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¿Por qué no debe cerrarse La Covatilla?
Alberto Segade Illán
Recojo el guante que me brinda Pepe Muñoz, al hilo de la cuestión que plantea Roberto Bueno, a quien aprecio como amigo desde hace muchos años, Ambos me garantizan una conversación basada en argumentos y no en descalificaciones. Creo que tanto ellos como yo están convencidos de que, a partir de la discusión, surge la luz.
¿Debería cerrarse la Covatilla? Esta es la pregunta de partida. Yo defiendo que no. Lo hago justificando mi respuesta en una serie de argumentos que expondré a continuación de manera resumida para no agotar la paciencia del lector, pero también matizaré mi respuesta a la vista de una serie de condicionantes que considero de capital importancia.
Es cierto que el cambio climático afecta de manera directa a las estaciones de esquí (A todas, no solo a la nuestra). Pero este fin de semana todas las estaciones de la península ibérica (incluyo Serra da Estrela) han abierto sus pistas con una enorme afluencia de público que ha llenado hoteles, restaurantes y carreteras en sus zonas de influencia. Incluso aquí, con la estación cerrada, la poderosa llamada de la nieve ha provocado titulares en los periódicos.
La mayor parte del resto de las estaciones (que no provocan agujeros económicos a sus entidades gestoras, sino más bien beneficios) han abierto sus pistas desde mediados de diciembre, algunas antes, incluidas todas las del Sistema Central (donde no ha nevado hasta este último temporal) gracias a la producción mecánica de nieve. El problema de La Covatilla no es el clima (o por lo menos lo es en la misma medida que el resto) es la mala gestión y la falta de planificación a corto, medio y largo plazo, en un desastre que es público y notorio.
Aún así, tenemos una de las 29 estaciones de esquí que existen en España (la más alta del Sistema Central y una de las más altas de la península) lo que es, sin duda una singularidad a tener en cuenta (El Bosque y la Plaza de toros, son otros dos ejemplos de singularidades destacadas que no brillan como deberían). De la misma manera hay que significar que, igualmente, es una de las únicas 29 instalaciones deportivas en alta montaña que existen en nuestro país, donde se pueden desarrollar a lo largo de todo el año multitud de actividades en relación con el ocio activo y familiar. Quien siga la actualidad internacional en el sector de la nieve, podrá conocer como las grandes compañías están invirtiendo cada vez más en instalaciones cara a la época estival; pero no tanto porque vean en peligro el negocio del esquí, sino porque durante la última década se ha generado un importante mercado turístico, que antes apenas existía, en relación con las actividades mencionadas y que no se limita sólo a unos meses del año.
En cuanto a las cuestiones ambientales, debo apuntar que desde 2008 está vigente la D.I.A. publicada en el Boletín Oficial de Castilla y León nº 11 de fecha 17 de enero de ese año, en la que se incluyen todas las actuaciones comprendidas en el “Anteproyecto para Acondicionamiento de la Estación de Esquí `Sierra de Béjar´ en los términos municipales de Béjar, Navacarros y La Hoya (Salamanca) y Solana de Ávila (Ávila), promovido por el Ayuntamiento de Béjar” (Así de largo es el nombre). Esta D.I.A., que es la actualmente vigente, vino a complementar y precisar las medidas aplicadas en la anterior, que firmó Francisco Jambrina en 1998, homologando las instalaciones y limitando posibles ampliaciones de las mismas a los terrenos situados fuera de la Red Natura 2000 (LIC y ZEPA de Candelario).
No hay, pues, incertidumbres en este sentido, Existe una norma clara y definida (aprobada tras un largo proceso de estudio, elaboración y resolución de multitud de alegaciones) que señala lo que se puede y lo que no se puede hacer. A ella tendrá que sujetarse cualquier actuación que se pretenda realizar. Además la D.I.A. define las medidas a adoptar durante el periodo de explotación, que incluyen la elaboración y realización de un Plan de Vigilancia Ambiental del que debe informarse anualmente (Hasta 2014 este Plan se llevó a cabo con regularidad y se redactaron todos los informes anuales. No me consta que, desde que el Ayuntamiento se hizo cargo de las instalaciones, dicho Plan e informes se hayan realizado ningún año).
Mientras escribo estas líneas en las primeras horas del lunes tres de febrero, la Sierra luce esplendorosamente blanca bajo el cielo azul en una gélida mañana de invierno, pero La Covatilla está cerrada, Sus pistas tienen nieve, pero no están preparadas ni balizadas, los sistemas de producción de nieve están apagados; los principales remontes están fuera de servicio, no hay personal en la mayor parte de las dependencias ni dirección técnica; no hay información ni explicaciones en la página web y acabamos de vivir un fin de semana en el que las informaciones contradictorias han despistado a gran cantidad de personas que se encontraron con las pistas cerradas. De todo esto, repito, ninguna culpa tiene el clima.
Según las previsiones meteorológicas, nos esperan quince días de situación predominantemente anticiclónica a la espera de posibles precipitaciones de nieve a partir de mediados de mes, provocadas por un calentamiento súbito estratosférico que prevén los modelos meteorológicos. Sea como sea, el panorama es claramente favorable para el mantenimiento del manto nivoso, la producción mecánica de nieve y la práctica del esquí. Este mes de febrero será, casi con toda seguridad, muy rentable para todas las estaciones y sus áreas de influencia, con excepción de la nuestra.
Yo creo que no hay que cerrar La Covatilla, pero condiciono mi opinión a que la estación funcione. Por lo menos como funcionó hasta 2014 (Cuando se llenaban los hoteles hoy cerrados en gran parte, las casas rurales y los restaurantes, era la primera en abrir y la última en cerrar y no suponía un coste económico para las arcas públicas sino todo lo contrario). También la condiciono a que se desarrollen todas sus potencialidades de manera sostenible y de acuerdo a la D.I.A. para convertirla en una estación de montaña con actividades durante las cuatro estaciones del año y a que su gestión y desarrollo a medio y largo plazo se vincule a la creación de una sociedad pública, o de titularidad mixta con socios tecnológicos, que englobe todos los activos turísticos con los que contamos y que, como es el caso de La Covatilla, merecen mejor suerte. Tenemos, además, fondos económicos pendientes de aplicación para ello.
No debo extenderme más. Si es preciso, puedo aportar datos históricos de ocupación y afluencia, referencias económicas y de población comparadas o proyecciones de futuro, pero ya me he pasado tres pueblos de lo que se supone que debe ser un comentario y creo que no hace falta, porque lo importante no es lo que ha pasado, sino lo que puede pasar a partir de ahora.
Si todo va a seguir igual, con unas instalaciones inoperantes, con unos gerentes incompetentes, sin planificación alguna de futuro, con un coste económico elevado para las arcas públicas, con la repercusión negativa en la economía de la zona que no ve cumplidas sus expectativas de negocio o inversión y todos los cantares que nos están sacando en las redes…, puede que sea mejor que la cierren.
Alberto Segade Illán.
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Me quedo con la última frase de Alberto sobre la estación de esquí: "mejor que la cierren". Ya sé que así queda fuera de contexto, pero basta con que el lector lo recomponga leyendo su argumentación. No me gustaría que el debate se redujera a intervenciones diversas en este medio, pues Roberto propone más bien un acto público e institucional en vivo y en directo. Y, por cierto, con cifras sobre la mesa. Entretanto, insistiré en mis propios argumentos:
1. La DIA firmada por Jambrina en 1998 fue una filfa partidista que condicionó la DIA de 2008, una vez destrozado el ecosistema con unas instalaciones que nunca debieron construirse.
2. La viabilidad de la "no-estación", como la calificaba tramposamente Jambrina, residía en un cálculo amañado (y sobredimensionado) de días esquiables. Al margen de aquella otra filfa, el cambio climático ha demostrado que tales días son y serán menguantes. Si la viabilidad era imposible en 1998, ahora lo es con mucho más motivo: ¿hay que seguir inyectando dinero público en algo que destroza un espacio de gran valor ambiental y que además es inviable?
