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La Ruta de las Fábricas Textiles o Paseo Fluvial de Béjar I
Javier R. Sánchez junto con un grupo de profesores, nos invitaron una tarde a realizar lo que se ha dado en denominar la Ruta de las Fábricas textiles; se trata de un paseo por la historia reciente de Béjar, en el que queda reflejadas circunstancias, tales como la lucha de los bejaranos por traer el tren y poder competir con otros focos industriales, o el nombre de una nave de la Fábrica de Gómez-Rodulfo asociado a los avatares de la Guerra de la Independencia. Aunque hoy día parece ser una zona que ha caído en el olvido, (basta ver la vegetación que amenaza apropiarse de algunas de las zonas del paseo), todavía es fácil imaginar el trasiego de operarios, de mercancias etc, que pudo, llevarse a cabo en esa zona no hace muchos años. En manos de todos y especialmente de los poderes públicos está poner en valor esa zona que ha sido crucial en la historia de Béjar y que no cabe duda es uno de los principales atractativos de la ciudad.
Javier R.Sánchez nos remite también un artículo que ha sido publicado en la Revista de la Industría Textil, y que publicaremos en dos partes.
Parte I
Béjar ciudad textil lanera por excelencia, posee entre sus méritos el haber sido uno de los casos más importantes de especialización productiva de castilla que , con todos sus avatares, ha sobrevivido al paso de los siglos.
Esta supervivencia es aún más meritoria si se tiene en cuenta que se trata sólo de una pequeña ciudad, casi aislada en lo que al textil se refiere y muy lejana de las grandes áreas textiles españolas de referencia , la catalana y la valenciana.
Si miramos hacia atrás, podemos asegurar que Béjar se incorporó a tiempo a la llamada “revolución industrial “, pues lo hizo en el primer cuarto de siglo XIX. Con ella la producción de las fábricas aumentó de forma notable , por lo que la industria textil pasó a abastecer únicamente al mercado local y poblaciones cercanas a entrar en competencia clara con industrias foráneas para tratar de aprovisionar mercados cada vez más lejanos.
Uno de los graves problemas que tuvo fue el de las comunicaciones , ya que el ferrocarril no llegaría hasta finales del siglo XIX, concretamente en 1894. Esta tardanza perjudicó notablemente a su industria textil, pues, en esas fechas el ferrocarril era absolutamente necesario para poder recibir maquinaria pesada , combustible sólido y en general, materiales voluminosos o de gran peso, así como para enviar manufacturas textiles. La otra alternativa era la carretera del siglo XIX (que más bien eran caminos), lo que hace innecesario cualquier comentario al respecto.
Sin embargo Sabadell y Tarrrasa contaron siempre con el cercano puerto de Barcelona para el desembarco y expedición de maquinaria o productos, en una época en la que el consumo de carbón de los grandes lavaderos de lana o las tintorerías se media por toneladas diarias. Y desde Barcelona el ferrocarril llegó a estas ciudades mucho antes que a Béjar, con lo que quedó resuelto el problema del transporte.
El paseo recorre el río y acerca a los caminantes a la historia de Béjar. Una historia y un presente que siempre fueron textiles, pero que , hoy por hoy, necesita también el complemento del turismo, sector que sin duda ha visto con agrado el nacimiento de esta interesante Ruta de las Fábricas textiles.
Ese déficit de comunicación hizo que Béjar acumulase un retraso respecto a los otros centros textiles españoles de la época (Cataluña y Valencia), poniendo incluso en peligro la supervivencia de esta industria, y del que no se recuperaría hasta los años treinta del siglo XX.
Pero, a pesar de todos sus problemas , la industria textil bejarana ha subsistido y continúa en la actualidad, lo que es más que meritorio si se tiene en cuenta que ha sobrevivido a la desaparición de los grandes centros textiles que hubo antiguamente en Castilla, muchos de los cuales disponían de “Reales Fábricas” (Guadalajara, Segovia, Palencia,…).
La ruta de las fábricas textiles
Puede observarse que la mayor parte de las fábricas textiles se fueron ubicando poco a poco a lo largo del río Cuerpo de Hombre, río que atraviesa Béjar de este a oeste por su extremo norte , y en homenaje a este río y a estas fábricas se ha construido un paseo fluvial que se podría denominarse “Ruta de las Fábricas Textiles”, (pues aún no tiene nombre oficial asignado ), que recorre una parte del río a la altura del casco urbano y va pasando por varias fábricas ribereñas, algunas muy significativas en el desarrollo industrial de la ciudad. Ello se ha hecho aprovechando la reciente construcción de la E.D.A.R., situada aguas más debajo de Béjar, en la zona conocida como Picozos.
El paseo recorre el río y acerca a los caminantes a la historia de Béjar. Una historia y un presente que siempre fueron textiles, pero que , hoy por hoy, necesita también el complemento del turismo, sector que sin duda ha visto con agrado el nacimiento de esta interesante Ruta de las Fábricas textiles.
La primera parte del recorrido
Si se empieza por su extremo norte, se accede al paseo en el lugar en que se junta Riofrío y el Cuerpo de Hombre, justo al lado de la pesquera Batuecas y de la fábrica “Hijos de Rafael Díaz”.Esta fábrica de tejidos fue fundada en 1837 posiblemente sobre un antiguo molino, y funciona a pleno rendimiento en la actualidad. Lo que delata la actividad anterior a la textil realizada en ese lugar.
Hay que aclarar que en Béjar se denominan pesqueras a las pequeñas presas hechas para remansar el río y derivar parte de su corriente alguna regadera para dar servicio a una fábrica o alimentar una turbina hidráulica.
