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Visiones de Béjar (110): Un camino de ida y vuelta. ¿Un BIC aguado...?, ¡un BIC ahogado…!: El Bosque.
Es el día 22 de agosto de 2014. Estoy en Béjar, decido ir con mi cámara de fotos a la Garganta del Oso, vía el paraje de Los Pinos, Tomillar o Monte Mario, como también se denomina, a eso de las 5 de la tarde aproximadamente. Me adentro por el acceso de vehículos a dicho paraje, Los Pinos, no sin antes atisbar las obras que se están acometiendo por parte del ayto. de Béjar en las antiguas instalaciones de Hispano Textil. Según tengo entendido, quieren llegar a utilizarse como recinto ferial, no sé si con buen o mal criterio. Quizás algún año, ¿quién sabe? Aunque, a decir verdad, tengo que decir, de una forma constructiva, que no sé si es el sitio ideal, a no ser que se proteja el lugar de las avenidas del río y otros “peligros colindantes”. Quizás con las nuevas elecciones municipales, a la vuelta de la esquina para el próximo año, sea una realidad; el sitio a priori promete, a pesar de lo que he comentado y aunque estén estas instalaciones un tanto alejadas de la urbe bejarana en sí.
Tomo la pertinente foto (1) simplemente como para dejar constancia, quizá al tiempo que escribo este artículo, ya estén prácticamente utilizables, para que los carruseles y demás parafernalia ferial se instalen allí, para años sucesivos. Continúo ascendiendo y adentrándome en el paraje por el camino que parte hacia la derecha de la carretera asfaltada de acenso, justo en la curva. Se sigue apreciando cómo se ha adecentando o se pretende hacerlo, atisbándose entre los árboles ya una gran explanada de arena bastante limpia y ordenada foto (3). Después de haber dejado más abajo edificios semiderruidos que el ayto. bejarano se afana por que no sean, quizás, fuente de “malos hábitos insalubres”, foto (2), para nuestros más jóvenes durante los días que pudiesen durar las ferias cada año. Esperemos que esto último no ocurra, si al final se dedican dichos solares del antiguo Hispano Textil como recinto ferial.
A la altura de la casa del bosquero, me detengo para echar nuevamente la foto (4), se aprecia claramente cómo ésta está siendo reconstruida prácticamente en su totalidad. Desconozco si a esta “instalación” se le dará un uso “privado”, como viene siendo habitual los últimos años, gracias a su morador ocasional, un conocido artista pintor, para más señas; o se le darán otros usos, por ejemplo, como oficina de información de cara a los turistas. Que pensarán, apreciados/as lectores/as, y con buen criterio, que qué pueda pintar ahí un punto de información de ese tipo, o un pequeño centro de interpretación de la naturaleza, o cuando menos un “lugar” donde se pueda explicar, ya no solo la flora y fauna de este paraje, sino del entorno privilegiado de Béjar. ¡Quién sabe si a alguien se le ocurre algo parecido y la corporación municipal pertinente lo lleva a cabo!
Sigo adentrándome en el lugar y me detengo ahora en el espacio de la fuente de la Hoja, foto (5), donde el ayto. está llevando a cabo una actuación bastante importante y pienso que acertada; y no es otra que el adecentado de dicha fuente y su perímetro, disponiendo una barbacoa cubierta en forma de “caseta”, con sus pertinentes tiros de chimeneas y sus accesos, mesas y bancos pétreos. Apuntar simplemente, a modo de comentario, que me gusta cómo está quedando este sitio de Los Pinos, fotos (5 y 6).
Sigo profundizando más por el paraje de Monte Mario y tomo ahora alguna foto para corroborar que los “artilugios de gimnasia” siguen en su sitio después de los años, foto (7).
Continúo avanzando y llego al límite del paraje, donde prácticamente se encuentra su linde confrontante con el camino proveniente de la parte sur del barrio de Palomares, el cual tomo ascendiendo. Veo dos carteles que me indican que por esa dirección se llega al albergue de la Canaleja, foto (8).
Pasados unos metros me detengo ahora frente a la denominada “Cascada”, formada su salto por piedras entrepuestas unas entre otras y ausente su líquido elemento, -¡qué pena!, sin duda le daría y le daba una gran vistosidad al lugar el agua proveniente de la Garganta del Oso, quizás volvamos a verla pronto-. Aquí, al otro lado del camino, a mano derecha, se atisba todavía el pequeño puente de madera, teniendo este emplazamiento, por tanto, dos accesos; uno por el puente y otro por el camino propiamente dicho fotos (9 y 10).
Como podrán comprobar, sobre todos los nostálgicos bejaranos de este y otros parajes, por esta mi nueva Visión de Béjar, un poco en ”forma de narración”, o por su propio pie, si se deciden a realizar el paseo en futuros días, los lugares o sitios de este paraje de Monte Mario siguen siendo los mismos desde hace muchos años, solo cambia, y de forma significativa, que no fluye el agua proveniente del regato de la Garganta del Oso. Eso se puede apreciar desde bastante más arriba de su cauce, donde el agua de este regato desaparece, siendo presuntamente desviada a prados colindantes.