3. Sólo faltaba tener que mantener abierta esa aberración más allá de la temporada invernal para "convertirla en una estación de montaña con actividades durante las cuatro estaciones del año", según defiende Alberto. A ver si entendemos las prioridades: es un deber de nuestra generación proteger y conservar el Patrimonio Natural tanto como el Patrimonio Cultural, no podemos permitirnos prescindir de ese tipo de bienes colectivos declarado de interés público, beneficiosos para nuestra salud y para nuestro disfrute estético (que son derechos, no gilipolleces), y que debemos legar íntegros a las generaciones venideras. Lo que propone Alberto es multiplicar el impacto sobre el medio alpino de la Sierra durante 365 días al año y, a ser posible, de forma masiva (esto último es inferencia mía). Entregar un medio tan frágil a las habituales hordas de urbanitas (como he podido comprobar en el mismísimo pico Peñalara, entre Segovia y Madrid) sería la puntilla para un espacio tan valioso como maltratado. Más Red Natura 2000, más ZEPA, más LIC, más Espacio Natural de Candelario, más Reserva Mundial de la Biosfera y menos, o nada de chatarra incrustada en el medio al servicio de gente desocupada y sus caprichos (no tengo nada contra la gente desocupada y caprichosa: salvo que sus actividades pongan en riesgo nuestro Patrimonio).
4. Así pues: ciérrese el engendro, desmantélense sus instalaciones y artefactos, véndase al peso la chatarra (a menos perder) y restitúyase el terreno a su estado anterior a la infausta DIA de Jambrina y sus secuaces.
José Muñoz Domínguez
Apreciado Pepe: En primer lugar, preferiría que te refirieras a las instalaciones de La Covatilla por su nombre y no como `engendro´ asimilable a la chatarra. Creo que habíamos quedado en utilizar argumentos y no apriorismos descalificativos.
Del mismo modo podríamos denominar como chatarra a todos los millones de vehículos de combustión, barcos y aviones que envenenan el aire con sus emisiones. Seguramente tú pensarás que el mundo está abarrotado de chatarra (y seguramente no te falta razón) construcciones megalómanas, grandes y apestosas industrias o superciudades donde se amontonan millones de personas. Esta ha sido la consecuencia del acelerado y desordenado desarrollo fabril y urbanístico a partir de la primera revolución industrial, hasta el punto de que estamos poniendo en riesgo nuestra propia subsistencia sobre el planeta.
A estas alturas del siglo XXI, salvo los negacionistas que no quieren ver lo evidente, la mayor parte de nosotros, convencida desde hace tiempo de que hay que acabar con esta situación y poner orden, ha trabajado en elaborar y consensuar normas que permitan atajar el desaguisado. Cada persona puede tener su propia opinión al respecto, hay, por ejemplo, quien considera que es absurdo limitar las emisiones de los vehículos de combustión porque se encarecen sobremanera por los sistemas de obligada instalación y se limitan sus prestaciones; otros, sin embargo, piensan que hay que prohibir su circulación de inmediato. Pero, sobre lo que cada cual pueda opinar al respecto, está la norma, que en Europa limita sus emisiones de monóxido y dióxido de carbono, óxidos de nitrógeno, dióxido de azufre y las partículas de compuestos orgánicos, sulfatos, nitratos y trazas de metales entre otros elementos, para todos los fabricantes de vehículos a motor de combustión, señalando el año de 2035 como fecha límite para su producción.
Estas normas se aplican hoy en día a todas las facetas de la actividad humana (aunque con diferente intensidad en según qué países y regiones del planeta), Entre esas normas encontramos toda la legislación referente a la Red Natura 2000, que, en 1998, quedó definida en nuestra zona sobre un territorio de 8.193,6 ha, para el LIC de Candelario que se solapa con las 7.067,05 ha. De la ZEPA de Candelario en los términos municipales de Candelario, Béjar, Puerto de Béjar y Cantagallo. Todos los terrenos que ocupa la estación de esquí, unas 250 ha., están fuera de la Red Natura 2000.
El desarrollo posterior de la nueva legislación comunitaria motivó la adaptación de la DIA firmada por Jambrina (que había sido denunciada ante la Comisión Europea, la cual inició un proceso al respecto). Durante siete años se estuvo trabajando en su redacción y en la aplicación de las medidas correctoras requeridas, bajo la atenta mirada de la UE que, finalmente, envió una comisión a inspeccionar las instalaciones, antes de archivar las denuncias presentadas y dar su visto bueno al proceso en el que yo participé de manera muy activa.
Se buscaba un doble objetivo, por una parte adecuar las instalaciones de la estación de esquí a la legalidad vigente, ordenar y limitar su desarrollo futuro (siempre fuera de la Red Natura 2000) y habilitar un mecanismo permanente de vigilancia ambiental. Por otra, sentar las bases del Parque Natural de Candelario incluido en el Plan Indicativo de Espacios Naturales Protegidos de Castilla y León, El primer objetivo salió adelante, no así el segundo, ante la polarización irresoluble entre los pobladores del territorio.
Como señalé anteriormente, yo formé parte del equipo que redactó el informe ambiental que dio origen a la nueva DIA y también del que redactó la contestación a las 145 alegaciones presentadas a la misma (16 de asociaciones, 3 de grupos políticos, 3 de ayuntamientos y 123 de particulares) teniéndose en cuenta el criterio y opinión de todas las personas que, como tú, desearon ejercer su derecho a intervenir. La aprobación final de esta norma, obedeció a un largo camino de estudios y valoraciones técnicas, tramitado de manera pública y garantista y teniendo en cuenta todos los puntos de vista, por lo que no creo que sea acertado afirmar que estuviera condicionada por una `filfa partidista´.
Aún así, esta discusión tuvo lugar hace veinte años, rediscutir otra vez lo mismo no conduce a ninguna parte. De lo que se tiene que tratar ahora es de acatar la normativa y, en este sentido, te puedo filtrar un dato que podría conducir al cierre, aunque fuera temporal, de La Covatilla: durante los últimos años no se lleva a cabo el Plan de Vigilancia Ambiental, obligado por la DIA. Puedes denunciarlo (Yo ya lo hice hace algunos años, pero no pasó nada, tan sólo un tironcillo de orejas para el ayuntamiento) para eso está redactada la norma, para encauzar el respeto al derecho ambiental. Es sorprendente, de todas formas, que una institución pública se la salte de manera tan impune, cuando, si fuera el caso de un particular o una empresa, no tardaría mucho en caerle encima todo el peso de la Administración.
Siempre que se respeten los derechos ambientales, aplicando la normativa, no veo ningún problema en que La Covatilla se convierta en una estación de montaña con actividades a lo largo de todo el año, de hecho ya lo es. Hablas de la importancia de la cultura, por lo que no puedes olvidar que el disfrute ordenado y sostenible de las actividades de ocio y familiares es, en los tiempos actuales, un componente esencial de nuestra cultura; por contraposición al uso arbitrario y desordenado de los recursos naturales. De nuevo es la norma la que establece el límite entre una y otra cosa. La realización de actividades en las instalaciones de La Covatilla a lo largo de todo el año implicaría, además, una mejora sustancial para la viabilidad económica de su explotación, No solo esto, sino que multiplicaría por el número de días que permanezca activa la repercusión en su zona de influencia.
Me reafirmo, por lo tanto en mi opinión: no hay que cerrar La Covatilla. Pero la sigo condicionando a que se cumpla la norma y se gestione y planifique adecuadamente, Estoy convencido de que, si esto se reflejara en la realidad, la práctica totalidad de la ciudadanía opinaría como yo (Como sucede en el resto de lugares de España que cuentan con una estación de esquí y se cumplen estas premisas).
