Hoy, viendo las noticias de nuestra ciudad, he podido observar una noticia que me entristece como joven que soy, al ver destruida otra zona de juego para esos que, por no tener la mayoría de edad, no cuentan para aquellas personan que sólo buscan beneficios para su partido político.
Hoy, mis señores convecinos, al ver esta noticia y las palabras de ciertas personas que hoy se manifiestan en contra de lo que antes perpetraron, hoy quiero hacer una reflexión que me conduce hasta tiempo atrás.
Ya hace unos años, los niños que pasábamos nuestras horas jugando al fútbol en las pistas que había delante del IES Ramón Olleros, pistas que nos fueron arrebatadas para construir unos preciosos aparcamientos, nos sentimos defraudados ante aquel atropello.

Pero bueno, todavía nos quedaba aquel parquecillo con sus arbolitos que, cuando nevaba, daban un aspecto familiar a la zona antigua.
Pero lo que no nos podíamos esperar es que, sin más razón que la de hacer una plaza empedrada y con la burda intención de imitar a nuestra querida Salamanca, nos arrebataran también nuestra querida plazoleta con sus arbolitos y su jardincito, lo que significó una nueva destrucción de una zona ajardinada y de recreo de la población bejarana.

Otro claro ejemplo es nuestra querida piscina de la Cerrallana. Antes, esa zona contaba con muchos árboles y vegetación, pero para bien de unos pocos y sin considerar la destrucción injustificada del área natural y la tala de cientos de árboles, se realizó una preciosa obra maestra en forma de piscina que llevó a esta ciudad a tener que salir fuera de sus dominios para poder darse un chapuzón.
Piscina en la que ahora, injustificadamente, se presenta un proyecto de viabilidad para su climatización que no tiene ninguna razón de ser, ya que lo que pide abrumadoramente el pueblo es que se haga una piscina climatizada en la parcela que, según dice el Plan General de Ordenación Urbana, va a ser objeto de un gracioso trueque por un pedacito de terreno en la zona de la Aliseda. Parcela en la cual habría salido más rentable la construcción de la misma si, en su día, los responsables municipales del momento no se hubieran adelantado a los acontecimientos y no hubieran procedido a la demolición de las antiguas piscinas.

Quiero concluir este espacio de reflexión pidiendo a los ciudadanos y a los gobernantes que a la hora de tomar las decisiones cuenten con esos que no pueden tomar parte en las decisiones por su edad, pero que son el único resquicio que le queda a esta pequeña ciudad para sobrevivir.
Con estas palabras acabo, dejando claro que con estas reflexiones no pretendo ofender a ninguna persona y que están escritas con el único fin de promover una reflexión y un debate entre los ciudadanos que, como yo, habitamos en esta pequeña ciudad de Béjar.

Atentamente
F.J.S.C.