogedora. Pero no siempre ha sido así. Durante el siglo pasado fue la capital de tercer Reich y, luego, a partir de 1961, estuvo dividida por un muro de 45 km de largo que separaba el este y el oeste y se convirtió en el símbolo de la "guerra fría", final y felizmente derribado en 1989.

La huella del terror ha quedado impresa de forma indeleble en la ciudad, hoy abierta y confiada. Berlín expía sus pecados y nos muestra, arrepentida, los estragos de lo que nunca debió haber sucedido.