Mientras termino de escribir este comentario, tras la sobremesa de hoy martes 4 de febrero, veo por la ventana la Sierra totalmente nevada. La estación está cerrada sin previsiones de apertura y, mientras tanto, el resto de estaciones de España y Portugal (y alguna de Marruecos) tienen las pistas llenas de esquiadores, que luego irán a merendar, a cenar, a dormir, a repostar gasolina o a comprar algo en algún pueblo del valle y así lo seguirán haciendo otros días. Aquí eso no sucede, pero nos dedicamos a discutir sobre si hay que cerrar o no la estación, en vez de exigir responsabilidades a los causantes de este desatino, que raya con el delito ambiental, la malversación de los caudales públicos y el abandono y desatención del patrimonio común de la ciudadanía de Béjar.
Supongo que eres Alberto Segade, aunque olvidaste firmar. Llámalo engendro, aberración, extravío o estación de esquí (todos son sinónimos). Y no haces otra cosa que darme la razón, Alberto: Jambrina firma una DIA fraudulenta y partidista en 1998 para permitir la construcción del "núcleo de servicio con las infraestructuras necesarias" (sic), se consigue sacar los terrenos de ese engendro (perdón, de esa estación de esquí) de la delimitación de la Red Natura 2000 y, a partir de ahí, ya tienes a los inspectores de la UE comiendo de tu mano: vaya sorpresa, ¿verdad? Venga, Alberto, que algunos no nacimos ayer. Todo este embrollo nació emputecido y cada día se emputece más. Algunos pretendéis huir hacia adelante empeorando más la situación dando acceso a toda la Sierra a hordas de turistas y pijos con ganas de fiesta, como ese engendro bis que quieren montar en La Pinilla; lo llaman pijoteramente "Mountain resort" y lo promueve unas de esas sociedades con nombre en inglés que huelen a blanqueo de capitales a kilómetros (hasta Béjar llega el tufillo). Me temo que los tiros para "desestacionalizar" La Covatilla van por ahí. No me hables de respeto por las normas, de sostenibilidad, etc., porque ya sabemos lo que pasa en esta tierra nuestra: la misma filfa de Jambrina corregida y aumentada, permisividad total para los negocietes y respeto cero hacia los valores ambientales. Cuando tú hablas de respeto "desestacionalizado" yo veo fiestas de pijos en una "terraza en lo alto", conciertos en medio de la Naturaleza y diyéis metiendo ruido a toda pastilla, un "Beach Blub (?) frente al Recinto de Festivales", "locales comerciales para negocios" o "activos inmobiliarios de alta demanda". No estoy delirando ni me invento nada, todo lo que pongo entrecomillado sale de la web que promociona el pelotazo "desestacionalizador" de La Pinilla, que venden con esta frase repugnante para atraer a incautos con dinero, a futbolistas mal aconsejados o a ingenuos con afanes posibilistas: "Invierte en el futuro: un lugar sostenible en la naturaleza en el que llevar a tu negocio a lo más alto". Pues ya sabes de uno que va a estar en contra de esta "desestacionalización" covatillera: sólo faltaría empeorar lo que nunca tuvo que llevarse a cabo, ojo con eso.
Ciérrese la estación de esquí, bórrese del mapa todo recuerdo de lo que allí se hizo y olvídense los delirios de grandeza y los pelotazos "desestacionalizadores". Afortunadamente, en Béjar tenemos activos de interés turístico suficientes para que ese gasto en hostelería, restauración y comercio local sea posible sin poner en riesgo la Naturaleza y con total respeto por la Cultura. José Muñoz Domínguez
Tienes razón, Pepe, al señalar que en mi anterior comentario falta la firma. Pido disculpas, me di cuenta de ello cuando ya lo había mandado y no había remedio,
No te doy la razón, sin embargo, en todo lo demás que argumentas en tu escrito. Sigues dando vueltas a una cuestión que no tiene remedio (como lo de la firma) y que sucedió hace un cuarto de siglo. De la misma manera que tú especulas con contubernios políticos para aprobar la DIA de Jambrina (que lleva más de 15 años sin estar vigente) yo podría documentar añagazas y falsedades esgrimidas por los grupos conservacionistas durante todo el proceso. Pero sería discutir de manera estéril y no merece la pena. Aunque sí que me gustaría matizar tu afirmación de que La Covatilla no sea un "núcleo de servicio con las infraestructuras necesarias", porque yo creo que, en esencia, eso es lo que es.
Nos guste más o menos, las instalaciones de La Covatilla no incumplen la ley por su existencia y ubicación, ya que están situadas fuera de la red Natura 2000, estando sujetas, no obstante, tanto en su periodo de ejecución como de explotación, a una norma específica que se sustancia en la DIA de 2008 y el resto de legislación aplicable, como norma general. Por lo tanto creo que no tienes razón a apoyar el cierre de La Covatilla por razones legales.
También discrepo de tu opinión acerca la utilización de estas instalaciones durante todas las estaciones del año (Como tú dices para: “hordas de turistas y pijos con ganas de fiesta”) o de tu concepto de los conciertos y festivales en el medio natural como algo pernicioso. Tanto aquí como en La Pinilla cualquier actividad que quiera llevarse a cabo, tendrá que hacerse de acuerdo a la legalidad y, si la norma se cumple, no hay más que hablar.
Bueno, sí que hay más que hablar. Porque no basta con que algo se pueda hacer, Si se hace, hay que hacerlo bien. El caso que señalas de La Pinilla es muy diferente al nuestro, ya que su base está prácticamente en el valle y cuenta con un amplio núcleo de servicios con, además de las instalaciones para la práctica del esquí, edificios de apartamentos, área de restauración de alta gastronomía y otros restaurantes, un campo base de multiaventura y bike park. Este complejo (en su conjunto, aunque no alguno de sus elementos) sería ilegal en La Covatilla. Aún así, habrá que estar atentos con lo que ocurra en la estación de esquí segoviana, quizá nos sirva para aprender algo (de lo malo y de lo bueno).
Dices que en Béjar tenemos muchos activos turísticos de interés que promocionar y en eso sí que estoy totalmente de acuerdo contigo. No se sí tu coincidirás conmigo en que esa merecida promoción brilla por su ausencia en mayor o menor medida en todos ellos (qué te voy a contar a ti, por ejemplo, sobre el Bosque), Pero no estoy contigo en la labor de enfrentar unos con otros, o que si uno es peor u otro es mejor. Todos son excelentes y algunos con gran nivel de singularidad.
Como conocen los lectores, publiqué hace unos meses el esbozo de lo que podría ser “Béjar Destino”, un destino turístico en el que se integrarían todos esos activos, complementándose y reforzándose entre sí y configurando una oferta turística de difícil parangón en España. Esa es mi idea, una idea en la que nada sobra. ¿Porqué tendrían que cerrarse (hasta borrase del mapa, como tu sugieres) unas instalaciones que son legales, que tienen capacidad de atraer a miles de visitantes y que, si están bien gestionadas, son rentables en sí mismas?
Concedo que no seas partidario de que la gente, además de los pijos, practique los deportes de invierno, con especial inquina al esquí. Igualmente admito como legítimo que te parezca mal que exista una estación de esquí en la sierra, porque quien quiera esquiar se puede ir a otro sitio. Me parece incluso estupendo que prefieras disfrutar de la naturaleza sin nada que interfiera su verdadera esencia (yo también lo prefiero). Pero, con respecto a La Covatilla, llegan a dolerme tus opiniones descalificantes, poeque es un nombre que atesora la pasión por los deportes de montaña de generaciones de bejaranos a lo largo del último siglo, donde se inauguró en 1933 un refugio de montaña para esquiadores desde el que se organizaron pruebas y campeonatos hasta que las llamas acabaron con él a principios de los años sesenta. Sus ruinas son, en mi opinión, el aval más poderoso para justificar todo lo que se ha llevado a cabo en su entorno.
Como lo es el recuerdo de los primeros esquiadores fallecidos y la memoria de su pasión por la nieve y la montaña y todo su esfuerzo a lo largo de décadas para sentar los cimientos de la actual estación de esquí. La Covatilla es historia de Béjar, incluso más antigua que alguno de sus otros `activos turísticos´, es parte fundamental también de la historia personal de muchas familias bejaranas y, finalmente, el resultado del esfuerzo de muchas personas durante décadas y no solo una ocurrencia de Alejo Riñones, como algunos puedan pretender.
