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La cometa
23 La Cometa: Reflexiones
Enviado por Administrador el Sáb, 21/05/2022 - 15:38.Amalia Hoya
Hoy, voy a ser breve: no merece la pena extenderme porque estoy segura de que mis reflexiones convencerán únicamente a los que comparten ya estas ideas y dejarán indiferentes, o incluso enfadados, a los que no están de acuerdo; por otro lado, es lo que suele ocurrir, da igual cuál sea el tema del debate.
Vaya por delante que no me gusta la música ni el estilo de nuestra eurovisiva Chanel, pero en alguna parte he leído que hay personas escandalizadas porque baila de manera vulgar y enseña el culo en exceso lo que, según afirman, cosifica a la mujer. Y, como soy una mujer, quiero expresar mi total desacuerdo: Chanel está en su derecho de ponerse lo que le venga en gana, de bailar muy bien y de dirigir su carrera como le apetezca y, encima, casi es la ganadora de Eurovisión. Es evidente que solo elige quién puede; por tanto, elegir es sinónimo de libertad, un derecho que debería ser patrimonio de todos los seres humanos, y nadie debería juzgar si la elección es o no acertada.
22 La Cometa: Solo palabras
Enviado por Administrador el Jue, 21/04/2022 - 16:04.Solo palabrasAmalia Hoya
Es el prefacio del nuevo libro de relatos: Inquietudes. (Pendiente de publicación)
De niña, solía mirar a la gente con una atención que no carecía de cierto disimulo: mi madre decía que era de mala educación hacerlo fijamente, y yo me empeñaba en averiguar qué o quiénes habían sido estas personas en otras vidas. Así que cada vez que viajaba en algún transporte, iba a la consulta del médico, esperaba turno en la peluquería o en alguna tienda, los rostros de los que estaban allí me sugerían enseguida fisonomías de animales, me recordaban a algún actor famoso o a los personajes de mis libros. Entonces, creía en la reencarnación: la vida era estimulante, muy corta y, por tanto, convenía repetir.
Esta observación excesiva requería ser interpretada y manifestada, lo que me resultaba fácil puesto que tenía devoción por las palabras y prefería las raras o las que no entendía lo que querían decir. En cuanto escuchaba una acepción nueva, buscaba el significado en el diccionario y, si el sonido me gustaba de manera especial, lo repetía una y otra vez hasta que dejaba de tener sentido. Coleccionaba palabras, igual que cromos, mis amigos.
21 La Cometa: La sombra
Enviado por Administrador el Lun, 28/02/2022 - 11:34.Nosotros tras nosotros mismos escondidos.
Sería menos terrible un asesino oculto
en nuestra habitación.
Emily Dickinson
Relato incluido el libro: La sombra y otros relatos, libro de Amalia Hoya que se puede adquirir por internet y en la Librería Malú de Béjar
Ella era infiel, lo sabía desde hacía tiempo. Apenas me tendía en la cama y apagaba la luz mi sombra me abandonaba. A pesar de la oscuridad, percibía que se arrastraba sobre la alfombra y escapaba por debajo de la puerta o atravesaba la ranura de la ventana; reptaba entonces por las paredes de los edificios y, alargada por la luz de las farolas, pronto conseguía alcanzar el tejado de las casas vecinas. Oteaba desde allí la ciudad, escenario de sus experiencias futuras y, luego, se descolgaba veloz hasta la calle para adaptarse al paso de algún caminante solitario.
Acurrucado entre las sábanas, imaginaba que mi sombra se deslizaba por balcones entreabiertos y espiaba el baño de alguna muchacha hermosa; situada a espaldas de la joven, aspiraría el aroma de los cabellos, del jabón, del agua y al fin, se licuaría en el líquido perfumado y desaparecería entre los muslos de la dama.
20 La Cometa: París. Una historia de tejados y nubes
Enviado por Administrador el Jue, 20/01/2022 - 14:43.Relato publicado en la revista anual ESTUDIOS BEJARANOS (2021)
La rehabilitación integral llevada a cabo durante el segundo imperio (1852 – 1870), por el barón Haussmann y auspiciada por Napoleón III hizo de París la ciudad de la armonía. El proyecto afectó a edificios, fachadas, calles, bulevares, zonas verdes, monumentos, mobiliario urbano, alcantarillado y todo tipo de equipamientos, tanto en el centro de París como en la periferia, y logró transformar el conjunto de calles medievales, estrechas e insalubres en las que apenas se podía circular, en una urbe moderna de grandes avenidas, amplias plazas y edificaciones de altura idéntica y de un estilo arquitectónico que debía ajustarse al modelo previamente establecido. El proyecto fue criticado en la época por su coste elevado, pero es evidente que convirtió a París en una ciudad hermosa e inconfundible, dotada de gran personalidad y encanto, que no deja indiferente a nadie, y con la que todos soñamos un poco ya que, sin duda, hay que visitar al menos una vez en la vida.
