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La Covatilla y Gecobesa. Verdades incómodas y consensos posibles
La sala 3 estaba prácticamente vacía. Mientras tanto, el resto de salas de los multicines del centro comercial estaban a rebosar. La diferencia estribaba simplemente en que en la sala 3 se proyectaba la película documental “Una verdad incómoda”, con una sola persona en el reparto: Al Gore, ex-vicepresidente de los Estados Unidos y nuevo premio Príncipe de Asturias. Allí, durante 90 minutos, tan ilustre narrador demostraba a los pocos paisanos que habían optado por evitar las colas de los más aclamados estrenos cinematográficos, cómo nuestro planeta se ve inmerso, ya, en un presente lleno de incertidumbres a causa del indiscutible cambio climático. Con ese título y su larga cadena de inquietantes perspectivas, era lógico que no durara más que una semana en cartelera. La gente quiere distraerse y que no le compliquen su vida más inmediata. Pero las verdades no dejan de serlo por el único hecho de que no tengan un respaldo masivo. Y, aunque la sala 3 estuviera desolada, el cambio climático está ahí…
El domingo 6 de Mayo estuve en la marcha a La Cardosa, organizada por la Plataforma por el Parque Natural de Candelario, junto con otros 70 montañeros (en el más amplio sentido de la palabra). Tal vez no éramos muchos pero, al igual que en la película, las evidencias no se pierden por la escasez de conciencias. Allí, a 2000 metros de altura, me topé con el boletín que GECOBESA había editado con ocasión de la Feria de Muestras que tuvo lugar en Béjar unos días antes. Su artículo de portada “Pequeñas mentiras/Grandes verdades” es un alegato bien escrito sobre la verdad y la mentira. Y coincido, sinceramente, con el articulista en sus primeros párrafos, y hasta en la oportuna cita que al final hace de otro ilustre gobernante de los EUA, Abraham Lincoln.
Pero las verdades, además de serlo, han de ser objetivas y coherentes a lo largo del tiempo y de las situaciones cambiantes. Y eso, amigo articulista, es lo más difícil y lo que echo a faltar en tu escrito. Porque tus quejas sobre el “… acoso continuo a GECOBESA…”, “…la descalificación previa de quien mantiene una posición discrepante…y la satanización de los que atreven a discutir sus planteamientos…”, “cuando tildan de manipuladores…a los que se oponen a su versión…”, no las oí cuando ese acoso lo hemos sufrido aquellos que siempre hemos querido, legítimamente, “otra” Covatilla y hemos luchado por ella, también legítimamente. Hace muchos años, cuando GECOBESA apoyado por la mayoría de la gente de Béjar y su Ayuntamiento, con la misma legitimidad quiso tirar hacia delante con el proyecto de una estación de esquí, los pocos que nos mostrábamos en contra del proyecto fuimos, y aun lo somos, descalificados como manipuladores, ecologistas trasnochados que quieren la ruina de Béjar, mentirosos, y un sinfín de barbaridades que aún hoy no sólo se siguen sufriendo, sino que además se han extendido al vecino pueblo de Candelario hasta con agresiones físicas. Que lástima que tu alegato a la verdad no se hubiera publicado entonces. Porque si así hubiera sido, la verdad hubiera sido objetiva, coherente y rotunda.
Por todo eso, digo que se falta a la verdad en el boletín de GECOBESA cuando se habla de “…un clima de guerra civil permanente…”.Se falta a la verdad cuando se asegura que “…esta situación corresponde a una estrategia planificada por un astuto enemigo…”. Me recuerda esto a lo de las conjuras judeomasónicas…Yo, por defender “otra” Covatilla no soy enemigo de nadie, simplemente lucho por lo que creo. Y no hay estrategias planificadas, sino personas que defienden una sierra para todos y no solo para los esquiadores.
Se falta a la verdad al “…poner especial énfasis en conservar los valores naturales de La Cardosa, donde únicamente se ubicarían pistas naturales…”. Engañoso adjetivo este de natural, cuando a renglón seguido se dice que “…necesitan que sean transitables para máquinas pisanieves… señalización, paravientos, retirada de piedras…y un pequeño remonte de 200 metros para la evacuación de esquiadores…”.