Por las razones legales, económicas, sociales y técnicas que he venido argumentando, yo no soy partidario de que se cierre, desmantele, achatarre, entierre y se borre del mapa La Covatilla, como tu pretendes. Por razones históricas, afectivas y culturales, tampoco.
Alberto Segade Illán.
Te contradices tu solito, Alberto: reprochas que me remonte a una DIA de 1998, pero propones como mayor valor para defender el esquí en Béjar lo que hicieron nuestros paisanos pioneros, con esquíes de madera, en los años treinta del siglo pasado (revisa tus argumentos, porque esos no funcionan, y menos conmigo).
Tampoco aciertas en que los deportes de invierno sean anteriores en la puesta en valor de nuestros atractivos turísticos: supongo que habrás leído las publicaciones de Andrés Pérez-Cardenal, que datan de las dos primeras décadas del siglo XX y no sólo incluían la sierra, sino casi todo lo demás (hay antecedentes locales de lo mismo en torno a 1907 o así, e incluso anteriores).
En cuanto a la vigencia exclusiva de la DIA de 2008, ya os ocupasteis de que saliera adelante sacando los terrenos de la estación de esquí de la delimitación planteada en la Red Natura 2000 (pasé muchas horas con los compañeros de ACUHO rellenando los interminables formularios de la UE para establecer esas áreas y se de lo que hablo). Jugasteis a aquello de "muerto el perro, se acabó la rabia", o más bien a aquello del guardia civil que no sabía si se escribía "andén" o "arcén" para el lugar donde yacía la cabeza de un accidentado, hasta que el sargento lo resolvió con una patada para que el subalterno escribiera "la cabeza se halló en la cuneta": entre políticos y promotores hicisteis lo mismo que el sargento chusquero del chiste, sacasteis la cosa del arcén para enviarla a la cuneta, y todos, inspectores de la UE incluidos, tan contentos (pues ese chiste no tuvo ninguna gracia). Esa es la forma como se resuelve todo por aquí (en esta ciudad, en esta comarca, en esta provincia, en esta región, en este país y hasta en esta Europa desvergonzada), forzando las cosas para que parezcan legales, pero la legalidad y la legitimidad son algo muy diferente y tiene que ver con los valores, los principios, los derechos y los bienes colectivos. La estación de esquí destroza un bien colectivo natural y ese daño no es sólo cosa del pasado, el daño sigue y seguirá presente hasta que desaparezca del mapa. El valor natural de la sierra está muy por encima de las pequeñas contingencias humanas: la moda pija del esquí, los pelotazos urbanísticos a su alrededor (tan queridos por el "amigo" Montero), los beneficios de hosteleros y comerciantes, los presuntos logros políticos de los alcaldes, etc. No tenéis derecho a seguir jodiendo el medio natural, no es vuestro, sino de todos los que ahora vivimos y de los que aún no han nacido: ¿cómo te atreves a poner en riesgo lo que han de heredar nuestros descendientes?
También conozco tu propuesta sobre este conjunto de valores y activos locales y puedo compartirla en parte; ojo, para ser preciso sólo en una pequeña parte y por una cuestión clave: el tufillo a pelotazo que desprende. En vez de un enfoque lento y tranquilo, sin forzar las cosas, abriendo la ciudad al viajero curioso y no al turista lerdo, todo parece enfocado a la idea de "explotación" y al rendimiento económico; es el mismo error en el que incurren nuestros políticos, que no aciertan a vislumbrar otra forma de ofrecer los recursos culturales y naturales que no pase por exprimir la teta del turismo hasta dejarla seca: todo por el turismo (la peor pandemia de nuestros días), todo por la pasta. Y todo muy tardo-franquista, muy sesentero y setentero, a ser posible masivo y descerebrado ("¡que vengan las suecas!"), con tal de que el visitante se deje la pasta en Béjar. Mi modelo es muy distinto, y procede del origen mismo de la palabra turismo, aquel conocimiento de la vieja y civilizada Francia promovido por La Demeure Historique o, en nuestro país, por la Sociedad Española de Excursiones: gente culta visitando lugares poco conocidos, estudiando y difundiendo sus valores de forma tranquila y no invasiva, interactuando con la gente del lugar y, desde luego, sin los puñeteros youtubers, influencers y otros parásitos por medio (que el cielo caiga sobre sus cabezas y Zeus les fulmine), poniendo de moda la última gilipollez o promoviendo el acceso a los lugares más frágiles del planeta (más de 10000 imbéciles se dieron cita en la estación de esquí de Roccaraso, Italia, hace pocas semanas, por culpa de una descerebrada bocachanclas de Tik tok). Nuestra sierra es un lugar muy frágil y muy valioso que sólo debe ser visitado bajo esa premisa de contención, cultura y respeto. No veo nada de eso en el machaque masivo de una estación de esquí y menos en la ampliación de uso "desestacionalizado" que propusiste en comentarios anteriores: por ahí vamos todavía peor. Y bórrese esa cosa del mapa cuanto antes. José Muñoz Domínguez
¡Ay los egos! Unos comentarios más arriba todos de acuerdo y en buena armonía. Uno en su defensa a ultranza de la estación (quizás con mejores datos) y otro en desacuerdo con todo lo hecho. Éste, que siempre quiere argumentos y cuando se los dan son rebatidos. Lo mío, o lo mío.
Creo que lo mejor es que volvamos a las cavernas y disfrutemos de aquel paraíso de nuestros mayores. Pero cuidado, no vengan los defensores de los animales y nos prohíban matarlos y nos dejen con hambre y en cueros. ¡Esto si es vida!
De nuevo un cordial saludo, Pepe.
Me dices, por una parte, que es contradictorio que haga yo también referencias al pasado cuando me refiero al Refugio de las Cimeras de La Covatilla y a todo lo que simboliza respecto a nuestra historia más reciente. No es lo mismo referirse a un acto y documento administrativo, que ya no está vigente; que a un distintivo entrañable de nuestra memoria colectiva, que, desde mi punto de vista y el de otras muchas personas, permanecerá vigente durante toda nuestra vida y seguramente también de la de nuestros descendientes.
Debo precisar, asimismo, que me referí al refugio, de manera concreta, como un antecedente tangible sobre el que sentar las bases, incluso legales, para apoyar la existencia de la estación de esquí. Por supuesto que no es el antecedente más antiguo de la práctica de los deportes de invierno y el excursionismo en nuestra sierra, que se remontan al último tercio del siglo XJX, en un movimiento alentado por los nuevos conceptos puestos en valor al calor de las nuevas tendencias sociales en aquella época. No está ocurriendo algo muy diferente a punto de acabar el primer cuarto del siglo XXI, con el añadido de que lo que antes era privilegio de muy pocos, ahora está alcance del común de los mortales. Lo cual es un importante avance social, pero también causa de muchos problemas.
Si incluimos en el reparto todas las nuevas tecnologías de comunicación y transporte obtenemos el escenario que tú dibujas. Por eso, a fuer de ser pesado, insisto en que es necesaria la norma, por encima de opiniones y opciones personales (ya sean en un sentido o en otro) a fin de garantizar la conservación del medio natural, pero también, con las restricciones que sean necesarias, para posibilitar su uso como factor turístico y económico.
Ya sé que no te voy a convencer, pero queda ahí expuesto mi argumento para quienes sigan el debate.
Me dices también, en otro comentario paralelo a la intervención de Roberto Bueno, que hay que hay que tener muy en cuenta el dinero público destinado a La Covatilla. Por supuesto, aunque el mayor volumen de inversión corresponde a Gecobesa, también hay una estimable cantidad aportada por la Administración. Esta circunstancia hace, en mi opinión, todavía más descartable la opción de cerrar y desmantelar la estación de esquí. Porque lo que corresponde es hacer fructificar esta inversión de todos y no echarla a perder.
