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¡Qué poca clase!
La Plataforma por el Parque Natural de Candelario, venía haciendo desde hace ya algunos años una jornada festiva y de divulgación que consistía en dar a conocer las virtudes y belleza de nuestro entorno, paseando por él, realizar alguna exposición o acto formativo y celebrarlo al atardecer con unos calbotes que se compartían con vecinos y visitantes, como punto final a una jornada de convivencia. Todo ello sin exabruptos, de forma positiva y respetuosa.
La Ilustración que civilizó Europa no tuvo éxito en España, así nos luce el pelo, y esa España ailustrada dio como especie autóctona, sin peligro de extinción (tiene tasas de reproducción similares a los conejos) al “cacique hispanicus”. La palabra “cacique” es de origen caribeño, por lo tanto es un término muy adecuado para emplearla en este santo país que hace méritos diarios para convertirse en una república bananera. La palabra, según el DRAE, tiene al menos tres acepciones, que definen tres subespecies. En esta comarca estamos de suerte porque tenemos especimenes de las tres, y raros casos de hibridación en el que los rasgos de dos e incluso las tres subespecies adornan a un único individuo.
Según el Real Diccionario tenemos al cacique 1: “señor de vasallos en alguna provincia o pueblo de indios”. Esta subespecie es la menos extendida. Su característica principal es la Megalomanía, que se ve fomentada y agudizada al estar rodeado de mucha gente haciendo el indio, que le rinde pleitesía, le ríe las gracias y le hace la pelota de manera obscena. Luego tenemos al cacique 2: “persona que en una colectividad o grupo ejerce un poder abusivo”, que se define por si mismo. Por último el cacique 3: “persona que en un pueblo o comarca ejerce excesiva influencia en asuntos políticos”, en definitiva el que maneja al nº 2.
Pues bien, hete aquí que el Sr. Alcalde de Candelario se ha descubierto esta semana pasada como cacique tipo 2, y es que la única palabra que describe claramente lo que ha hecho este hombre es la de “cacicada”. No falta tampoco la “mala fe”, porque el egregio primer edil de Candelario sabía que la calbotada promovida por la Plataforma se había hecho ya unos cuantos años, y corría el peligro de “institucionalizarse”, de hacerse costumbre y ser una cita anual, en la que se reivindique, calmadamente y sin aspavientos, la conveniencia, a juicio de algunos, de que Candelario sea designado Parque Natural. Pero claro el autoritarismo de este hombre es inversamente proporcional a su oferta política.
El Sr. Alcalde, tiene un único punto es su programa electoral: 1.- La creación de una macroestación de esquí, 2.- Fin de las propuestas. La quimérica estación se da de bruces contra la normativa que ya protege Candelario, y con la última declaración de impacto ambiental que cerceno pretensiones más modestas que las rayas que pinto Turiscan en un bonito mapa/foto. A las dificultades que la Plataforma tiene para salir en los medios (y cuando sale, suelen tergiversarse interesadamente sus comunicados), este Alcalde quiere sumar una más, imposibilitando su legítimo derecho a reunirse y expresarse libremente. Es un acto vil prohibir un modesto acto que en nada hace daño, y que es como una gota de agua en el océano del aparato institucional y mediático que apoyan las tesis de D. Germán.
Este hombre del que todo el mundo habla bondades, ha hecho suya la frase “al enemigo ni agua”, simplemente porque su único oferta electoral se ha hundido y se ha convertido en una miope máxima negativa: “Parque Natural: ni en pintura”. No se si sabrá que esta manera de actuar corresponde a un ideario político determinado. D. Germán esta siguiendo el “Principio de Silenciación”. Su autor: Goebbels. Háganos un favor vaya a una Biblioteca, coja una Enciclopedia y busque: Democracia.
Francisco María Otero
(03/11/2009)
http://purafilfabejarana.blogspot.com/
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Magnífico artículo.Lástima que no creo que lo entiendan los aludidos.
Principalmente porque, aunque supieran leer, no les interesaría hacerlo, ya que podrían llegar a removerse sus soterradas conciencias y hacerles pasar un mal minuto. Y en el mejor de los casos, aunque lo leyeran y hasta lo entendieran, serviría para que se afianzaran en su papel, pues viéndose protagonistas de un buen escrito por tales acciones, no dudarían en hacerlas aún más sonoras para seguir consiguiendo momentos de gloria. El afán de tales personajes no es, en muchos casos, simplemente hacer mal a muchos para obtener beneficios para sí mismos o para unos pocos de su entorno, sino salir del anonimato. (En un reportaje de televisión preguntaron a una pirómana ingresada en un centro psiquiátrico por qué lo había hecho, a lo que ella respondió: "porque así soy algo; ser pirómana es ser algo, si no, no eres nada").
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