19 La Cometa: Carta al cuarto Rey Mago
Enviado por Administrador el Jue, 09/12/2021 - 10:47.Querido, Amancio
Me llamo Carolina y soy una niña de ocho años. Vivo en Béjar, una ciudad muy bonita de la provincia de Salamanca. La Navidad acaba de empezar y mamá me ha dicho que escriba la carta a los Reyes Magos, Melchor era el que más me gustaba, pero este año prefiero escribirte a ti porque eres mi cuarto rey mago. Mamá dice que has hecho un reino de la nada y ella nunca miente. Y sé que es verdad porque me llevó a Salamanca a visitar una de tus tiendas donde me quedé con la boca abierta viendo la ropa tan bonita, cosas especiales para la casa y la decoración navideña, no sabía que pudieran ser tan elegantes las mesas en las que se celebra la Navidad. Me volví loca al ver juguetes (me he enamorado de una cocinita) y, sobre todo, me chiflaron los adornos del árbol. En casa no tenemos dinero, pero yo estaba tan contenta, que mamá no tuvo más remedio que comprar dos lunas de cristal de espejo y las hemos colgado en el árbol. Flipa ver cómo reflejan las luces de las velas y, cada vez que paso al lado, me gusta mirarme en ellas. La Navidad es mágica y tú consigues que sea muy especial.
18 La Cometa: De escritores y sastres
Enviado por Administrador el Jue, 18/11/2021 - 11:28.Amalia Hoya
Cedro es una institución española que protege los intereses de los escritores rastreando las redes en busca de plagios y piraterías y, recientemente, ha clausurado una página dedicada a las descargas ilegales de libros. De este hecho surge mi reflexión. Tengo sensación de que algunas personas no se dan cuenta de que escribir requiere inventiva, aprendizaje, el tiempo mínimo de uno o dos años de trabajo, si no más, y ganas de embarcarse en la aventura; por supuesto, siempre que el libro esté bien escrito y documentado y no se trate solo de un producto de marketing, pensando en el beneficio del mercado literario y escrito a la carta.
El escritor, además de imaginación, necesita conocimientos, capacidad para estructurar y ordenar las ideas y horas de investigación que eviten las incongruencias o falsedades en sus textos. Sin embargo, después de tanto esfuerzo, hay quien pretende que el autor regale sus creaciones como si fueran caramelos, sin darse cuenta del desprecio que representa para su trabajo. Y no es que el autor se niegue a regalarlo, al contrario, lo hará con generosidad por voluntad propia, no siempre que publique una novedad, y a pesar de que, a veces, no reciba ni las gracias. Tampoco pretende hacerse rico vendiendo su obra, objetivo por otro lado inalcanzable y utópico, sino que el único deseo es que valoren su ocupación igual que cualquier otra y obtener una pequeña recompensa. No obstante, lo más triste es que lo descarguen gratuitamente de estas páginas piratas y, ni siquiera regalado, lo lean.
17 La Cometa: El piso de la calle Leire
Enviado por Administrador el Sáb, 09/10/2021 - 16:06.Amalia Hoya
Vi el anuncio hojeando el periódico: vendían un piso en la calle Leire 34. ¡Qué casualidad! Era el edificio donde había vivido con mis padres hasta los cinco o seis años; después, ellos murieron y no los recordaba bien: el resto de la familia nunca los mencionaba.
Durante varios días, sopesé la conveniencia de ir a verlo y al fin, venció la curiosidad y quise comprobar si se trataba de la misma casa: no iba a perder la oportunidad de conocer el lugar donde transcurrió mi primera infancia. Enseguida, concerté una cita con el agente de la inmobiliaria.