Porque además, es perfectamente posible. Puse el ejemplo de Javalambre y Valdelinares como modelo a seguir y tú me replicaste, desautorizando mi argumento a causa de la `continentalidad´ que provoca en el sistema Ibérico, según tú, mayores y más numerosas precipitaciones de nieve como, afirmas, avalan los datos. No sé a qué datos te refieres, porque los de la temporada pasada son los siguientes: En La Covatilla, 6´8 metros de precipitación de nieve en la cumbre y 3´3 en la base; 75 días de nevada en la cumbre y 50 en la base; total de días de apertura, 17. En Javalambre tenemos 1’3 metros en la cumbre y 0´7 en la base; con 33 y 21 días de nevada respectivamente y 88 días de apertura. En Valdelinares, las cifras son 1´2 y 0´7 metros, 36 y 22 días de nevada y 110 días de apertura.
Como se puede comprobar en La Covatilla nevó cuatro veces más en volumen y más del doble de días, pero sus pistas se abrieron un 80% menos que en Javalambre y un 85% menos que en Valdelinares. Algo se hizo mal aquí el año pasado, pero los datos en referencia a la nieve caída en estas estaciones, se mantienen de manera similar en los años anteriores. Por lo tanto me reafirmo en mi argumento. Si allí, con peores condiciones, las estaciones son rentables en si mismas de manera sostenible, aquí, con mayor motivo igualmente podrá serlo.
Alberto Segade Illán.
No me refería a las cifras de años anteriores en ambos sistemas, sino a lo que llevamos de temporada, y que me temo anuncian la tendencia para el futuro, acentuado por la influencia atlántica versus continentalidad ya referida. Y en lo de no echar a perder las inversiones realizadas, no soy quien para opinar sobre las decisiones de inversores privados (allá vosotros con vuestro dinero), pero sí puedo y debo decir lo que pienso de la fuerte inversión pública desembolsada y sobre la deuda causada por La Covatilla en la economía municipal: seguir metiendo billetes en algo que destroza la sierra, además de inmoral e injusto con las generaciones venideras, es huir hacia adelante para aumentar la deuda sin erradicar el daño. Hay que ser mu tonto para seguir por ese camino de ruina y despilfarro cuando esos billetes hacen falta para mejores propósitos, pero se ve que aquí atamos los perros con longanizas. En lo que más razón llevas es en que no vas a conseguir convencerme con argumentos que a ti te parecen del futuro y a mi me rechinan por el tufillo desarrollista al que ya me he referido. El futuro no es montar trastos en medio de la Naturaleza, arrasar el suelo, vampirizar arroyos o permitir el acceso masivo a esos lugares en invierno y resto de estaciones (las leyes españolas son un perfecto coladero en estas cosas). El futuro es dejar de interferir en medios tan frágiles y valiosos como la Sierra de Béjar, limitar la expansión de la mancha humana y el crecimiento insensato que consume recursos finitos. Y eso no sólo afecta a la industria, la agricultura o el urbanismo, sino también al sector turístico: insisto en un modelo lento, tranquilo, no invasivo y respetuoso que está en las antípodas de lo que representa La Covatilla. Otra cuestión: me resulta poco productivo (perdón por el palabro, que detesto) este diálogo de largas parrafadas entre tú y yo aburriendo a las ovejas: ¿nadie más se anima a ofrecer sus opiniones?, ¿ni siquiera Roberto Bueno? Un saludo. José Muñoz Domínguez
A mí también me parece que el debate ha llegado a su etapa final de conclusiones. Porque me da la impresión de que nos hemos quedado tu y yo solos, apurando cada cual sus argumentos (con el peligro que tenemos ambos cada vez que tomamos la palabra). De todas maneras creo que ha estado bien. Cada uno, desde su punto de vista, nos hemos extendido en argumentar y replicar (a saco, pero con educación y respeto) y me parece que esta actitud es la que, en general, nos falta en Béjar. Confío en que quienes hayan atendido a la contienda dialéctica, hayan podido reforzar su conocimiento sobre el tema.
Ya me has asegurado que no te he convencido, Bueno, tú a mí tampoco. Me mantengo en mi opinión, por las razones abundantemente expuestas, en que La Covatilla no debe desmantelarse. Pero también me mantengo en mi condición de que su situación actual es insostenible. Durante los dos últimos años la `gestión´ llevada a cabo por el actual equipo de gobierno en el Ayuntamiento, de manera muy concreta por la concejal responsable, ha sido un cúmulo de despropósitos y a la vista están los resultados. Con la sierra llena de nieve casi todos los remontes están fuera de servicio, porque sólo hay uno utilizable en el pequeño recinto de debutantes que podría haber sido habilitado para la práctica del esquí y que no se ha abierto ningún día esta temporada -y hoy es 7 de febrero- siendo la única de la península que aún no lo ha hecho.
A las 13:00 horas de este viernes (así me ha aparecido en el móvil mientras escribo) acaban de anunciar la “próxima apertura de pistas”, sin más explicaciones. Según figura en la previsión oficial de Atudem para el fin de semana (publicado ayer por la tarde y que yo ya había visto) pondrán en servicio una pista de 260 metros (que es el 1’47% del actual dominio esquiable con 17.660 metros), como aparece en el parte de fin de semana de Atudem, pero en la página oficial no hay ninguna información ni previsión al respecto tan solo el escueto comunicado urgente con la etiqueta de “información importante”. ¿No lo podrían haberlo publicado ayer? ¿No tendrían que explicarlo mejor incluyendo la previsión en el parte oficial? ¿Les dará vergüenza?
Podría seguir relatando calamidades (como que el sistema de producción de nieve sigue sin poder funcionar correctamente) pero no haría con ello más que reforzar tu tesis. Porque, si sigue sin llevarse a cabo el Plan de Vigilancia Ambiental, si las instalaciones no funcionan o lo hacen bajo mínimos y a duras penas, si se sigue gastando dinero público sin orden ni concierto, si se carece de la capacidad (y quizá también la voluntad) de habilitar para ellas un mecanismo de gestión eficaz que garantice su seguridad jurídica y sostenibilidad económica, si no se corrige el rumbo de la errática, por no decir inexistente, política de comunicación, que despista y espanta a los usuarios, si sigue sin definirse su proyección cara al futuro a medio y largo plazo…; todos los argumentos que he esgrimido carecerían de sentido.
Son las dos menos cuarto del viernes, en el parte oficial de nieve siguen sin explicar nada.
Pepe, un abrazo y también un cordial saludo para todos los demás que hayan aguantado hasta aquí.
Alberto Segade Illán
A modo de resumen personal.
Hola José.
El diálogo que os traéis Alberto y tú, es muy interesante. Creo que es más productivo de lo que pudiera parecerte por el bajo número de intervinientes. Y creo que el debate que se ha abierto en las páginas de bejar.biz, y en especial con los argumentos que estáis dando vosotros dos, debe estar generando reflexiones contradictorias en gente que nunca se había replanteado su opinión de lo que pasa con La Covatilla.
Y no estáis aburriendo a las ovejas. Vuestras opiniones, y la manera tan diferente que tenéis de expresarlas, son muy interesantes y, tal vez, muestra representativa del sentir de muchos bejaranos sobre este tema que tan emocionalmente nos divide.
El que yo no haya intervenido estos días más que en tres o cuatro ocasiones, tiene su razón de ser. No soy tipo de palabra fácil, ni creo que me exprese con mucha fluidez. Es casi seguro que a Alberto, con su casi innata capacidad periodística, y a ti, con tus apasionados escritos sobre temas bejaranos, os es más fácil que a mí expresar públicamente lo que pensáis. A mi no me es fácil, pero intento lanzarme con temas que me son sensibles. Y sobre La Covatilla, desde más de 25 años, he escrito unos pocos (y algunos otros que se negaron a publicarmelos :-( )
El caso es que de manera no oficial, con este debate se han ido aportando algunos datos sobre la anterior gestión privada, la innivacion y el impacto medioambiental. Y sobre ellos se han abierto también matices e interpretaciones.
