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¡¡¡... a quién vais a creer, a él o a mí !!!
En este semanario, hace ya un año, en mi sección “SIN ATADURAS” predije que el Alcalde-Marrullero estaba con la idea de quedarse con la estación de esquí, para ello trataría de estrangular económicamente a Gecobesa, cerrándole el crédito, y, con esta idea, contactó con sus jefes en Salamanca, Valladolid e incluso Madrid, convenciéndoles de que Hacienda no prorrogara la ampliación del pago de los 400.000 euros, así como a Caja Duero 600.000. Consiguiendo defenestrarla. Estas noticias que describo, no las publican los medios de comunicación locales. Aunque es absurdo pedir a los zorros que guarden el gallinero, cuando ellos se alimentan de sus gallinas.
Intentaré sintetizar lo más posible esta aberrante historia, que tiene como único causante al Alcalde-Marrullero de esta ciudad, que, pensando en su interés personal, y no en el bien común de los ciudadanos, fue montando una estratagema para que la estación se construyera por La Hoya, donde él tendría todo el protagonismo y la gloria, y no por Candelario donde gobernaba el PSOE, apoyado por su tribu, que espera siempre ser recompensada por el “Padrino” aún a costa del futuro de Béjar y la Comarca.
. Al año siguiente se celebraban las elecciones municipales, lo que hizo que el marrullero montara el circo, como siempre, para recoger los votos: la obsesión enfermiza que le lleva a mentir y farfullar en cada acción.
Una de sus primeras marrullerías en esta historia fue manifestar que el propietario de los terrenos en la zona de Candelario no quería vender por el lugar idóneo, propuesto por el equipo de Aureliano García, director entonces de la estación de Sierra Nevada, quien fuera encargado del estudio de viabilidad para construir la estación. En su dictamen se invalidaba realizarlo por La Hoya y afirmaba su viabilidad por Candelario en un análisis técnico, económico y social riguroso, que nunca vio la luz, como todo aquello que no le interesa al político-marrullero que conozcan los ciudadanos. Y para que esto que afirmo esté refrendado, aquí expongo los hechos.
En una reunión que se convocó en la biblioteca de Candelario por distintos colectivos de empresarios de Béjar y Candelario (a la que no se invitó a la alcaldesa socialista) asistieron, entre otros, el entonces presidente y secretario de la Cámara de Comercio. Alguien de los presentes pidió que se siguiera intentando realizar la estación por Candelario, al entender que era vital hacerla por esta zona, porque ello suponía ventajas de todo tipo para ambas localidades y un eminente ahorro dado que estaban hechas la carretera y la línea de alta tensión. Ante esta solicitud, el Alcalde-marrullero afirmo que se habían agotado todas las posibilidades con el propietario de los terrenos.
Esta afirmación es asombrosa por falsa, dado que quien redacta este artículo tenía allí las escrituras públicas y el poder notarial, que me habían otorgado los propietarios a través del administrador de esa finca, con el fin de negociar su venta. Expuse que la propuesta de no vender no se ajustaba a la realidad, puesto que los documentos que yo aportaba me daban la razón. Inmediatamente, y sin dejarme seguir hablando, ni que mostrara la documentación, el Sr Alcalde-marrullero, dirigiéndose a los allí presentes, espetó: “¿a quién vais a creer, a él o a mi?”. El silencio reinó seguidamente, las miradas de los presentes se dirigieron al techo y la dignidad de todos ellos terminó en el suelo, como una bayeta termina en él para fregarlo.
En su afán de comenzar a construir la estación, porque al año siguiente se celebraban las elecciones municipales, fue saltándose a diestro y siniestro todas y cada unas de las premisas documentales necesarias para tal fin, como fuera, entre otros, no presentar en tiempo y forma el Estudio de Impacto Ambiental que exigía la CEE, para tramitar la entrega de 340.000 euros, que estaban destinados al desarrollo de la comarca, y que trataron de ser desviados a esta obra y no llegaron nunca, reponiéndolo la JCyL. Para justificar su incapacidad y desidia en este tema, culpó a los movimientos ecologistas, movilizando a la ciudadanía contra ellos en una campaña intoxicada con todo tipo de falsedades y organizando una manifestación que no tenía un destinatario concreto, nadie sabía contra quién se hacía. Quien tenía y tiene la capacidad de dar o no ese informe, es la Junta y precisamente a ella no se la mencionaba.
