Contenedores basuraBolardo perjudicadoUn día después de la inauguración parte del costosísimo mobiliario urbano presenta deficiencias y roturas.
Algunos bancos se encuentran junto a los contenedores de basura lo que les hace inútiles e inservibles.
Bolardos deteriorados y tapaderas hundidas por defectos o por su mala instalación o colocación.

La reforma de la Plaza de la Constitución puede convertirse en una nueva chapuza del Sr Lanzarote. Transcurrido un día desde su inauguración ya ha aparecido parte del costosísimo mobiliario urbano roto o deteriorado. En concreto uno de los bolardos ha quedado totalmente inutilizado y las tapaderas que cubren lo que algún día se supone será el soterramiento de los contenedores de basura están hundidas y desprotegidas constituyendo un peligro para los viandantes. El bolardo en cuestión no ha aguantado ni un solo día, a pesar de tener un coste cercano a los mil euros, el doble de lo que vale un semáforo según estimación de los arquitectos que elaboraron el proyecto.

El millón y medio de euros que el Partido Popular ha gastado en la reforma de este espacio urbano parece que no ha sido suficiente para soterrar los contenedores de basura, que fueron retirados el día de la inauguración pero que ya han vuelto a su lugar original. De poco o nada servirán los bancos con madera de iroco que han quedado junto a ellos y la papelera de acero oxidado. Haría falta tener mucho capricho para sentarse en unos bancos que por muy minimalistas que sean no ofrecen agradables sensaciones ni a la vista ni al olfato.
Una vez apagados los focos tras la majestuosa inauguración de la reforma de la Plaza de la Constitución hemos tenido que volver a la cruda realidad.
Parece que a pesar de haber derrochado cerca de un millón y medio de euros en la reforma de este espacio urbano, a los señores del Partido Popular se les ha olvidado quitar o eliminar los contenedores de basura junto a la Torre del Aire.

Ayer fueron retirados para que no afearan la foto del señor Mañueco y del señor Silván junto a Lanzarote y Salvador Cruz, pero hoy han vuelto a su lugar original. Parece que el alto coste de la reforma y del mobiliario urbano que allí se ha instalado ha impedido que desaparecieran de la vista los contenedores de recogida de basura. A lo mejor el soterramiento tendrá que esperar a aprobar una nueva partida de dinero público que aumente el despilfarro, o a lo mejor, en la concepción del nuevo espacio urbano de los populares entraba dejar los contendedores como complemento del monumento a la alcantarilla. Mal lo van a tener lo ciudadanos que se sienten en esos lujosos bancos si al lado van a tener lo que tienen, por las vistas, y por los olores.