Todo ello es positivo. Y quiero creer que parte del debate lo están siguiendo silenciosamente también los partidos políticos bejaranos. Y deseo que algún día cercano actúen con valentía política y con responsabilidad ante los ciudadanos, para darnos todos los datos que necesitamos sobre la gestión pública de la estación en los últimos 10 años.
Mientras eso llega, me gustaría resumir algunas presuntas certezas, salvo que alguien aporte datos contrarios:
Tras unos 25 años de explotación de La Covatilla como estación de esquí, y a pesar de las bondades que se pronosticaron, la población bejarana ha ido disminuyendo, año tras año, sin interrupción. También hay menos comercio, menos plazas de alojamiento y una economía local más debilitada.
Los datos de innivacion natural, espesores de nieve, periodos de apertura, o kilómetros esquiables, han ido disminuyendo con los años de una manera, más o menos, constante, según los datos recabados de infonieve.es.
El cambio climático continúa de manera imparable.Esta misma semana, el Servicio Europeo de de Cambio Climático Copernicus ha publicado que este enero de 2025 ha sido el más cálido desde que hay datos conocidos. Y todos los meses del año 2024 hicieron lo mismo. Si la gestión de la estación es un problema ahora, la previsión científica es para echarse a temblar.
Medioambientalmente, aunque se cumpla la normativa, que parece ser que tampoco mucho, la estación es muy intrusiva, por decirlo de una manera suave, y sus DIA no fueron modelos de claridad y transparencia. La manipulación política para alcanzar unos dictámenes propicios, fue similar a la aplicada para paralizar la declaración del tan necesario Parque Natural de Candelario.
Al menos los 10 últimos años, la sensación negativa de gestión y mantenimiento de la estación ha ido incrementándose entre los propios bejaranos, incluso entre algunos partidarios del funcionamiento de la misma. A falta de datos económicos transparentes, la impresión es de que es deficitaria con las consiguientes repercusiones en la economía y en la ciudadanía bejarana.
El enfoque turístico de Béjar se basa casi exclusivamente en la estación de La Covatilla, con alguna pizca de Hombres de Musgo… Ese enfoque monolítico desfavorece o boicotea de manera singular otras posibilidades turísticas y medioambientales importantes, como pueden ser el tan necesario como penosamente zancallideado, Parque Natural de Candelario (o como quiera llamarse) o la puesta en su merecido valor de la Reserva de la Biosfera de las Sierras de Béjar y Francia, declarada por la UNESCO hace años, y siempre ignorada, cuando no menospreciada, por nuestras autoridades locales.
Y, José, aunque no me resulta fácil, seguiré escribiendo próximamente de estos temas en las páginas de Béjar.biz, dando continuidad al artículo “Las nieves menguantes” con el que se inició este debate.
Ojalá que algún día el debate lo hagan suyo los políticos locales, para que los ciudadanos bejaranos puedan refrendar como sueñan la Sierra.
Gracias José y Alberto.
Un saludo,
Roberto Bueno
Pues hasta aquí hemos llegado. Yo también dejo el teclado para este asunto, aunque ambos me perdonaréis que me meta de patas en otros jardines (es el único deporte de riesgo que practico y a mi edad no hay forma de cambiar de costumbres). Todavía he enviado un comentario acerca de la fiabilidad de los datos de espesores de nieve; si quiere comentar Alberto, que lo haga, yo lo dejo ya. Personalmente, también creo que no ha estado mal la diatriba (me apunto como tarea lo de sintetizar más en los textos), otra cosa es que haya servido de algo. Veremos. Por lo pronto, la concejala del ramo y el alcalde han salido a los medios para dar la "gran" noticia de la apertura de la canija pista de debutantes, pero cargando toda la responsabilidad del cierre de la estación en el equipo de Gobierno anterior (me pregunto a qué han estado jugando los dos años que llevamos padeciendo su legislatura). En fin, de donde no hay no se puede sacar. No estoy de acuerdo con Roberto en eso de su limitada capacidad de expresión: a mi me parece que le entiende todo y que el resumen publicado puede ser muy útil para quienes consideramos que son sus destinatarios: ciudadanía en general, pero, sobre todo, munícipes locales. Un abrazo a ambos y hasta la próxima polémica. José Muñoz Domínguez
Hola Alberto.
Me alegra ver que posiciones tan dispares como las de José Muñoz, la tuya o la mía tienen cabida de manera respetuosa en estos medios, tan proclives a ver comentarios anónimos nada edificantes.
Sabes que yo también te aprecio, aunque cada uno mantengamos posturas tan diferentes sobre la estación de La Covatilla, ya desde antes de su puesta en marcha.
Ojalá que los que tienen ahora, o han tenido en el pasado, alguna responsabilidad de su gestión pública, sean capaces de abrir un debate cuya finalidad sea poner en manos de la ciudadania bejarana la decisión sobre la continuación o cierre de la estación. Es fundamental poder llegar a una encuesta consensuada dado el degenerativo estado actual de las cosas, desde hace muchos años.
Para ello es indispensable que aporten datos económicos y de innivación desde, al menos 2014, que es la fecha en la que aseguras que hasta entonces los datos económicos y de influencia en la zona eran positivos.
Sobre la otra pata de datos, la ecológica, aparte de la legalidad vigente y las DIA en curso, hay muchas otras derivadas sobre las que José, buen conocedor de todo el embrollo ambiental que rodeó la apertura de las instalaciones, ha dado solo una pincelada.
Si tú, firme defensor de la construcción y funcionamiento de la estación, en tu último párrafo dices que "Si todo va a seguir igual, (...) puede que sea mejor que la cierren", está claro que el debate está abierto en la sociedad bejarana. Solo falta que los responsables políticos, todos ellos, tengan la honestidad suficiente para echarse a la arena y coger el toro por los cuernos de una vez. Pero sin marearnos con acusaciones entre ellos, que los bejaranos solo necesitamos datos. Las conclusiones ya las sacaremos nosotros de manera individual y, sueño, colectiva.
Gracias y un saludo,
Roberto Bueno
Me llevaría bastante tiempo reunir los informes contrarios al proyecto de La Covatilla, previos a la DIA firmada por Jambrina en 1998, pero nuestras autoridades pueden pedírselos al Órgano Competente en Salamanca o en Valladolid y formar un buen dossier. Se trata de informes de los propios técnicos de la Junta y eran muy claros en sus conclusiones: el impacto sobre el medio alpino sería inasumible y, por tanto, el proyecto no debería ejecutarse. Por otra parte, desde la Unión Europea, siguiendo lo establecido por la Directiva de Hábitats y las afecciones a la Red Natura 2000, también se expresó desacuerdo sobre la ejecución del proyecto, con la advertencia al Reino de España de que no se podría contar con financiación de fondos europeos para tal ejecución (como así sucedió). Al margen de estos informes oficiales, no pocos expertos en biología, ecología o ciencias ambientales se posicionaron igualmente en contra. Nada frenó a Jambrina y los suyos en su obcecación política (quiero decir partidista) y, después de algunos "retoques" para camuflar el daño sobre el ecosistema como "severo" (un grado por debajo del nivel real e inasumible), haciendo tramposas piruetas verbales, el consejero de Medio Ambiente firmó la DIA únicamente por puro posicionamiento partidista en favor del Ayuntamiento bejarano del PP (es decir, de su cuerda), sustentando su motivación en el falso argumento de la Utilidad Pública y el interés social (como demostró la entonces DG XI de la UE, el verdadero interés público radicaba en la conservación del espacio natural Sierra de Béjar). Una vez amañada y firmada la primera DIA, ya quedaba abierto el coladero para sucesivas ampliaciones de la estación de esquí (de ahí la DIA de 2008), sumando impactos sobre el mismo medio que, en cambio, se consideraban separadamente (algo parecido al fraude del troceado de grandes obras públicas en contratos menores). Si a todo esto le añadimos el amaño de las cifras y la tendencia menguante de la innivación en las últimas décadas, pues blanco (como la nieve o no-nieve) y en botella. La estación de esquí se construyó sobre bases fraudulentas y exclusivos intereses partidistas, su afección al ecosistema alpino es inasumible, consume recursos públicos que se necesitan para mejores propósitos e iniciativas locales y arrastra pérdidas desproporcionadas que un municipio como el nuestro no puede ni debe asumir. La solución para recuperar el ecosistema y dejar de perder recursos económicos es sencilla y rápida: apostar por su cierre y desaparición. José Muñoz Domínguez
Un saludo Roberto:
Yo no creo que sea urgente, ni siquiera necesario, un debate entre nuestros representantes municipales acerca de la conveniencia, o no, de cerrar y desmantelar La Covatilla. Desde luego, el actual equipo de gobierno parece estar haciendo todo lo posible para que así sea y, si la cosa no cambia, puede que lo consiga. Si me parece oportuno, sin embargo, que se abra un debate a nivel ciudadano, porque la Covatilla es un bien público y la voz de la ciudadanía debe ser escuchada y atendida por los políticos, de eso trata la democracia.
