NOVENA CUENTA:
De un finísimo paño marino vestía la capa el niño Luis, y doblaban ya versos a su alrededor en los jirones de aire que remataban los candiles... chocolate, pastas incrustadas de cacahuete... merienda al fin, en la tarde abierta a la plaza mayor con acacias.

“Mirar el río hecho de tiempo y agua
y recordar que el tiempo es otro río,
saber que nos perdemos como el río
y que los rostros pasan como el agua.

CUARTA CUENTA:
Creo, NO dudé de las poderosas fuerzas que contenían las pelirrojas trenzas de la niña Carmen; rojos poemas sin fronteras de una “Edad Prohibida”, ancho mundo sin límites descubierto al refilón de la “Antena Infantil”.

“La lágrima fue dicha.
Olvidemos
el llanto
y empecemos de nuevo,
con paciencia,
observando a las cosas

Aquellos Mayos procesionaban despacito calcetines cortos de perlé blanco, coros infantiles, chicos a la derecha, chicas a la izquierda y flores, muchas flores a María...

He pasado varias lunas intentando retejer entre mis dedos, esas cuentas mágicas, los sueños del niño que fuimos y que milagrosamente se asoma tímido en comentarios privados.
En estos tiempos tan pardos, rescatar aquellos infantes sea quizás nuestra única esperanza, una vez enterradas las pequeñas cuentas en pantanosas ciénagas con las que nos convertimos en adultos...

Frente al balconcillo, dudé una vez más si asomarme desde el vértigo o simplemente, por prudencia, dar la vuelta y mantener fija en mi memoria la imagen de aquellos primeros de abril en que mi menudencia se convertía en una niña encantada…

Creo haber explicado la infinita felicidad que me producen mis soledades y esa extraña dulzura que me arrebata a solas conmigo, en una unidad con el aire, con el sol, sin tiempo ni espacio que despache por este caminar con preocupaciones y urgencias.

III

Me despliego aplastantemente nocturna
Allí dónde no descansan mis huesos, descansa mi pensamiento.
Busco con urgencia
A Urganda, en mi viejo Quijote.
Busco con ahínco la palabra nombrada por segunda vez.

I

Apenas puede la espalda
dar la espalda a la realidad.
¿No hay acaso besos de luz en medio de la oscuridad?´
Es sin duda esta retahíla,
cadena de sonidos que desdice mi torpeza,
amago de proclamación,
besos de luz en medio de mi atrevida ignorancia.

Sé que al haber hablado de mis mas queridos irracionales, alguien pudo darse por aludido…no es el caso, sinceramente, más bien al contrario cualquier comparación de persona que yo acerque en paralelo al reino animal,…(¡animalitos!), suscita en mí sentimientos tiernos, acariciantes, prodigados a cualquier cuadrúpedo que se deje querer.

Nunca fue voraz mi apetito, y para colmo, me resulta especialmente difícil comer algo que pueda mirarme a la cara; que pueda tener el mínimo atisbo de una sonrisa.

Tengo pereza.
Me aburre lo grotesco hasta el extremo de no diferenciar entre la maldad y la estupidez.
Extiendo una leve capa de barro y preparo otra tablilla lisa, el punzón preparado.
Anagliptografías.
Aún en medio de la ceguera, me reconozco como aquel saquito de amarguras resumido en una pequeña alzada, consumiendo tardes de desván y síntesis.
Subía yo los peldaños de madera ennegrecida con fluidez y echando el cerrojo al escalerón cortaba el cordón umbilical con el mundo de los problemas, descubierta mi flaqueza matemática los problemas de naranjas se caracterizaban por completarse sobre cuatro operaciones:

Museo1“Escribe.
...y si es posible, para que se entienda”. ( Me dice mi gente)

Durante esta larga centuria de ausencia en el semanario, los días no han hecho mas que reventarme la cabeza con garabatillos tan íntimos como impertinentes, pero como no deseo rellenar silencios con incongruencias, ( siempre me ha parecido el silencio una gratificación incalculable para la inteligencia), mantengo la palabra atada en una estaca junto al corazón y la boquita cerrada.
“De natural” tengo los pies frágiles y pequeños, por tanto tengo corto el paso, es posible que por concordancia, también tenga corto el entendimiento. Y para colmo de males, con el paso de los años me estoy haciendo corta de vista, por eso, tomo precauciones, al caminar... (Claro que... total para lo que hay que ver, me dice Valentina, alcanzo)

De este cansancio mío que cultiva silencios, es de donde a veces y por puro azar destilan los garabatillos...
Tengo la fantasía de otear en planetas lejanos, pero de momento no encuentro ni baobabs, ni rosas solitarias para hacerles “míos”.
Si puedo asegurar ,que no tengo ninguna intención de proporcionar malos ratos con estos “sueños tejidos” en la red, agradezco los besos pero no tengo costumbre de apoderarme ni de noches, ni de almas,