Bajo licencia de Creative Commons.
Del pasado glorioso al presente inquietante y al futuro valiente (?)
El cine CastillaLa historia del hombre y de los lugares se compone de cambios provocados por múltiples factores, a veces encadenados (climáticos, económicos, bélicos…). Los cambios provocan una dinámica que, entre otras cosas, mueve a los seres humanos (y a los animales) de lugar. Ello implica el abandono de unos sitios a favor de otros, que a su vez es posible que acaben por ser abandonados para iniciar nuevos. Los arqueólogos sabemos mucho de esto porque nuestro trabajo consiste precisamente en investigar en los lugares que fueron, pero ya no son, es decir en los yacimientos arqueológicos.
A lo largo de los tiempos y de las etapas que los conforman, se han producido constantes poblamientos y despoblamientos fruto de los frecuentes cambios que se producen. La Historia nos los muestra relatados e interpretados por los historiadores para que comprendamos el funcionamiento del mundo. Pero a menudo esos cambios los imaginamos a partir solo del relato histórico, es decir no los vivimos en la propia piel; es pasado y nos recreamos conociendo la evolución de nuestra especie. Lo malo es que hay veces que nos toca personalmente un cambio de mayor o menor calado y cuando eso sucede, a menudo nos deja descolocados, con la incertidumbre sobre lo que pasará.
Vivimos en un tiempo de cambio profundo. No solo es el mundo en su conjunto el que está cambiando a partir factores que nos afectan a todos, como la tecnología y también en su propia medida, el llamado “cambio climático”.
Además, hay cambios a una escala menor, circunscrita a países, a zonas concretas de países, a puntos determinados que en unos años van a dar con una nueva situación, ahora en el inquietante camino que lleva a ella. Todavía muchos podemos mirar hacia atrás y ver en nuestra memoria el paisaje de la España de los años 50, 60 y parte de los 70 constituida por grandes ciudades, por ciudades medias y pequeñas y por un gran número de pueblos que componían la España rural con una economía que en muchos casos era de mera subsistencia, componiendo todo en conjunto un paisaje socio-económico con cierta armonía para su tiempo y su contexto. Cuando se ha ido viniendo abajo aquel sistema, producto de una modernidad cada vez más avasalladora, los pueblos en su carácter tradicional y muchas ciudades pequeñas y muy pequeñas han entrado en una preocupante decadencia a favor de las grandes ciudades, que crecen desmesuradamente. Esto conforma una situación que descoloca a la memoria y acarrea una situación depresiva por cuanto que no se ve una salida para evitar terminar anclados en las grandes urbes. Una parte de la población no parece querer asumir que el paisaje social lleva toda la vida cambiando y ahora no es la Historia escrita quien nos lo muestra, sino nuestros propios ojos que lo ven.
Castilla y León es una buena muestra de esto. Salvo contados puntos, la situación actual parece un caso sin solución, a la vista de la tendencia de desplome poblacional que se ve año tras año. De ello y de todo, a menudo culpamos a los políticos “que no hacen nada por remediarlo”, convencidos (no nos falta una parte de razón) de que si alguien puede crear los caldos de cultivo para solucionar ciertos problemas son ellos, que precisamente se dedican a eso. A continuación, y como forma de desahogo, sigue una crítica vehemente a esta suerte de funcionarios circunstanciales de la política (algunos no tanto porque llevan toda la vida), a los que vemos muy bien enredados en sus cosas del mundo político, que a nuestros ojos han hecho como un mundo particular y aparte en sí mismo, con sus enredos y sus múltiples flecos, viviendo bien de ello o por lo menos a gusto, abusando de una mediocridad generalizada que en nuestro comentario tiene dos partes de vehemencia y cinco de verdad. Pero hemos de reconocer que no es fácil darle un giro a la situación. Ni con talento. Aunque fueran gente más brillante, aunque se dejaran la piel por completo pensando de verdad en nosotros en un acto de entrega encomiable que tendría que ser marca de la casa, no resulta fácil resolver la situación. Tampoco ninguno de nosotros sabría críticamente qué se puede hacer para enderezar lo que parece un cambio irremediable. No queremos volver al mundo de hace 60 años, porque comparando con el de hoy, estaría lleno de carencias; pero no sabríamos con sensatez cómo arreglar esto, para tener aquella aparente armonía y esta comodidad de hoy, para que no se despoblaran los sitios y siguiera habiendo aquella armonía jerárquica de los núcleos de población. Estamos pues en una situación de desorientación muy notable en la que muchos lugares no se vacían por completo porque el turismo y lo turístico parece una forma de mantener la esperanza hasta ver si escampa. Pero el turismo por si solo no va a ser una solución, solo parece una forma de frenar determinadas caídas hasta ver lo que pasa y si la cosa viniera bien, que fuera un buen complemento.