Es oportuno, por tanto, que se pongan sobre la mesa todos los argumentos a favor y en contra de la propuesta, con objeto de que la opinión general esté lo más informada posible. Del debate ordenado, constructivo y cordial surgen los consensos, algo que nos hace mucha falta en Béjar.
Los datos económicos y de explotación que me pides se resumen fácilmente: a lo largo del periodo de Gecobesa el EBITDA (indicador que mide la rentabilidad de una empresa antes de deducir los impuestos, intereses, depreciaciones y amortizaciones) fue siempre positivo y en algún año superó el millón de euros. Nuestros problemas surgieron por la alta carga financiera que supusieron las cuantiosas inversiones realizadas para llevar a cabo el proyecto que menciono en mis otros cometarios y que fueron costeadas en su totalidad por nosotros. Cuando hablo de inversiones me refiero tanto a las obras y actuaciones realizadas como al coste de redacción y tramitación de dicho proyecto las gestiones para la redacción de la documentación ambiental con consultores homologados, etc. etc., todo.
Ahora La Covatilla está libre de cargas y sus instalaciones totalmente amortizadas, se trata, por tanto de asumir sólo los costes de explotación y mantenimiento, no deberá ser difícil cuadrar las cuentas (Como sucede en el resto de estaciones de esquí. En La Covatilla, de hecho y con gestión municipal, la cuenta de explotación en 2022 fue positiva). Además está pendiente de ejecución una importante partida económica destinada a su puesta a punto y mejora. Por esta razón no creo que las razones económicas puedan ser un motivo de peso para justificar su cierre.
Solo tenemos que observar cómo se hacen las cosas en otros sitios, e intentar mejorarlo. Pongo el ejemplo de Javalambre y Valdelinares, ambas estaciones son más pequeñas que La Covatilla (aunque tienen más remontes y mayores sistemas de producción de nieve) están en cota sensiblemente inferior en el Sistema Ibérico, en una latitud similar a la nuestra y en una zona de menor precipitación anual. Sin embargo son muy rentables en sí mismas y en su repercusión económica para la zona, siendo modélicas en el respeto ambiental. Ambas están gestionadas por Aramón, sociedad anónima pública participada a partes iguales por Ibercaja y el Gobierno de Aragón. Es decir que son públicas, como la nuestra, pero su modelo jurídico de gestión es el más adecuado, contando, además con un buen socio (que puede ser financiero, como en Aramón, o tecnológico, como yo propongo en nuestro caso) y su gestión es impecable, aspectos estos últimos que aquí hacen aguas por todas partes.
Yo creo que es oportuno que estas cuestiones se conozcan para que cada cual pueda formarse mejor opinión. A lo mejor tampoco viene mal que los grupos municipales las tengan en cuenta antes de ponerse a debatir si privatizan la estación, la venden o dejan que se cierre ella sola.
Alberto Segade Illán.
En tu discurso faltan datos, Alberto. Explícanos cuánto dinero público se ha enterrado en la estación de esquí, hasta dónde llega la deuda municipal, cómo puede ser viable (no digo ya rentable) una estación que en el último período sólo ha dado beneficios (aceptaremos pulpo...) en un solo año. Haces coincidir los "años buenos" de La Covatilla (seguiremos aceptando pulpo...) con la gestión de GECOBESA, pero de eso hace ya una década o más, tiempo suficiente para constatar lo inexorable del cambio climático. También haces una comparación poco afortunada entre La Covatilla y las estaciones del Sistema Ibérico: ¿nadie te explicó el concepto de continentalidad? El área de Béjar está expuesto a temporales atlánticos que en su día traían nieves a las cumbres, las mismas precipitaciones que ahora serán de lluvia, menguando el régimen nival de nuestra sierra en días y cantidades; en cambio, las áreas del Sistema Ibérico no están expuestas a esa influencia atlántica, sino a sus severas condiciones de continentalidad, que se traducen en veranos muy secos y calurosos e inviernos no demasiado húmedos, pero muy fríos, con fuertes heladas. Esa diferencia la he podido comprobar incluso en Segovia, donde he vivido los últimos 24 años, y te aseguro que se nota la diferencia de precipitación y temperatura a pesar de estar a medio camino entre la zona de Béjar y el Sistema Ibérico. Por tanto, la apertura de las estaciones de Javalambre y Valdelinares no se deben a una mejor gestión por parte de la sociedad público-privada que pones como ejemplo de buenas prácticas (para hacerlo mejor que el actual Ayuntamiento no hace falta esforzarse mucho), sino a la disponibilidad de un recurso que allí tienen durante buena parte del invierno y aquí se ve cada vez menos: no tienes más que contrastar los datos de AEMET sobre días de precipitación de nieve en el Sistema Ibérico y en esta parte del Sistema Central, por no mencionar los días de fuertes heladas en aquella zona y en la nuestra, o los días de precipitación líquida allí o aquí. En fin, no nos hagamos trampas al solitario. Y todo esto sin considerar lo verdaderamente importante: los daños ambientales que deben cesar cuanto antes, aunque a ti te parezca que no hay ninguna urgencia. José Muñoz Domínguez
La pena es que estos debates no lleguen a la gente, me refiero a todos estos comentarios, lo que va a llegar a la gente es lo que se ha dicho hoy en La Arradio, La Covatilla no funciona gracias a las dos concejalas que denunciaron que había en el Ayuntamiento gente investigada en Chile por blanqueo de dinero, las traidoras como las define el Alcalde. Los bejaranos solo van a tener los datos que den en la Arradio, y de ahí no los vas a sacar.Segade intento explicar el lunes pero a mi parecer el director esta incomodo con sus explicaciones y le apremiaba a pasar a otros asuntos,pero Segade siguió y hoy se la han devuelto.
Hay cosas que no tienen remedio, como el cuñadismo paleto e insidioso de la Arcadio Federica y el fachetismo cuernocrático de La Facheta. La gente tiene la posibilidad de informarse verazmente en muchos medios, pero prefiere el espacio de confort de la costumbre y escuchar o leer sólo lo que espera sin cuestionarse nada. Gracias a esa actitud acomodaticia estamos como estamos, en Béjar y en Spain. José Muñoz Domínguez
Puede que está estación de esquí nunca debió construirse, pero existe y es además una buena estación de esquí, a pesar de lo que digan los que nunca la han disfrutado.
Todos los años nieva en la sierra. La gente acude en tropel. Da muchos puestos de trabajo y también beneficios a negocios locales.
Desde 2014 que pasó a manos municipales, todas las anteriores corporaciones la han defendido como han podido y la han sacado rendimiento.
Si la estación de esquí se abandona por la gestión nefasta que padecemos, es cuando será un engendro y un desguace.
Puestos de trabajo? Beneficios locales? Yo debo vivir en una realidad paralela en Béjar! No sé!