En esta carrera contra el tiempo, para inaugurarla antes de las elecciones, el Alcalde-Marrullero, no reparó en firmar lo que fuera necesario aunque supusiera un disparate o ilegalidad, así entre otros, el convenio-contrato que firma para el alquiler de los terrenos donde se asienta la estación. Lo hizo por cinco años, firmando posteriormente, con Gecobesa, la gestión por diez. ¡Inaudito! En este caso cabe preguntarse cómo Gecobesa firmó ese convenio, conociendo esta ilegalidad. Ahora, dice el Alcalde-Marrullero que el valor de lo aportado por Gecobesa en la estación no corresponde a lo que realmente figura allí, cosa también inaudita, teniendo en cuenta que él, en el tiempo que ha figurado como alcalde, firmó los Estados de Cuentas Anuales como Vicepresidente que fue de Gecobesa, figurando ese cargo en el contrato-convenio entre la empresa y el Ayuntamiento.
Al presidente de Gecobesa se le ocurrió crear un partido político para hacerle negociar, y lo consiguió, uniéndose al PP a última hora en las pasadas elecciones. Nadie duda que lo hizo a cambio de ¿…?, traicionando a sus simpatizantes. Posteriormente, viendo que no le atendía debidamente, siguió con su partido, y comenzó a sacarle las irregularidades e ilegalidades que tiene por doquier, a lo que el edil contraatacó hace tiempo a través de sus medios de “comunicación” y de los que esperaban ingresar en la lista de los nuevos trabajadores de la estación; ello, unido a la envidia que corroe esta ciudad, encontró el caldo de cultivo para lanzar una campaña contra Gecobesa y así justificar la necesidad de que el Ayuntamiento tome su administración.
Llegado a este punto de quedarse con la estación, después de una rocambolesca historia de despropósitos como que no se hayan valorado los bienes que ha recibido el Ayuntamiento a través del alquiler de la estación, vulnerando el derecho de los propietarios de los mismos, lo que crea un estado de incertidumbre para el futuro de la estación, considerando que estos propietarios recurrirán, como es lógico, esta actuación.
El Alcalde-marrullero, en su campaña de propaganda, que trata de justificar estas barrabasadas, dice por activa y pasiva que estos bienes pertenecen al Ayuntamiento. No se entiende que si la propiedad es del Ayuntamiento éste alquile sus propios bienes.
Declara el marrullero, en la campaña que ha preparado junto con sus “periodistas” en la emisora que le sirve de altavoz, que él personalmente llevará la gestión de la misma. No sé si reír o llorar. Es decir, la estación terminará como El Bosque, el Museo Textil, el Matadero de Palomares, las antiguas piscinas, la bolera y todo lo que se pudre en cada rincón de esta ciudad.
Lo más execrable de esta campaña de confusión y embustes, es la de no contar con los actuales profesionales y trabajadores de la estación, que después de años de trabajar en la misma y tener con ello el conocimiento y la experiencia básicos para su funcionamiento, se ven en la calle. Lo hace el marrullero con dos propósitos; castigarlos por haber trabajado con Gecobesa, y por otra parte, disponer de esos puestos para sus correligionarios, que esperan ser premiados por su rastrera lealtad hacia el edil.
Una historia más en esta ciudad, donde al igual que en el país, el partido en el poder es la más clara imagen de desvergüenza y degeneración, algo de lo que no se libra el mayor partido de la oposición, que defiende esta actuación. Es algo que no se puede entender, si no es por tener intereses en que esta cacicada, que como otras, les resulte igualmente beneficiosa. Lo dice el dicho: “Hoy por ti, mañana por mí...”
Si realmente es cierto, como dice el marrullero, que en los convenios-contratos entre el Ayuntamiento y Gecobesa se recoge todo lo que él afirma y que ello le da la razón, lo que debe hacer, si fuera medianamente responsable, sería publicarlos y así se terminaría con cualquier comentario.
