CiberseguridadIván Parro
“El único sistema completamente seguro es aquel que está apagado, encerrado en un bloque de cemento y sellado en una habitación rodeada de alambradas y guardias armados” (Gene Spafford)
En estos días apareció en la prensa digital la siguiente noticia: ”El 50% de los usuarios de tecnología no utiliza medidas que protejan su intimidad”. Este dato es resultado del estudio de la empresa S2 Grupo a través de su blog hijosdigitales.es (https://tinyurl.com/yxvk7ow7).
Todos sabemos de la importancia por ejemplo de proteger nuestras redes sociales, lo que compartimos, lo que pueden ver o no los demás, activar o desactivar permisos y otras tantas cuestiones relacionadas con la seguridad, pero a pesar de todo, y a tenor de la noticia, seguimos creyendo que nuestros dispositivos se protegen ellos solos, cuando lo que es cierto y debemos tener en cuenta es que las máquinas (ordenadores, teléfonos inteligentes, tablets, Smart TV, consolas, etc.) no protegen al 100% al usuario de ataques. Es importante que seamos conscientes de que con los sistemas y recursos de protección y seguridad que vienen predeterminados en las máquinas no es suficiente. Nunca son suficientes para evitar o minimizar los ataques y sus consecuencias de tantos ciberdelincuentes, los cuales buscan y rebuscan todos los caminos, agujeros y/o posibilidades para robarnos y estafarnos.
Ya he dedicado alguna otra colaboración a algunas de estas estafas virtuales (https://bejar.biz/node/36132, https://bejar.biz/node/38521), y es mi intención hacer un recorrido por algunas de las más frecuentes en este espacio, tanto las más habituales como las nuevas formas de ataques. En lo que está de acuerdo la gran mayoría de expertos en ciberseguridad es en que para evitar infecciones por malware lo mejor es instalar y tener actualizado un antivirus adecuado, descargar las apps desde las tiendas oficiales, no instalar en ningún caso archivos que tengan la extensión .apk y tener cuidado con el acceso y la navegación en las conexiones a redes públicas o abiertas.
En el mismo informe nos advierten de que solo dos cada diez usuarios le dedica suficiente tiempo y atención a leer las condiciones y a revisar los permisos antes de instalar apps en móviles o en tablets. Y es que aunque resulte cansado, tedioso o a veces bastante aburrido o incomprensible es necesario que le dediquemos tiempo a leer y comprobar que los permisos que nos solicitan son coherentes y lógicos con los servicios que van a ofrecer. A veces puede haber servicios ocultos en segundo, tercer o cuarto plano que se pueden instalar sin nuestra autorización o sin nosotros saberlo, pudiendo instalar un software espía o un identificador de las pulsaciones de nuestro teclado para robarnos contraseñas por ejemplo.
Si queremos evitar robos de identidad o de material como fotos o vídeos, añadido al hecho de que nuestra intimidad esté en peligro con las consecuencias que ello acarrearía para nuestra propia vida, lo más sensato es tener implantadas y funcionando todas las medidas de seguridad a nuestro alcance para evitar los ataques o intentos de acceso a nuestros dispositivos. Y para ello en primer lugar debemos tener instalado en nuestras máquinas un buen antivirus actualizado que nos proteja, que se convierta en una barrera importante de contención. Y como complemento de esto se pueden tomar otras medidas, algunas de las cuales ya mencionamos con anterioridad: cuidado con la conexión en redes inalámbricas públicas, no descargar ningún archivo con extensiones ejecutables sospechosas, descargar programas y aplicaciones desde sitios o páginas oficiales, no creer en las falsas ofertas de tipo Premium, y sobre todo utilizar el sentido común en aquellos aspectos que más nos puedan hacer dudar.
Todas estas recomendaciones son medidas básicas pero no infalibles al 100%. Como he recordado en otros momentos la seguridad total no existe, pues siempre pueden quedar huecos y recovecos por donde los delincuentes van a intentar acceder y pasar. Utilicemos nuestros dispositivos con sentido común, implementemos todas las medidas de seguridad a nuestro alcance, estemos informados y documentados de las posibles amenazas que aparecen y cómo evitarlas, y quizá así, seguro que así nuestra navegación por la Red, el uso y disfrute de nuestros dispositivos y todo lo que compartamos o dejemos de compartir no sea más un motivo de suplicio ni preocupación sino un medio más para la relación y la comunicación con el mundo que nos rodea.