Yo he pensado lo mismo. Igual estoy en Matrix y no me entero de cuánto nieva en la sierra, cuánta gente ha acudido allí en tropel, cuánta ganancia y puestos de trabajo dejan las nieves y los tropeles en esta ciudad extraña. O tal vez aquello ocurría de cuando en cuando hace mucho, mucho tiempo, tanto que casi ni se acuerdan los más viejos del lugar. Seamos coherentes: ya casi no nieva y cada año nevará menos, la gestión de La Covatilla es inexistente y la deuda pública acumulada es brutal (tal vez por eso no rinden cuentas nuestros munícipes), las afecciones ambientales son las mismas que hacían inadmisible la creación del engendro en 1998, pero se las apañaron para minimizar el daño en los papeles y maximizar y pervertir una Utilidad Pública inexistente. De ese fraude venimos, y todavía hay quien quiere persistir en el daño ecológico y económico cueste lo que cueste. Curioso. José Muñoz Domínguez
Puestos de trabajo, tirando por lo bajo 40 por temporada. Y en cuanto a beneficios, pues cuando viene tanta gente, seguro que algunos negocios algo más venderán. Menos es nada.
Pero qué beneficios si se han enterrado y dilapidado en la estación millones de euros de dinero público y estamos en situación de abandono y perdidas? Qué beneficios? Que puestos de trabajo? Qué ganancias para los negocios de Béjar si no hay ni sitios para pernoctar apenas? En qué realidad vive usted?
¿Son creíbles las cifras de espesores de nieve que proporcionan las estaciones de esquí? He leído varias opiniones acerca de este asunto y parece que en algunos casos se trata de cifras poco fiables o incluso manipuladas, entre otros motivos porque no proceden de mediciones realizadas con pértigas o jalones nivológicos manuales ni con telenivómetros. Desde luego, los datos alojados en el sitio web infonieve.com para la estación de Sierra de Béjar resultan, como mínimo, sorprendentes. Veamos lo que dicen en esa web para la temporada pasada, parcialmente reportado por Alberto Segade en un comentario anterior:
Fecha de Apertura: 18/02/2024
Fecha de Cierre: 05/04/2024
Duración de la temporada: 48 días, de los cuales
Abierta: 17 día(s)
Cerrada Meteo: 7 día(s)
Cerrada: 17 día(s)
Uso turístico: 7 día(s)
Estadísticas de precipitación: Septiembre 2023 - Agosto 2024
Precipitación total: 1.778 mm
Días con precipitación: 138 día(s)
Nieve caída en la cima: 6,8 m
Días con nevada en la cima: 75 día(s)
Nevada intensa en la cima (>=10cm): 22 día(s)
Nieve caída en la base: 3,3 m
Días con nevada en la base: 50 día(s)
Nevada intensa en la base (>=10cm): 11 día(s)
Datos estadísticos calculados en base a las previsiones meteorológicas, no a mediciones reales de precipitación (OJO CON ESTO ÚLTIMO).
Supongo que los 6,8 metros de nieve caída en la cima (como una casa de dos pisos y medio, para que nos hagamos una idea) o los 3,3 metros en la base corresponden a
la acumulación de nieve nueva, día tras día y en toda la temporada, una sucesión de capas que se van derritiendo o compactando –y, por tanto, reduciendo–, o incluso desapareciendo por efecto de las lluvias dentro del mismo período. Desde luego, son cifras similares a las de estaciones pirenaicas situadas a mayor altitud y latitud, lo que resulta, como digo, sumamente extraño. He subido bastante a la Sierra de Béjar (en años de buenas nieves) y también a la de Guadarrama (desde 2007), bases y cumbres incluidas, y nunca he visto semejantes espesores.
Veamos qué datos constan en la misma web para estaciones pirenaicas como Baqueira Beret (2273-2610 m de altitud), en el privilegiado Vall d'Aran, la temporada pasada: nieve caída en la cima, 7,5 m; nieve caída en la base, 2,5 m. Vaya, sólo 70 cm más que la Sierra de Béjar en las cumbres y 80 cm menos en la base: ¿a nadie más le parece extraño todo esto? Si nos fijamos en la temporada 2017-2018, que parece que fue de las mejores, en Baqueira se registraron 14,1 m en la cima y 6,4 m en la base, datos superados por la Sierra de Béjar con nada menos que, atención, 15,2 m en lo alto y 8,9 m en lo bajo: ¿cómo se midieron esos espesores?
Y como último término de comparación, pongo aquí los datos de ayer mismo para la zona de Ibones-Valle de Tena (Alto Gállego, en el Pirineo aragonés, a partir de https://nivo.3000ibones.com):
"Encontramos nieve continua desde 1300 m de altitud en orientación Norte y 1500 m en orientación Sur. A 1500 m hay 20-30 cm, en cotas medias, a 2000 m cerca de 1 metro en orientación Norte y 65 cm en Sur, y por encima de 2500 los espesores superan los dos metros. El Refugio de Casa de Piedra (1600 m) registra hoy 33 cm y el telenivómetro de Bachimaña (2200 m) 132 cm, con un descenso que ronda los 10 cm en ambos casos desde el lunes".
¿Se parecerán estos datos a los que ayer podían medirse en la Sierra de Béjar?
Las de Baqueira son cifras muy superiores a las de las estaciones ibéricas de Javalambre y Valdelinares, aportadas por Alberto Segade (1’3 metros en la cumbre y 0´7 en la base para el primer caso y 1’2 metros y 0´7 para el segundo, verificables en infonieve.com), pero coherentes con la diferente localización de unas y otras y, por tanto, creíbles. Las que salen de ojo son las de La Covatilla (entre 1990-2369 metros de altitud): ¿cómo puede ser que en nuestra sierra, situada en latitud más meridional y con una cota máxima de 2369 metros en la estación, se reporten espesores que igualen o incluso superen los registros pirenaicos?
Entre las cuestiones que suscitan los datos conocidos está la del total de precipitaciones respecto de las que son de nieve. Para 2023-2024, de los 138 días en que cayeron precipitaciones, 63 días fueron en forma de lluvia y, por tanto, perjudiciales para el mantenimiento de la capa nevada. Si por efecto del cambio climático se esperan menos días de nieve que de lluvias y con temperaturas más cálidas, no parece que el porvenir de La Covatilla sea muy halagüeño. Por ahora, en lo que llevamos de temporada, sólo nevó un par de días de diciembre (lo digo de memoria), aunque de forma "decorativa", y sólo desde hace una semana se pudo ver el blanco manto sobre la sierra como antaño. En 2023-2024, la apertura de esta estación no se produjo hasta el 18 de febrero, con sólo 17 días de uso por esquiadores; este año vamos por el mismo camino: ¿de verdad se puede considerar sostenible el invento?
José Muñoz Domínguez
Pues si le damos el dinero directamente a los negocios BEJARANOS que les aporta algún beneficio La Covatilla cuando esta abierta, nos sobra bastante dinero para otras cosas. NO tenemos hoteles, tenemos pocas casas rurales, y algún que otro piso de alquiler estacional. con 100 mil euros repartidos entre todos tienen beneficios, y lo que sobra para dos autobuses
Pues nada para ustedes la "perra gorda". Ahora resulta que lo más ecológico debe ser tirar sin usar. Los recursos existen y abandonarlos sin utilizar, por no ser capaces de gestionar, es la auténtica aberración.
Sin la estación de esquí todavía estaríamos un poquito peor.
Lo de "tirar sin usar" es incorrecto: en escaso de La Covatilla, se ha usado durante años y ha quedado claro su fracaso; además, el beneficio ambiental de restaurar el ecosistema tras su desmontaje es infinitamente superior al de mantener su uso y amortización. En este caso, hacer desaparecer lo que nunca debió ser construido es lo verdaderamente ecológico, algo parecido al derribo de las centrales de generación de energía mediante carbón: no se abandonan sin utilizar, se borran del mapa una vez utilizadas. Sin la estación de esquí no estaríamos peor, piense en los millonarios recursos que costó y que se pierden en su precario mantenimiento, y que podrían haber mejorado otros recursos culturales o iniciativas sociales en nuestra ciudad: eso es muchísimo más que una "perra gorda", ¿no le parece? José Muñoz Domínguez
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