EstrellasEra noche cerrada, Alba y yo nos íbamos a ver las estrellas cuando me dijo que le había gustado algo que yo había escrito. Con la vanidad recién alimentada le dije que le escribiría un cuento, pero el tiempo, siempre caprichoso, en lugar de enredarse y quedarse entre mi pelo, se me escapa poco a poco por mis dedos. Cuando los minutos son horas y transcurren los días como un soplo de viento, las promesas se duermen aburridas.

No puedo con el cuento, Alba querida, pero una leve poesía, inspirada en las estrellas que tanto te gustan, comienza a surgir de mi teclado. El cuento, para el invierno, cuando fuera llueve y el corazón se calienta en el brasero.

LAS ESTRELLAS DE ALBA

No hay oscuridad si brillan tus ojos

Ni miedo al olvido si estoy junto a ti.

Mándame, Princesa, tu mejor estrella

Subiré a su estela, perderé mi fin.

Flotas en el aire como Campanilla,

Su polvo de hada me hace estremecer

Un suave aleteo me despierta el alma

Ven conmigo al cielo, te lo enseñaré.

Hay plumas brillando en el horizonte

Tus dedos se alargan, queriendo tocar

Mil caminos corren dentro de tus manos

Tus pestañas llegan antes de cerrar.

Júpiter nos riñe por el estropicio

Todo el firmamento cambia de lugar

La luna se esconde, el sol ya no sale

Juegan a pillarse, ¡Qué barbaridad!

Alba se despierta con una sonrisa

Dejó una diablilla sujetando el mundo

Ella y su maleta volvieron a casa

En cualquier momento puede regresar.

M.H.M.

Tengo que reconocer, Gel, compañera, que de alguna forma copio tu fórmula, el momento y el cauce. Pero a veces las maestras necesitamos aprender de aquellos alumnos que nos salieron aventajados.

Un gran beso también para ti.

Marina Hernández Martín