Casino Obrero. EntradaQuizás se extrañarán del subtítulo de este artículo. La razón es totalmente subjetiva y está en que, al ir recopilando información sobre las instituciones que ha habido o hay en Béjar o los personajes notables de nuestra ciudad, siento que voy abriendo distintas ventanas de un edificio a través de las que contemplo parcelas de paisajes que, poco a poco, van encajando, componiendo un escenario común que ayuda a entender el hoy de nuestra ciudad y, curiosamente, resulta que muchas de estas piezas, me llevan a la misma época en la que tropiezo con los mismos nombres: Don Juan García Nieto y don Nicomedes Martín Mateos. Ignoro si los bejaranos de hoy somos conscientes de lo mucho que debemos a estos dos personajes, pero esta reflexión forma parte de “otra historia” que ya les contaré en su momento. Hoy hablaré de una de las varias organizaciones que crearon estos dos paisanos junto con otros conciudadanos, nuestro Casino Obrero.

Creo haber comentado anteriormente, en otro de mis artículos, que el Casino Obrero junto con la Casa del Buen Pastor, la Escuela de Ingenieros Técnicos y la Cofradía de la Vera Cruz son las organizaciones actuales más antiguas de nuestra ciudad. El Casino quedó constituido legalmente el 29 de diciembre de 1881, por lo que estamos aún en la conmemoración de su 125 aniversario. Se creó con el nombre de “Círculo Obrero”, la autorización de su apertura se visó el 2 de enero de 1882 y la inauguración tuvo lugar el viernes 6 de enero de ese año a las tres de la tarde, con la asistencia de las autoridades locales y los 260 socios fundadores, en el primer local donde tuvo su primera sede, casualmente situado en la plaza que hoy está dedicada a don Nicomedes Martín Mateos.

Don Nicomedes, junto con don Juan García Nieto y otros bejaranos, era miembro de la Sociedad Económica de Amigos del País. Estas sociedades tienen su origen en el siglo anterior, el XVIII, el siglo de la Ilustración. Como explica el Sr. Hernández Díaz, actual presidente del CEB, en uno de sus artículos: “En la España de la segunda mitad del XVIII, se habían promovido iniciativas que apuntaban a un nuevo estilo de sociedad en todos los órdenes. La España ilustrada sugería la erección de entidades de nuevo cuño capaces de desarrollar una política de fomento en la vertiente social, técnica, económica y cultural”. Un tipo de estas entidades fueron las Sociedades Económicas de Amigos del País que se crearon a lo largo de toda España, impulsadas y apoyadas por nuestro rey Carlos III. La de Béjar se fundó en 1780 aunque su mayor actividad tuvo lugar muchos años después, entre 1879 y el final de ese siglo, cuando contó entre sus miembros con Martín Mateos y García Nieto, luego cesó su actividad a comienzos del XX.

Las Sociedades Económicas de Amigos del País pasaron a lo largo de su historia por distintos periodos. En general, fueron más creativas y fructíferas en sus primeros años, hasta la guerra de la Independencia en 1808 que interrumpió y rompió gran parte de la estructura que tenía nuestra nación. Durante esas décadas iniciales, las “Económicas” encargaron y publicaron estudios sobre la situación económica de su zona de actuación, promovieron la creación de fábricas, introdujeron progresos técnicos y editaron libros y cartillas para elevar el nivel cultural de la población. Durante el siglo XIX, muchas de ellas fueron languideciendo debido en parte a que sus objetivos y funciones fueron asumidos por el Estado, por ejemplo, en ese siglo se creó el Ministerio de Fomento. Así durante esta centuria, quedaron casi relegadas a su vertiente educativa.

En este contexto, fue cuando en 1881, García Nieto, Martín Mateos y Caballero Noguerol, miembros de la Sociedad de Amigos del País de Béjar, propusieron a otras organizaciones bejaranas, la creación de una asociación autónoma, puramente obrera, que potenciara la educación de sus miembros, a la vez que les facilitara distracción y un lugar de recreo. Fueron estos tres ciudadanos los que elaboraron el ideario del “Círculo Obrero” bajo el lema “Fomenta enseñando”. Otras de las entidades que intervinieron en la creación del “Círculo”, fueron las asociaciones de los gremios de trabajadores o artesanos que existían en nuestra ciudad, como “La Humanitaria”, la “Unión protectora” y “la Sociedad 3ª de Artistas”. En octubre de 1881, se reunieron los representantes de ellas en los locales del colegio de Segunda Enseñanza, que existía en el edificio del Convento de San Francisco, para organizar una comisión que redactase los primeros estatutos y anunciara la inscripción de socios.

El 28 de diciembre de 1881 se convocó la Primera Junta General de Socios, en la que se presentaron y aprobaron los estatutos y la Primera Junta Directiva. En los artículos primeros se definen y expresan claramente sus fines y objetivos:

Artículo 2º. “La institución tiene por principal objeto fomentar la instrucción y buenas costumbres de sus miembros, a los que proporcionará al mismo tiempo el conveniente solaz y las legítimas distracciones propias de una sociedad culta y honesta. En todas sus tendencias, como en su organización y en sus medios responderá al tripe lema de Instrucción, Moralidad y Recreo”.

Artículo 3º. “Para realizar los indicados fines, la sociedad con arreglo a sus fuerzas y por todos los medios que le sean posibles, procurará organizar una biblioteca-salón de lectura, provisto de buenos libros, periódicos, mapas, cuadros históricos y demás útiles de enseñanza, y uno a más salones para tertulias, café, bailes, conciertos y juegos lícitos. La Junta Directiva cuando lo crea conveniente y posible, procurará además que en el local del Círculo se den a los socios por personas competentes, conferencias sobre puntos técnicos o temas relacionados con la educación popular, pero nunca contrarios a la moral ni tomados de la política militante”.

Casino Obrero. Fachada surY así fue, hasta nuestros días, en los que todavía pueden disfrutar de esa biblioteca-salón de lectura, asistir a las conferencias dadas por personas competentes, unirse a sus viajes y acudir a sus salones para ver las exposiciones que organizan o participar en sus bailes y juegos lícitos que tienen lugar en el nuevo local a donde se mudaron en 1895, hace 112 años. Un inmueble que se levantó sobre una parte del antiguo convento de la Anunciación, de monjas franciscanas isabeles, parcelado en 1837, tras la desamortización de Mendizabal, para construir nuevas casas, las que ocupan hoy la calle Mayor de Reinoso desde el número 2 al 18-20. El inmueble del Casino fue construido por Vicente Pérez como casa-fábrica, próxima a los tendederos de paños del Murallón. En 1894 se reformó bajo la dirección del arquitecto Benito Guitart, encargándose de la cantería el taller de Casimiro Hernández, a quién indica que en la fachada sur: “abandone el rutinario capitel compuesto, que como invariable patrón esculpían siempre para todas las solanas”. Le sugiere que talle unos capiteles más atrevidos y complicados que den mayor prestancia y categoría a la obra. Fue el hijo de Casimiro, Mateo, el encargado de llevar a cabo esta labor.

Doy las gracias a don Juan Antonio Frías Corsino y a doña Begoña Carbajo por la información y ayuda que me han facilitado para poder redactar este artículo.