Ante la más que probable debacle que ocurrirá con la estación, aun con las inyecciones de dinero público que se empleará sin titubeos (habría que exigir se publiquen) con tal de que se abra, aunque sea de forma precaria. El año que viene serán las elecciones municipales y la campaña ya ha comenzado con declaraciones de sus monaguillos, que alaban la actitud del marrullero en la única emisora de este pueblo, que él mantiene.
Hace pocos meses el marrullero forzó a la Diputación a comprar, por UN MILLÓN de euros, PARTE de los terrenos donde se asienta la estación, saliendo a los medios a darse un baño de multitudes por el hecho. Lo que no dijo el marrullero, es que, otra parte de los terrenos de la estación no los compró, y ahora, si logra abrirla, será sin parte de sus pistas; a no ser que el propietario de esos terrenos, como otras veces, llegue a un acuerdo.
¿Qué guión tiene preparado, junto a sus adláteres, para justificar la hecatombe cuando llegue? ¿Quién será el culpable? ¿Las lluvias? ¿Las grandes nevadas? ¿El sol implacable? ¿Los accionistas de Gecobesa? ¿El Administrador? ¿Los escribidores de los digitales? ¿Tal vez los siniestros y oscuros grajos que sobrevuelan la estación…?
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Para conocer bien todo el entramado de detritus subterráneo que originó la puesta a punto de la Estación de Esquí, La Covatilla, habría que solicitar información a la UE, donde aún permanecerá archivado el voluminoso expediente previo a la ejecución de las obras.
También sería importante conocer la opinión del entonces Consejero de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio,de la Junta de Castilla y León, Francisco Jambrina Vicente, culpable directo junto al alcalde Riñones de todos los desaguisados sucedidos con la Covatilla.
Por destacar uno solamente, quiero hacer constar, que, el informe de impacto medio-ambiental imprescindible en estos casos, fue encargado a los técnicos del Servicio Territorial en Salamanca, quienes informaron negativamente, como grado severo el impacto medio-ambiental.
Las medidas arbitrarias y hasta dictatoriales a las que nos tienen acostumbrados los políticos de turno, hizo que el susodicho Consejero, eliminara de un plumazo el informe inicial, y encargó a los técnicos de Valladolid uno nuevo, hecho a su imagen y semejanza, y así conseguir los objetivos propuestos.
Esta es una sola pincelada de lo sucedido hasta llegar a la finalización de la obra, y que debía de ser objeto de una auditoría, al igual que el inacabado Museo Textil, y otras obras llevadas a cabo en nuestra ciudad.
Es el momento oportuno de llevarlo a cabo para completar la gran colección de casos de corrupción pandémica que nos asola.
Es comprensible la pataleta que han pillado los de siempre ante el cambio de rumbo de este turbio asunto. El alcalde elegido por la gran mayoría de bejaranos comienza a gestionar con un mínimo de sensatez, aunque no satisfaga al chico del Puerto, y lo que esta haciendo, con mayor o menor acierto, siempre será en beneficio del interés general y no en el de una empresa particular. Ante este nuevo escenario solo cabe desearle suerte y acierto, y sobre todo que no se cumplan los augurios de hecatombe y que los vuelos de los siniestros y oscuros grajos no sobrevuelen la estación . Que todo vaya bien. Será mejor para todos.
Hacia mucho que no pegaba por aquí la chapa el cansino de Sobral. El alcalde Alejo Riñones consiguió en su día poner ls Covatilla en marcha y va a conseguir ahora que no se pare. ¿Qué le pasa ahora a este personaje? Sr Sobral, está ud más visto que un tebeo de Mortadelo y Filemón.
...las ratas solamente se alimentan en la oscuridad de las alcantarillas.
... y el miedo a ellas, hace que se trate de obviarlas,cada vez que se las oye por aquí...
A. Sobral.
Yo no creo ni a él, ni en parte a ti.
Esperaba que contases la historia de La Cobatilla con más rigor y menos inquina, y con el manejo e interpretación de "todas" las fuentes.
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