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Visiones de Béjar (82): De sapos y culebras
Yo no sé si de batracios sabemos mucho los bejaranos. Pero lo que estoy por asegurar es que existen “bichos” de esta especie y muchos. Están por todas partes y en todos los estamentos sociales de la sociedad bejarana. Sobre todo en las más altas esferas, donde conviven con pájaros de mal agüero, sean del color que sean. Y es que si cogemos una definición de sapo al azar: “animal vertebrado de temperatura variable, que respira por branquias y vive en el agua los primeros tiempos y luego vive en tierra y respira por pulmones”, esta definición parece que viene que ni pintada para los especímenes sociales -es un decir- de los que hablaba más arriba. ¿Por qué digo esto? Muy sencillo, verán ustedes, ávidos y apreciados/as lectores/as. En Béjar hay “personas”, no todas por suerte, que carecen del más mínimo escrúpulo a la hora de cambiar de “camisa” para poder sobrevivir a costa de cualquier cosa, y no como le ocurre al sapo, que lo hace para sobrevivir de forma natural podríamos decir (o sea, que hace lo que la madre naturaleza manda y no tiene otra opción): Hoy respiro en el agua, mañana en la tierra.
Pero aplicándonos el símil: hoy pongo yo una denuncia, mañana pongo yo una demanda. Hoy abro el museo textil, al siguiente lo cierro. Este año no tenemos nieve (agua) en la Covatilla, luego no respiramos por las branquias, respiramos por los pulmones (a vivir en tierra o de la tierra, -GECOBESA pretende constituir una empresa para recolectar hierbas y plantas silvestres-). Ahora toca que no hay subvenciones y muchos recortes y las concejalías se ven mermadas para asignar las partidas presupuestarias, no pasa nada, mientras los ediles del PP, siguiendo con el símil, se suben “el sueldo”. Pretendemos unas fiestas ostentosas, toma recortes en esta materia y polémicas por la adjudicación de la organización de dichas fiestas.
En definitiva, sapos, sapos y más sapos. Sapos que nos tenemos que comer el resto de bejaranos, honrados en la mayoría de los casos y casi siempre los de siempre, valga la redundancia.
Y si de batracios hablaba, voy a hacerlo ahora de reptiles. Los reptiles, recuérdenlo, y sin tener que mirar en ningún diccionario al uso, lo que hacen es reptar, es decir arrastrarse por la tierra como vil “bicho” lo haría en pos de conseguir su objetivo, casi siempre depredando. Y de reptiles también hay muchos y de los que hablar en esta “santa ciudad de Béjar”. Serpientes que se arrastran al son que más toca, para, como decía antes, depredar, eliminar a su presa, quitarla del medio y después mudarse, cambiar de camisa si hace falta. Parece como si fuera el vaticinio de una ciudad en forma de serpiente, que tiende a arrastrarse, metafóricamente, de Este a Oeste o viceversa, según se mire, y que abarca de largo desde unas murallas hasta una pedanía ya convertida en barrio.
Y bien podría seguir así con innumerables, si me permiten la expresión, sapadas y reptadas. Con sapos y culebras.
Este artículo más bien pudiera parecer una revista documental de National Geographic, pero nada más lejos de la realidad, tratándose de Béjar, como lo he nombrado varias veces, es lo que es, la pura realidad para mí, de un pueblo-villa-ciudad sumida en el más profundo ostracismo, repito siempre bajo mi criterio, bajo una profunda reflexión. Ahora juzguen ustedes mismos, reflexionando y sacando conclusiones.
Apreciados/as lectores/as, este artículo está única y exclusivamente sacado de mi mente e imaginación, no le den mas vueltas. Solo las necesarias para darse un paseo andando (que no reptando, ni dando brincos) hasta el Castañar en estos días de la novena en honor a la Virgen.
¡Ah!, y ¡¡¡FELICES FIESTAS A TODOS…!!!
Atentamente,
Paulino aliseda Hoya
Paalho68@hotmail.com
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Por favor los batracios y reptiles, aunque de aspecto desagradable no dejan de ser necesarios para mantener equilibrada la cadena trófica.
Hacer un símil de ellos sobre la clase política que nos gobierna, es denigrarlos.
Los entes que nos gobiernan no tienen posibilidad de comparación con ningún animal, ni siquiera con los parásitos, ya que estos cumplen una función.
Yo ya he pedido disculpas a los primates por el mismo hecho.
Perdón por la enmienda, y saludos.
A. Sobral.
Ya está este zoologo de pacotilla dando la paliza.
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