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El pecado original
Alberto Segade Illán
En un hormiguero o una colmena de abejas, todos los individuos trabajan para asegurar la supervivencia y prosperidad colectiva. Cuidan y alimentan a la hembra fértil que pone los huevos, reina o poliginia, y crían las larvas hasta que llegan a ser nuevos hijos-hermanos adultos que se puedan incorporar a esta tarea. De ello depende que las hormigas o las abejas puedan seguir existiendo.
Los seres humanos hemos inventado otras formas de coexistir, a partir de lo que los cristianos llaman el `pecado original´, que no es más que un concepto sintético para definir el inicio del proceso que nos ha llevado a lo largo de millones de años a configurar el actual mundo globalizado, donde nuestra especie domina a todas las demás y, como ahora comenzamos a ver claro, puede ser que concluya con la destrucción de toda la vida en el planeta. Eso también está escrito en los textos más antiguos que las sucesivas generaciones se han transmitido desde nuestros orígenes más remotos: el fin del mundo.
Hemos llegado a creer que nuestra supremacía y poder nos confería la condición de invulnerables. Pero nada está más lejos de la realidad, como nos demuestra el diminuto y terrible enemigo que está matando cada día a millares de semejantes, sin diferenciar color o situación, y que se ceba, precisamente, en aquellos lugares donde los edificios son más altos y la tecnología está más desarrollada.
Hay que confiar en que este microscópico ejército de virus no nos llegue a inmolar a todos. En ello estamos ahora mismo. Pero si seguimos queriendo mantener una colmena donde la miel sólo es patrimonio de unas pocas abejas, en detrimento de todas las demás, nuestro futuro dejará de ser posible.
Igualmente, si la colmena se divide en facciones y no se atiende a lo que verdaderamente importa, que es la perduración del colectivo, si porfiamos en mantener los privilegios de clase o país, si abandonamos a su suerte a los más desfavorecidos y vulnerables; acabaremos haciendo realidad la profecía y nuestro mundo se acabará. Puede que no sea en este trance, pero quizá sí en el próximo, que no tardará mucho en llegar si no corregimos nuestro error.
Si proseguimos actuando en contra de las leyes que sustentan la vida, si despreciamos el valor del agua pura y del aire limpio, si no tenemos paciencia para que todo crezca y se desarrolle a su ritmo, si seguimos acaparando sólo para unos pocos, si no repartimos lo que tenemos y abandonamos a quienes carecen de lo más esencial; firmaremos nuestra condena de muerte como especie.
El pecado original nos hizo libres, pero también responsables. Ha llegado la hora cumbre de demostrar que la especie humana acertó al hacerse cargo de su destino, o de comprobar, para nuestra desgracia, todo lo contrario.
Alberto Segade Illán, 07 de abril de 2020.
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Excelente artículo, profundo, sensible y muy bien escrito, según mi libre opinión. Suscribo al 100 % lo que dice el Sr. Segade; felicidades. Lástima que aunque al leerlo hagamos un examen de conciencia y un aparente propósito de enmienda, como en la confesión para comulgar, al final nos tocará cumplir la penitencia. Y todo ello como consecuencia de que, aunque aparentemente el coronavirus nos haga parecer por unos momentos un hormiguero o una colmena, la realidad será, cuando esto pase, que volveremos a adorar al dinero y pelear por el poder, por los privilegios de casta, por la posesión de bienes o voluntades, por las gambas, por el vermut, etc. etc. Se imaginan Vds. por un momento qué nivel de felicidad alcanzaríamos si fuéramos tan humildes de fijarnos en las leyes naturales y siguiéramos sus dictámenes? Se imaginan una sociedad, a nivel de todo el planeta, empleando la inteligencia que la ley natural nos ha dado a los humanos en mejorar todos los niveles de vida? Se imaginan que nos organizáramos como hormigas y abejas? Y que a nadie se le ocurra hablarme de religiones o ideologías políticas, unas y otras son una farsa. Soy pesimista lo siento, pero miren a su alrededor. Y en el pecado va la penitencia y la terminaremos cumpliendo. Hagamos otro examen de conciencia dentro de 4 ó 5 años, cuando todo pase y no tengamos nuevas visitas, y veremos lo que queda de las reflexiones del Sr. Segade que suscribo, y las que yo añado. Un bejarano ausente.
AMEN
Perseverad hermanos, estoy con vosotros para vuestro bien y vuestra salvación. El honor y la gloria serán con vosotros. Aaaamen.
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