CartelComo muchos piensan, la destrucción de empleos —aun sin el beneficio de la nueva Reforma Laboral— es como una segadora cortando los brotes de su contrario, que es la creación de empleo. En Béjar, por ejemplo, se registraron 78 contratos en febrero, lo que haría suponer, si la contratación que se realiza en la actualidad no fuera pura “chatarra”, que el paro descendería algo, en un porcentaje muy modesto pero que apuntara a una tendencia a la disminución del número de desempleados. Pero eso es un espejismo. Se crearon 78 empleos y se destruyeron 84. El paro no ha dejado de crecer mes tras mes desde el comienzo de la estadística en 2001 hasta el presente.

Eso seguramente lo sabe todo el mundo; pero no todos vinculan ese crecimiento del empleo con las altas de los contratos en el mismo período. Ya hemos reflexionado sobre eso, pero no estaría de más hacerle otra ligera radiografía al paro en Béjar a ver qué nos dice.

Sería irreal poner a un lado la destrucción de empleo para sacar la cuenta del crecimiento. No puede ser en teoría. Los datos de los nuevos contratos en un mes pueden ser engañosos, pero la estadística de un año estaría más cerca de una conclusión sobre el movimiento de creación y destrucción de empleo hasta hoy, sin Reforma Laboral. Y el análisis de dos años de cifras sería mejor que uno y el de todo el período que abarca de mayo de 2005 (primera estadística de empleo con el nuevo sistema), indica a las clarísimas que el paro seguirá creciendo hasta el infinito mientras la precariedad del empleo imponga una tasa anual de despido superior a la de creación de empleo.

Las matemáticas podrán ser aburridas, pero sirven para expresar lo que no pueden decir las palabras. Es probable que la población tenga que escuchar más a las matemáticas, neutrales y exentas de los pecados capitales de la mentira y la soberbia. Por supuesto, hay que estar preparados para recibir lo que indican los números. Sólo el estudio de la evolución del empleo en Béjar sería un buen motivo para que el Ayuntamiento creara una Mesa de Empleo, participativa y plural, para encontrar causas, consecuencias y soluciones locales.

Para saber qué dicen las matemáticas, o mejor dicho, para mostrar sus cifras porque lo que dicen requiere de mucho pensar y de mucha gente pensando, haremos una comparación simple entre los primero datos anuales del empleo (mayo-diciembre 2005) y los de 2011.

2005
Los nuevos contratos registrados fueron 1.622. No obstante, 1.622 contratos en un año no permitieron que el paro descendiera sino que aumentó en 79 personas, sin crisis y existiendo la alternativa de Guijuelo.

2011
En el año se crearon 1.595 puestos de trabajo y la cifra del paro al terminar el año fue de 1.688 parados o lo que es lo mismo, 93 parados más que al principio del mismo período.

Lo aparentemente paradójico de esa cifras son el punto de partida de una reflexión: ¿por qué en siete años y dos meses se crearon un total de 13.700 empleos, a una media de 167 contratos mensuales, mientras que el desempleo creció simultáneamente a una media de 10 parados por mes? Podrá haber algunos de más o de menos por razones técnicas; pero, sin lugar a dudas, esto refleja que en Béjar la destrucción de empleos, obviamente con pocas perspectivas, circunstanciales y precarios, es más veloz que la capacidad de generar puestos de trabajo de calidad, que realmente son los que pueden hacer retroceder el paro.

Las cifras actuales dan en qué pensar, y lo primero que uno piensa es que, si los pocos empleos que se crean duran dos días, la cantidad de desempleados registrados seguirá yendo a más y que así no se va a ningún lugar, al menos mejor. Si, además añades que el escenario que crean las facilidades que la Reforma Laboral ofrece al despido; despido que viene a unirse a una práctica habitual, no es difícil ver la inutilidad de lo que se ha hecho y de lo que se piensa hacer para la creación de empleos. ¡Éramos pocos y parió la abuela!

Desde Béjar.biz venimos repitiendo que si el empleo es la mayor preocupación de los bejaranos tendrá que ser también un tema público, transparente y constructivo. El secretismo y el lenguaje de consigna sólo traen confusión y desinformación. La realidad de Béjar no se puede ajustar a la realidad de los partidos políticos. La realidad sobre las medidas en torno a un gravísimo problema de supervivencia tendría que ser ampliamente democrática, participativa y de consenso.