El edificio carecía de ascensor y la escalera parecía fría y oscura. Llegamos a la planta y el agente abrió la puerta; me detuve un instante en el umbral: temerosa de entrar y, al hacerlo, me asaltaron unos recuerdos poco definidos, pero suficientes para intuir que, efectivamente, era mi antigua casa. Tenía un pasillo muy largo, cerrado al fondo por una puerta y varias más a ambos lados, que ahora estaban abiertas, igual que las ventanas; una luz deslumbrante lo iluminaba por completo.
16 La cometa: Impresiones subjetivas del retrato de Sor Jerónima de la Fuente de Diego Velázquez
Enviado por Administrador el Sáb, 04/09/2021 - 12:27.Sor Jerónima de la FuenteAmalia Hoya
Cuando observo las obras de arte en los museos, imagino que ser artista consiste precisamente en intuir dichas obras con antelación, es decir, en el interior del material que les da forma. Por supuesto, es solo una idea subjetiva que no es necesario compartir, pero si estuviera en lo cierto, indicaría que el escultor va desbrozando la piedra, mármol, madera, etc., hasta “desvelar” la escultura que ya existía bajo ellos. En la pintura, en cambio, imagino al autor cubriendo todo el lienzo con una única capa oscura y luego, lentamente, la difuminará para conseguir que las figuras que están ocultas salgan a la luz.
Esta sensación de “salir a la luz” la he tenido, por ejemplo, al ver en el Museo del Prado el cuadro de Velázquez: Sor Jerónima de la Fuente. La figura camaleónica de la monja, algo empastada en el marrón del fondo, brota de repente ante mis ojos y me provoca un sobresalto, pues no me había fijado que, antes de ser pintada por Velázquez, ya estaba ahí, envuelta en el triste hábito, agazapada en ese amargo color que impregna todo el cuadro, escasamente animado por el blanco de la pechera.
15 La Cometa: Regalo para Eva
Enviado por Administrador el Jue, 05/08/2021 - 12:31.Este relato forma parte de mi libro La sombra y otros relatos, que puede encontrarse en la librería Malú, junto con mi novela Obsesión en Venecia y otro libro de relatos titulado Seis personajes y un cantante.
REGALO PARA EVA
Amalia Hoya
Eva deambula un día más por el Paseo de Gracia; le gusta mucho pasear por la ciudad sin rumbo alguno y suele hacer frecuentes escapadas a Barcelona. Hoy busca algo especial. El domingo será su cumpleaños y aunque sabe que Pere, su marido, le hará un buen regalo, Eva prefiere elegir algún capricho, personalmente: Pere no tiene mucha imaginación.
Mira los escaparates lujosos y se enamora enseguida del nuevo llavero Cartier: un cilindro de platino que lleva oculto un puntero láser. El vendedor alaba las excelencias del artilugio, dice que lo usan los hombres de negocios para señalar sus gráficas en pantalla. No le dice al empleado que lo va a usar ella y lo compra enseguida: le encanta ese punto rojo y ardiente oculto bajo la envoltura fría y elegante; cree que se le parece un poco. Luego recoge el automóvil del aparcamiento y conduce rápido hasta la urbanización.
El domingo, Eva se levanta temprano: es casi el único día que Pere se queda en casa y está impaciente por ver qué le ha comprado. Se viste con esmero, como hace siempre, y baja al porche donde la criada termina los preparativos del desayuno.
14 La Cometa: Servicio de habitaciones
Enviado por Administrador el Dom, 04/07/2021 - 13:18.Amalia Hoya
(Fragmento del libro: Inquietudes)
No me gustan los hoteles de cadena, pero si viajas por cuenta de la empresa, te alojan en un Radisson.
El tipo de la recepción llama al botones para que suba la maleta: esto es nuevo, otras veces no se andan con tantos miramientos. El botones es un tío joven, algo escuchimizado, lleva el uniforme clásico, no le falta ni la gorrita de queso; parece un crío así vestido.
No me gusta cómo me mira, ni su sonrisa, ni tampoco como coge la maleta, la levanta del suelo como si pesara una tonelada. Si busca propina va listo: corren de mi cuenta y la maleta puedo subirla yo solo.
En el ascensor me mira de nuevo. ¡Qué pasa! No deja de mirarme. Lo hace raro, primero de soslayo y luego de frente, con una mirada burlona, los ojos entornados y esa sonrisilla… Tiene ojos de huevo y levanta una ceja cada vez que mira. Creo que se cachondea de mí: no entiendo a qué viene tanta miradita. Paso la mano por mi cara, tal vez, tenga restos de la tarta que acabo de zamparme en la cafetería.
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