El paseo continúa por la margen izquierda del río entre una regadera que transportaba agua hasta una antigua fábrica y el propio río, que se vislumbra abajo. La regadera posee esos típicas compuertas metálicas que regulaban su caudal.
Poco después se llega al complejo de edificios correspondientes a una antigua fábrica textil, situada en el lugar que se conoció como “fuente del molino”, lo que delata la actividad anterior a la textil realizada en ese lugar. Se conoce que ya en 1830 Esteban Martín Asensio disponía allí de una fábrica textil importante , pues, afirmaba que podía producir (conjuntamente con el fabricante José Rodríguez) 1600 piezas de 20 varas cada una para el ejercito. En 1850 disponía de tundosas transversales modernas y en 1910 fueron ampliados los edificios. Después fue cambiando de propietarios hasta su cierre definitivo. Así en 1928 se ubicaba allí la los edificios hidráulicos de Francisco Muñoz, en los cuales estaba acreditada una fábrica de paños y otra de tejidos. En 1942 pertenecía al industrial Luís Izard Muñoz y disponía de secciones de Hilados, Tejidos, Tintes y Acabados. Posteriormente los edificios del margen izquierdo pasarían a los Señores Cascón que establecieron allí una fábrica de géneros de punto que funcionó hasta principios de los noventa.
En una pequeña caseta semiderruída anexa al primer edificio de esta fábrica, puede observarse todavía una rueda hidráulica de “concavo”, bastante deteriorada por los largos años de exposición a la intemperie. Estas ruedas aprovechaban la energía hidráulica proporcionada por el agua del río, para, mediante, una polea conectada entre su eje y otro eje principal que atravesaba la nave industrial por e techo de la fábrica, trasmitir a través de las poleas secundaria moviendo a la maquinaria textil.
La zona media de la ruta Fabril
Después de cruzar el punte de los izares se accede nuevamente al Paseo que , a partir de ahora , discurrirá siempre por la margen derecha del río.
Se deja atrás la PESQERA DE LOS CABALLOS para encontrar a la izquierda la antigua fábrica de Leandro Téllez, que en los años cuarenta del siglo pasado disponía de hilados, tejidos y acabados. Está unida por un puente de servicio a la que después se hizo nueva y que, desde los años ochenta, es la moderna fábrica de tejidos Pablo Farrás Faus S.A, fundada por un catalán enraizado en Béjar.
Enseguida aparece a la vista el robusto y geométrico puente de hierro del ferrocarril y un poco más allá el edificio del antiguo TINTE DE GILART, fundado en los años cincuenta por el industrial Serafín Gilart Fité, también catalán, y que pronto albergará el museo textil. Guardo de esta fábrica un recuerdo especial, primero porque en ella trabajó muchos años mi padre, y segundo porque yo unas prácticas de grato recuerdo entre autoclaves y barcas de tintura.
Se sabe que en ese lugar había una instalación industrial ya en el siglo XVIII, y así aparece reflejado en el cuadro del pintor Ventura Lirios que estuvo en la corte del Duque de Béjar en el primer cuarto de siglo. Al parecer el mencionado duque estableció en 1753 un Batán en ese lugar, posiblemente sobre la edificación que aparece en el cuadro muy cerca de la desaparecida ermita de San Albín. De hecho, hay restos de una represa de toma de agua muy antigua debajo del puente de servicio construido entre las dos fábricas de Téllez, que sería donde partía el canal que alimentaba el batán regadera que hoy sigue existiendo.
Y ya al fondo se observa el viejo puente de San Albín, aprovechando el más antiguo de Béjar, con arco apuntado y construido en el medioevo, y por debajo del cual atraviesa el Paseo que nos ocupa. Este puente también llamado “Negrilla” , (probablemente por los negrillos u olmos existentes antiguamente en sus cercanías), marcaba el límite del coto de pesca de los Duques de Béjar, que estaba comprendido entre éste y el llamado “Puente Viejo”, aguas arriba en el casco urbano de la ciudad.
Hasta aquí la zona que al menos puede verse desde distintos puntos de la ciudad y que por tanto es relativamente conocida. Pero una vez sobrepasado el puente de San Albín el río se adentra en una zona ignota, especialmente después de rebasar la Hilaturas Bejar.SA, moderna factoría que dispone de hilaturas de estambre y de carda. Esta dinámica factoría está asentada en el lugar donde antes estuvo la fábrica de Jerónimo Gómez Rodulfo, importante empresa que ya en 1850 tenía entre 180 y 200 operarios y que producía entre 1.200 y 1.400 piezas de tejido al año.
El primer D. Jerónimo descendía de Juan Gómez Rodulfo, quien ya era fabricante a principios del siglo XIX. Las fábrica tuvo después diversos propietarios y arrendatarios (Santiago Rocamora, Luís Tapia…) hasta ser adquirida por HIBESA. Un poco más abajo a la otra orilla del río puede verse el edificio que a principios del siglo XX acogió la empresa conocida como La INDUSTRIAL BEJARANA, y que después a partir de 1918 acogería un lavadero de lana, y que más adelante también un peinaje de esta materia. Aproximadamente al final de la Guerra Civil española se haría cargo el industrial Santiago Rocamora y después , en los años sesenta volvería a cambiar de propietarios, para en 1974 trasladarse allí el TINTE DE GILART. Esta nueva andadura terminaría con el fallecimiento de D. Serafín a comienzos de los años 80, creándose después en ese mismo lugar la empresa MANUFACTURAS TINTOREARAS (MATINSA), dedicada al tinte de floca, peinado y hilo, que cerraría a principios de los noventa.
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