Formando parte de todo este contexto, está Béjar, muriendo aceleradamente y sin una perspectiva clara que haga ver la luz. Ocultar esto es engañarse. No es cosa de pesimismo, es cosa de ver las cifras y tener ojos. El enfermo no ha muerto, pero va quedar tan disminuido que dudosamente va a ser posible reintegrarle a la juventud. Nada será parecido a lo que fue. Vivirá como un jubilado, añorando su tiempo de juventud. Hoy ese enfermo depende en mucho de la medicina que es Guijuelo, si no fuera así, estaría aún peor. El turismo podría haber sido una forma de sujetarle en su enfermedad hasta esperar que algo lloviera del cielo, pero aunque el turismo muchas veces va donde le mandan las campañas, Béjar difícilmente sería objeto de una campaña organizada, porque la gente sabe ya lo que ve y lo que quiere ver y es que Béjar no está para ser un sitio de excelencia turística. Pudo haber pensado en su futuro hace 40 o 50 años, cuando vio venir implacable la decadencia de lo textil, pero apostó por la inercia del caos, que venía determinada por lo fácil, lo simple, lo improvisado, la falta de planificación y de talento. No hubo un equipo de gente bien preparada para idear la villa del futuro, haciendo, por ejemplo, del Patrimonio Histórico y de la Naturaleza una base firme en la que apoyarse, una cierta alternativa a sumar a otras que se fueran planteando. Posibilidades había: la ciudad histórica arriba, bien cuidada todavía. La ciudad nueva abajo, con criterios arquitectónicos calculados y regulados, armónicos, donde diera gusto vivir y venir. El reto, el talento estaba precisamente en el triunfo de la inteligencia en un medio en el que no es nada fácil crear un urbanismo genial que se adapte a la difícil orografía que tenemos. Cuando hay estos obstáculos y se consigue algo digno, se multiplica por diez la satisfacción, para vivir y para venir a verlo. Nada parecido a este caos antiestético que se observa por todas partes, de tal manera que parece que cada uno que ha podido ha hecho su propia creación, entendiendo por creación todo lo que parte de la nada. No hubo ese talento y hoy la posibilidad de una excelencia turística no existe, por tanto ese refugio para salvarnos en alguna medida no va a ser posible, por más que venga alguna gente a vernos en verano y otra a esquiar en invierno. No solo una de nuestras mejores calles (la Mayor) ha perdido su personalidad en las primeras plantas, es también que los barrios donde se ha sustituido por viejo lo que había, se ha hecho con una enorme pobreza de ideas, se ha hecho, sin más El paisaje nos salva (todavía), pero no va a ser suficiente, con él no saldremos de la agonía, porque no es bastante, ni siquiera lo sería quizá con el turismo como aliado. Pero al menos hubiéramos tenido algo para sumar, una fortaleza, como se dice ahora.
Hay que mentalizarse, Béjar no tiene ninguna pinta ahora mismo de volver a su mejor pasado. Está en remodelación a la baja. Debemos entender que en 30-40 años, de seguir así, quedará como un lugar pequeño. Eche usted cuentas a partir del panorama de su población. Y dígame, además: ¿tiene alicientes la juventud para quedarse aquí en masa?... No. Luego estamos abocados a ver que la villa va a ser otra cosa de lo que fue.
Resulta inquietante imaginar lo que puede ser la ciudad medio deshabitada, llena de solares vacíos donde hubo casas, con el urbanismo desdentado, como ya empieza a verse cada vez con más frecuencia cuando se derriba una casa y no se construye.
¿Qué se puede hacer?, nos preguntamos con desesperación. No valen los optimismos de cortar y pegar sin más. Quizá lo que se pueda hacer es, primero, reconocer la realidad: que nunca Béjar será ya lo que fue, y reconocerlo como algo que forma parte del funcionamiento del mundo desde el principio y ahora nos ha tocado a nosotros. Los motivos para haber llegado aquí ya dan igual, es cosa de historiadores, ahora es necesario mirar para adelante, adaptarse e inventar, si es posible, pero desde las posibilidades. Eso hay que planificar el futuro ahora para después y no seguir improvisando. Y partir de ahí, ver dónde y en qué se puede frenar esto en el presente y cómo haremos para construir el Béjar del futuro con un criterio, con 4.000 o con 6.000 habitantes en el mejor de los casos. También se puede vivir así, con menos. Hay que acostumbrarse al cambio, dejarse de melancolías, analizar, proyectar, apostar y luchar. Pero apostar con ingenio, con talento, porque de lo contrario puede ser un mero mantenimiento del enfermo grave de hoy, en coma y entubado mañana, sin esperanzas, solo queriendo verle vivo por nostalgia, aunque en realidad esté muerto. ¿Quién tiene ese talento necesario para planificar el futuro de Béjar a 40 años vista a la velocidad que va todo? ¿Quién, de tenerlo, quiere ejercerlo para nosotros?... Buena pregunta, verdad?
- Pueblos sin gente / 2 (primera parte) LA REDONDILLA CERCA DE LA GARGANTA (CA. 1446-1900)
- Más allá de las nieves menguantes (1)
- Pueblos sin gente / 1 (adenda) CASAS DEL FRAILE CERCA DE NAVACARROS (CA. 1528-1946)
- Pueblos sin gente / 1 (tercera parte) CASAS DEL FRAILE CERCA DE NAVACARROS (CA. 1528-1946)
- Las Nieves menguantes
- ¿qué habló el alcalde de
hace 7 horas 12 mins - El pleno extraordinario
hace 9 horas 42 mins - ¿Cuatro años para
hace 12 horas 39 mins - Unos inútiles de la cabeza
hace 13 horas 41 mins - Béjar está falto de
hace 16 horas 27 mins - Sí, algo huele a pelotazo
hace 19 horas 55 mins - Además de exponer los
hace 20 horas 8 mins - Que algunas personas tengan
hace 23 horas 10 mins - La tenían buscada pero la
hace 23 horas 11 mins - Hombre todos iguales no
hace 23 horas 16 mins
Enviar un comentario nuevo