RoucoRecupero mi comentario semanal sobre la actualidad nacional, después de un mes sabático marcado por los menesteres de las fiestas navideñas (¡¡¡tan familiares dicen!!!), pero que una vez más los obispos y su corte de curas, “kikos”, célibes militantes, con la bendición de Su Integrista Santidad, han pretendido alterarnos con el deseo de imponer a toda la sociedad civil, desde el puro mitin político, su ideología trasnochada, conservadora y reaccionaria sobre lo que ellos entienden es la familia y los peligros que la acechan. Afortunadamente la democracia permite a todos expresarse y manifestarse sobre este y cualquier otro asunto, elegir libremente y sin imposiciones el modelo de familia en que cada cual quiere vivir, mientras que la realidad y los avances sociales en este terreno son tan importantes, que hechos como estos solo ponen en evidencia el componente antidemocrático de algunos postulados de sus promotores, olvidando que un estado laico y democrático se rige por la voluntad de los ciudadanos que conforman en cada momento sus mayorías, y que estos no admiten ya lecciones, ni superioridades morales de nadie, en este o cualquier otro asunto.

Cada vez se hace más necesario poner en su lugar a las distintas iglesias que conviven en nuestra sociedad, haciendo realidad la separación iglesias – estado. Es imprescindible en el caso de la católica, el derogar y revisar de una vez los vigentes, y en muchos aspectos anticonstitucionales, acuerdos Estado – Santa Sede, cerrando de una vez para siempre temas como el de la asignatura y profesores de Religión, exigir el cumplimiento estricto de autofinanciación que recogen los acuerdos, o acabar con temas tan surrealistas, como el poder configurar los textos de “Educación para la Ciudadanía” según sus particulares criterios, para su aplicación en los centros concertados que controlan. (Por cierto, algunos obispos, me temo, que presentan un profundo déficit ético en esta elemental asignatura).
Por otra parte muchos han sido los temas de actualidad que merecerían comentarios: la importante cumbre Hispano-Francesa (con avances significativos en la colaboración antiterrorista, en las comunicaciones por alta velocidad o en la necesaria interconexión eléctrica pendiente), el 70 cumpleaños del Rey y todo lo que se ha suscitado sobre su persona y alrededor de la monarquía parlamentaria por determinados medios de la extrema derecha política y episcopal, detenciones significativas de los presuntos terroristas etarras responsables de la voladura del aparcamiento de la T4, los avances en el proceso de ilegalización de PCTV y de ANV que parece inminente, la situación y desaceleración de la economía (entre el catastrofismo del PP y la contestación del PSOE esgrimiendo unos datos macroeconómicos aceptables), y como no todo lo que supone el fin de la legislatura, la convocatoria de Elecciones Generales, cuya precampaña comenzó casi con el comienzo de la legislatura. Temas que nos ocuparán ampliamente las próximas semanas.
La traca final ha sido sin duda la historia de ese invento de letra para el himno nacional, que la SGAE y las Federaciones Deportivas pretenden imponernos plebiscitariamente y por supuesto rentabilizar comercialmente. Personalmente estimo que es bastante complicado poner letra a la vieja marcha de granaderos; las últimas armonizaciones musicales realizadas a la misma, creo que son muy acertadas y le conceden una cierta dignidad y grandeza. La nueva letra, siendo políticamente correcta, me produce una cierta urticaria, tal vez me recuerda excesivamente la Pemaniana letra franquista, y creo que nos merecemos algo de mayor enjundia y dignidad intelectual que esa simplicidad. Propongo seguir como estamos y doy por sentado que una mínima cordura del nuevo Parlamento impedirá que se consume el “himnicidio”. Mientras tanto podemos seguir, deportivamente hablando, con el muy racial “Qué Viva España”, eso sí a ser posible acompañado por los redobles de “Manolo el del Bombo”.
Emilio Sánchez Álvarez
14-01-2008