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De Santos e irreprochables
De haber sabido que la higuera iba a tener relativo éxito, quizás hubiera organizado una fiesta de “haloowen” abierta a zombis, esqueletos, calvetes y calvotes,... calabazones luminosos en general. El asunto es que yo me subo a la higuera, no para alejarme de nada, simplemente para distinguir mejor, y francamente están siendo muy apreciables los puntos de vista, desde donde me encuentro.
Los primeros de noviembre, se CONMEMORA a los “SANTOS”...,
SUPONGO QUE ESTA DEBILIDAD MIA de ENCONTRARME EN LA HIGUERA periódicamente, es la que ha guiado mis pasos lejos de la Santidad, porque yo Santos, realmente Santos, he conocido pocos.
...Conocí “buenísimos”, que en determinado momento manifestaban limitaciones como todo hijo de vecino, conocí “buenotes” que cuando sacaban su aquel temblaba el invento y conocí y sigo conociendo, “buenazos” que una vez han comprendido que no eres “SANTO DE SU DEVOCIÓN”, TE DEFENESTRAN ETERNAMENTE...
Para estas ocasiones la niña de “Los Picozos”que fui, contaba con un remedio especial: recurrir a los santos tersos, planchados en estampitas, que se exhibían sobre “el trinchero” de la sala; de esta forma, como desde un altar improvisado, nunca me faltaba la referencia a “los santos”. Era en ese mueble robusto de color nogal donde los santos custodiaban el pollo con tomate en las fiestas, el turrón en bandeja de Navidad, guardando abajo, dentro de sus alacenas dulce de peras y aguardiente de guindas para mitigar dolores varios...
!que benditos manjares de la mesa del pobre!! ¡! Que santo lugar el trinchero para pecadores, sin vocación de santos!!...
...Y había más, el larguísimo cabello que ponían almibarado en el alma de los buñuelos; comidos como yo los comí, todos mis tocayos salían a recibirme, cortes celestiales de Ángeles...que solo por llamarme Ángeles, me hacían agua la boca, aunque muy a pesar de sus intentos, nunca me vino la Santidad por ello.
Lo que sí he conocido mas tarde, cuando los buñuelos de cabello de Ángel dejaron de prodigarse, han sido legiones de “irreprochables” todas esas personas que te rodean y que descubres poco a poco en actitudes que te ayudaron a crecer de alguna manera...
Irreprochables los que te ignoraron, los que te menospreciaron, los que trataron de anularte, los que te calumniaron por tus ideas, los que se rieron de tus actos, los que pusieron la zancadilla cuando aún no habías conseguido el equilibrio después de la última caída..., irreprochables con aspiraciones a más que perfectos, pluscuamperfectos que llamo yo, desde mi corto entendimiento.
Esos si son dignos de habitar en el séptimo cielo, porque todo aquello que no te destruye, te fortalece irremediablemente.
Un día de estos debería tomarme en serio eso de ser “aludida”, pero como de momento deseo seguir en “la higuera”, pensaré detenidamente la diferencia entre trinchero, trinchante y trinchado, bajo la elipse de la aureola...total, reflejillos de Santidad...
Gel Borrajo
(Noviembre 1 de 2007)
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Tú, querida mía eres muchas cosas menos Santa,¡A Dios gracias!, las santas en los altares, las personas normales, tan escasas en estos tiempos, en tus trincheros o en mis alacenas. Los preocupantes son los irreprochables, esas personas que intentan colocarte el alma en una estantería, quietecita, para poder quitarle el polvo de vez en cuando.
Yo, a falta de higuera y de un buen aparador, que me haría el apaño, me subo al dragón de la tormenta y del aliento helado, que he visto en una foto, para que tus Santos e Irreprochables buenas, buenísimas gente, me cojan "confesada".
Como siempre. Muy bueno Gel
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