Carmen Toribio Marín. Doctora arquitecto.

El Bosque de Béjar es una de las villas renacentistas en las que la relación entre la arquitectura y el medio en el que se inserta se desarrolla con recursos más ricos. Por su situación en el conjunto, la terraza de la Huerta fue sin duda uno de los ámbitos clave en la gradación de espacios que relacionaban la arquitectura y el entorno; un recinto intermediario entre el carácter más natural del bosque de castaños, el productivo de las plantaciones de frutales y los prados adehesados, la arquitectura vegetal y la de piedra. Una huerta que, inserta en la organización axial del conjunto, era necesariamente mucho más que un simple lugar de producción hortícola: un espacio representativo, el primero al que accedía el visitante. Este debía ser sorprendido tanto con lo cultivado como por la manera de presentar las diferentes especies vegetales, dispuestas, no por casualidad, en un espacio de forma y superficie análoga al de la siguiente terraza, el Jardín de Cuadros.

En la actualidad, la terraza de la Huerta de El Bosque de Béjar ha perdido tanto su forma como su función. Por ello, su posible restauración fue una excelente noticia: El Bosque es uno de los jardines históricos españoles que cuenta con más amplia documentación y bibliografía, lo que permitiría restituir tanto el cultivo como su estructura original. Se dispone además de un Plan Director que señala unas directrices básicas de actuación bien fundamentadas. Asimismo, el carácter de BIC del conjunto asegura, en teoría, su protección. La alegría inicial, sin embargo, se desvaneció con la aprobación del Proyecto de acondicionamiento de la "Huerta de Abajo" de El Bosque de Béjar, redactado por el arquitecto Valeriano Sierra Morillo. Esta propuesta no sólo deja sin resolver el trazado definitivo de la huerta, sino que invierte el presupuesto en una serie de elementos accesorios y artefactos prescindibles, ajenos a la configuración, características y necesidades del espacio. Cualquier intervención en este espacio debe tener como objetivo facilitar su lectura como obra de arte y como documento. El proyecto, cuya ejecución se iniciará el 9 de junio, no sólo no cumple con ninguno de estos dos propósitos básicos, sino que lesiona la integridad del conjunto. Si rectificar es de sabios, la Junta de Castilla y León y el Ayuntamiento de Béjar, garantes de la integridad del bien, aún están a tiempo de hacerlo. La ejecución del proyecto supondría un enorme menoscabo del patrimonio, difícilmente reversible. Hoy nos parece inadmisible. Seguramente, las generaciones venideras lo juzgarán aún con más contundencia.