Rey Juan CarlosLeyendo la prensa escrita estos días, o viendo y escuchando otros medios de comunicación, parece que se han abierto de golpe todas las cuestiones y todas las polémicas sobre temas muy importantes como pueden ser la forma y la estructura futura del estado: Monarquía, República, Federalismo, Soberanía, Independencia, Nacionalismo, aparcadas por el actual consenso constitucional y en mi opinión muy ajenas a las preocupaciones de la inmensa mayoría de la ciudadanía. Esto se produce además trufado de todo tipo de batallas menores, como la quema de retratos monárquicos en Cataluña por un puñado de radicales independentistas republicanos, el tema presente desde siempre de las banderas en el País Vasco, o el imposible referéndum del autista Ibarretxe … La gota final han sido las palabras del Rey defendiendo en solitario la monarquía constitucional vigente.
La verdad es que resulta difícil sustraerse a no entrar al trapo de tanta desmesura, máxime cuando además uno cree firmemente en los valores republicanos y en la estructura federal del estado, pero en mi opinión el próximo proceso electoral lo ha desorbitado todo y nos ha instalado por todas partes en el más puro, duro, y por qué no señalarlo, legítimo electoralismo.

Como la mayoría de la ciudadanía, creo que los temas que realmente interesan en estos momentos, estarían en verificar si se hacen realidades diarias todo ese tipo de mejoras sociales anunciadas o en marcha por el partido en el gobierno: ley de dependencia, cheque de natalidad, mejoras en la asistencia sanitaria infantil, extendiéndola al sistema bucodental infantil, la salida de la cola del sistema educativo europeo disminuyendo el fracaso escolar, una vez superado el “ruidoso” tema de la educación para la ciudadanía, la universalidad de las guarderías de 0 a 3 años, las posibilidades reales del acceso a la vivienda en propiedad o alquiler, posibles ayudas en el tema de las hipotecas con los tipos de interés al alza, la disminución del empleo precario y sobre todo de la siniestralidad laboral, el alcance de las inversiones por comunidades después de las negociaciones presupuestarias finales de esta legislatura, el control del urbanismo desaforado y las mejoras en el medio ambiente, etc.
A la oposición le corresponde, especialmente al PP, contestar con sus propias ideas y alternativas las propuestas socialistas, como viene haciéndolo en muchos de los temas sociales enunciados, y por supuesto abandonar cantinelas ya fracasadas: el nacionalismo excluyente español, la España que se rompe, la negociación con los terroristas y la cesión al chantaje nacionalista, los estatutos, las banderas, … temas que pueden dar algún rédito electoral, pero que se basan en falsedades comprobadas y que solo aportan confusión, enfrentamiento entre comunidades, y amplifican el debate mediático señalado.
En el campo nacionalista vasco, veremos primero si en su próximo congreso se mantiene esa pretendida y rocosa unidad partidaria del PNV, como queda finalmente la ponencia política a aprobar, y hasta donde le aportará réditos electorales, incluida la propia continuidad futura del Lendakari, la excluyente idea de Ibarretxe de apropiarse y envolverse en la bandera nacionalista frente a una gran parte de la sociedad vasca. Algunos comentarios en relación al teórico derecho al “ámbito vasco de decisión”, obviando Estatuto y Constitución, especialmente por Madrazo (IU-EB), defendiéndolo como una idea avanzada y de izquierdas me han producido sonrojo y cada vez me confirman más que la participación de este partido en el tripartito vasco, solo está justificado por el deseo de tocar poder que tiene este dirigente.
Dudo que el ruido mediático se calme, espero que todas estas ideas legítimas y sus posiciones puedan discutirse en un futuro próximo, son temas pendientes que habrá que abordar, cuando así lo demande la mayoría social y no cuatro radicales, en el marco del sosiego y consenso que impulsó la transición y la Constitución, sin que sean motivo de enfrentamientos entre nacionalismos excluyentes, también el español, y de las diversas comunidades que actualmente conforman el estado y no lo olvidemos de la Unión Europea.
Emilio Sánchez Álvarez
1/10/2007