Se falta a la verdad cuando se escribe que “…GECOBESA viene apostando en los últimos años por la sostenibilidad…”. Pruebas evidentes de lo contrario son la ampliación hace un año delbar terraza a un paso de la cumbre, que ha supuesto un impacto paisajístico enorme con la construcción de un muro escollera de varios metros y que se ve desde la ciudad de Béjar (yo lo veo desde el balcón de mi casa). O la colmatación de la turbera al lado del aparcamiento. O el vallado perimetral de las pistas que ha acabado con décadas de libre excursionismo. O la desoladora imagen que ofrece la sierra cuando las pistas no las tapa la nieve. O respecto a la prevista ampliación, ¡¡¡cuando se proyecta la construcción de dos balsas de agua de 20.000 m3, de ampliaciones consecutivas del aparcamiento en más de 30.000 m2, y la construcción de un restaurante en la misma cumbre una vez que nuevos remontes lleguen a ella!!!
Y cuando una de las conclusiones del Master Plan es “…frente a una demanda creciente… interesa ampliar el dominio para fidelizar…y atraer nuevos clientes”, la sostenibilidad, y la credibilidad de GECOBESA al hablar de ella, acaba de derrumbarse. El desarrollo sostenible no significa solamente plantar unas cuantas matas de piornos o enebros rastreros…
GECOBESA sostiene que su propuesta de ampliación no implica un problema para el desarrollo sostenible de la zona y que su opinión viene avalada por los expertos y los responsables de medio ambiente de la Junta de Castilla y León. Es cierto que así es. Solamente añadir que los expertos citados son los de la empresa SEMSA, contratada por GECOBESA, que han elaborado el Master Plan “…fundamentado en criterios que responden a la demanda de GECOBESA como entidad promotora” (Trascrito literalmente de la página 3 del boletín). En lenguaje castellano, quiere decir: hazme el trabajo pero los resultados han de ser estos, que para eso te pago. Respecto a los citados responsables de la Junta, decir que son responsables políticos y cuyas apreciaciones muchas veces no coinciden con los técnicos, tal y como se demostró en la primera ampliación del aparcamiento, cuya autorización fue política y no técnica. Por no hablar del vergonzoso parón político a que tienen sometido desde hace una década el PORN del Parque Natural de Candelario
Las personas y organizaciones que estamos en contra de la ampliación de la estación de esquí nos apoyamos, sin haberlos contratado, en los expertos nacionales y de la Unión Europea que han declarado la Sierra de Béjar y Candelario como zonas LIC, ZEPA y Red Natura 2000. Por si fuera poco, los expertos de la UNESCO han declarado la Sierra de Béjar como Reserva de la Biosfera. Esta declaración ha sido otra más de las verdades incómodas sobre las que GECOBESA y el Ayuntamiento han pasado de puntillas. Cuando en cualquier otra parte hubieran saltado de alegría por la nominación, aquí ha escocido, pues significaba otra victoria de esos “astutos enemigos de estrategia planificada” y un posible freno a proyectos de ampliación.
Tal vez deberíamos admitir que si las personas honradas, de uno u otro criterio, no lanzamos mentiras infundadas o con oscuros fines, las verdades en relación con la actual estación de esquí y su pretendida ampliación no son más que interpretaciones discrepantes de una misma realidad. Tal vez con este punto de partida podría abordarse “…la vía de diálogo entre las partes implicadas para posibilitar una solución integradora de todos los planteamientos” al que se hace referencia en el boletín de GECOBESA. Sí así fuera, el necesario consenso al que alude el articulista podría fructificar. Pero no funcionará si, además de lo tardío que llega, se hace desde una posición de tierra arrasada. Hay una realidad obvia: la estación de esquí existe, con sus puestos de trabajo, su repercusión económica en la zona y también con su degradación del medio natural. Pero el movimiento en contra de su ampliación podría aceptar ese diálogo pro-consenso, aceptando la realidad existente ahora, si se racionaliza su situación actual y se abandonan los proyectos de ampliación que se pretenden. Al igual que para GECOBESA sería irrenunciable abandonar el status actual, para el movimiento en defensa de la sierra es irrenunciable el abandono definitivo de cualquier proyecto de ampliación.
Estoy de acuerdo con el último párrafo de la página 2: “Las generaciones futuras nos juzgarán a partir de la decisión que adoptemos…”. Parte de esas generaciones nos juzgarán solo en términos económicos y otra parte lo harán en su vertiente ambiental. A todos ellos deberemos hablarles entonces de “aquella verdad incómoda” y porqué unos fuimos a la sala 3 mientras el resto hacia colas en el resto de las salas.
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