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" La Madre "
Tengo un peculiar concepto de “madre” que abarca mucho mas que el léxico y el puro significado de la palabra.
Rinconcillos de memoria, sombras de mesas montesas del castañar, alejada del subir y bajar de todo un pueblo; olvidando a conciencia los dimes y diretes, los libros de texto y sin poner ninguna vela, leí toda la colección que produjo la autora premio Nóbel en el treinta y ocho...
“...Entonces el escritor de cartas empezó a leer lentamente...
se hizo el silencio y la madre escuchaba, así como los niños y la gente.
A cada palabra, hacía una pausa el hombre para explicar su pleno significado, en parte porque es cierto que las palabras escritas y las palabras habladas no son las mismas, y en parte, también, para demostrar lo sabio que era”...
En mi memoria, junto a “La Murga” y “La Novena”, días de adolescencia leyendo a escondidas textos no recomendados para mi edad, filosofías de Peard S. Buck, con el Padre Julio y el Hermano Francisco latineando de fondo...;
retomo el libro del mismo titulo que este garabatillo, edición de bolsillo con pasta coloreada y cuyo tomo amarillea tercamente recordándome tanto como la dedicatoria firmada en 1974 (por Flor) que van pasando los años...
...y como las palabras escritas no tienen nada que ver con las palabras habladas, con mas pena que gloria... solía suspender también en septiembre...
“Aquel viento del este, viento del oeste” ha llevado a “la madre” mucho más lejos de lo que la niña que quería estar descalza sospechó jamás... vaivenes de risas y llantos me acompañan de este a oeste de una tierra bajo el manto afortunado de una mujer-símbolo sobre un mar verde de castaños... y me parece a veces sorprendente en medio del oleaje hojado, mantener los ojos iluminados, viendo como se me quedan pequeños, ridículos los conceptos convencionales; supongo que por accidente yo aprendí tan de cerca horizontes de “MADRE ” tan completos, que la superchería tan refinada que se expande a mi alrededor, me produce “hilaridad”.
Confieso públicamente mi pecado soberbio, suelo cantarle God Spell a una Virgen tan blanca, que resplandece sin joyas.
...y con la misma frecuencia, en mis soledades a campo abierto, tarareo el “Ave María” de Schubert en honor a la madre-coraje, que poco tiene que ver con una simple estatua...
La amo más, La encuentro más en el silencio de las candelas, en el susurro de los manantiales, en el tejer de las fábricas... que en el derroche de lujo.
Quiero suponer como Aristóteles que cada vez que el hombre actúa, actúa para el bien, el bien supremo es la madre,
la madre es nuestra mayor la felicidad,
la felicidad descubre la sabiduría,
la sabiduría el desarrollo de la razón,
y la razón el bien supremo, bien supremo que guía al hombre,
esa guía que da la vida,
la vida que nace siempre de la madre y cierra sin tregua, un nuevo ciclo...
Es un concepto cotidiano y eterno de la vida que nace, de la vida que muere... perpetuo circulo que representa “La Madre”...
AMPLIO CONCEPTO QUE NO CABE MÁS QUE EN EL PECHO.
Gel Borrajo
(Septiembre 5 de 2007)
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