La ausencia de agua por el cauce y la regadera que trascurre paralela al camino de tierra desde el paraje de Los Pinos, ya dejado más abajo, y el punto de encuentro con la carretera Navacarros-Candelario, también es palpable; poniéndose de manifiesto este hecho también en este punto, donde existen unas pequeñas arquetas con compuertas, obviamente vacías, claro está, por la falta de agua, foto (11).
Voy a centrarme ahora en el último tramo de ascenso hasta mi destino final de ida (recuerden: Garganta del Oso), y el regreso hasta casa.
Pues bien, llegando al camino de arena, después de haber caminado durante algunos metros por la carretera asfaltada que comunica el pueblo de Navacarros con el de Candelario, me adentro en este camino hasta los Prados Domingos; donde se aprecia que el agua que debiera fluir por allí, también brilla también por su ausencia.
Sobre este tema del agua solo me cabe pensar si esta agua no corre por la regadera correspondiente hasta el Bosque, digamos que por causas “naturales”, o por causas debidas a “la mano del hombre”. En fin, que seguro que habrá tema, tiempo y lugar, pienso yo, para hablar y escribir de la susodicha agua.
Sigo mi camino hasta la Garganta del Oso, meta final de mi paseo; y por donde observo que sí que discurre el agua, en un ágil fluir, clara y limpia, foto (12). Aquí me encuentro con varias personas de una familia disfrutando del magnifico lugar que se ofrece lleno de belleza a nuestros sentidos. -Ya se va echando la sombra en este paraje, va poniéndose el sol en sus proximidades-, por lo que decido comenzar mi regreso, siguiendo el cauce del regato que discurre, esta vez, por mi derecha. En un puente construido sobre el cauce, que crucé cuando ascendía, me detengo, y vislumbro, aguas abajo del arroyo, otra charca a modo de pilón, como ocurre en la misma Garganta.
Continúo por el camino de tierra descendiendo, dejando ya a mi izquierda el cauce del regato de la Garganta del Oso. Ya no se ve. Y no puedo apreciar en qué lugar preciso desaparece o es desviada el agua de su cauce. Pues llegado a los Prados Domingos, como sucedía en la ida de mi recorrido, ya no hay agua.
Sigo descendiendo y deshaciendo el camino, hasta la carretera Candelario-Navacarros. De aquí, pasando las compuertas que aprecié a la subida, naturalmente sin agua, me dirijo otra vez al paraje de los Pinos. Bajando ya seguidamente por las escaleras principales de la Iglesia del Pilar, hasta llegar al punto donde tomé la primera foto de las acometidas de luz, accesos y demás, que conducirán al posible, o “futurible”, recinto ferial.
Cruzo el puente denominado “Nuevo”, bajo el que discurre, y muy claramente, el caudal del Río Cuerpo de Hombre. Continúo mi camino y a la altura de la subida al Castañar de Béjar, me encuentro con los buenos amigos Mario Matas y Rosa Sánchez, que de allí bajan. Nos saludamos y departimos unas palabras.
Continúo mi trayectoria hasta el cruce de Santana y de este punto hasta el Hospital virgen del Castañar, para llegar al cruce con la calle Colón, acometiéndola hasta el cruce con la calle Olivillas, donde está ubicada la casa de mis padres.
Y como verán, apreciados/as, lectores/as, así se me pasó la tarde, o más bien invertí 3 horas y media aproximadamente de mi vida, en un recorrido de ida y vuelta con mi cámara de fotos y mi pequeña mochila en ristre para llevar el bocata pertinente del que daría buena cuenta en La Garganta del Oso. Un camino de ida y vuelta donde el agua y su ausencia fue la protagonista, gracias a un BIC, en estado comatoso, denominado El Bosque de Béjar.
Paulino Aliseda Hoya
Paalho68@hotmail.com
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- Lo que diga Esther va a
hace 1 día 19 horas - POr cierto Esther.¿ Que
hace 2 días 13 horas - Y a AYUSO.
hace 2 días 13 horas - Gracias Esther por decir hoy
hace 2 días 19 horas - Ya no cuela este tema. Que
hace 3 días 15 horas - Aquí el caso es poner pega
hace 3 días 15 horas - Aquí huele a Koldo
hace 4 días 11 horas - La PSOE es como la gata
hace 4 días 17 horas - También había
hace 4 días 20 horas - bueno seguro que parecido a
hace 5 días 9 horas
O sea Paulino, que pudiste constatar personalmente que el agua de la regadera que nutre el jardín de El Bosque se distrae artificialmente de su cauce natural en algún punto por cima de los Prados Domingos, no?. Porque tu relato no deja lugar a dudas!.
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