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Editorial nº 202, del 18 al 25/07/2010: El paisaje de Béjar
Llega el verano y el pueblo se despereza, las candelas de los castaños encienden su incienso irrepetible y la sonrisa se instala en los corazones de la ciudad desalentada. De repente, todo parece ir mejor.
Suena una música de blues que, en su origen, es una melodía de tristeza para tornarse, después, un canto de liberación. El paisaje esplendoroso de nuestra tierra inunda todos los horizontes, el manto verde está extendido y dispuesto, generoso hasta la extenuación.
El mejor activo de Béjar trabaja solo, impasible, ajeno al trajín de los pacatos políticos que rigen su destino. El paisaje no sabe, por ejemplo, que hay un mal llamado alcalde que trabaja en su contra, preparando su destrucción sistemática, el paisaje no sabe que hay un mal llamado equipo de gobierno municipal que prepara un Plan de Ordenación Urbana que posibilita superar en más del doble el actual suelo urbanizado en el Municipio, pasando de las 363 hectáreas existentes a 735, de forma que el porcentaje de territorio urbano pase a significar un 16% del suelo total municipal, una cifra digna de Mónaco o Hong Kong.
En abril pasado, más de 350 ciudadanos e instituciones se han posicionado, inequívocamente, por un Béjar Sostenible, denunciando el hiperdesarrollista y ciego PGOU que el mal llamado equipo de gobierno impulsa y ampara, al margen del interés público y de los criterios de contención y racionalidad que exigen los signos de los tiempos.
El territorio, mientras tanto, habla de forma incontestable, y se ofrece, terco e inocente, a la vista de nuestros ojos. No debiera haber ninguna duda al respecto, en la conservación de este paisaje residen las posibilidades de un futuro mejor, en la preservación de este tesoro único estriba la esperanza de este pueblo. Béjar volverá a conocer mejores tiempos, eso es seguro, pero esos tiempos pasan, inexorablemente, por respetar esta naturaleza que el destino nos ha regalado. No urbanicemos ni un metro más de suelo, rehabilitemos las viviendas y los espacios urbanos existentes, reutilicemos las viejas fábricas, resucitemos la vieja y orgullosa ciudad, conservemos el territorio y el paisaje. Y mandemos a estos incapaces políticos a su casa, quizá allí lo comprendan.
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Desgraciadamente, la política, "arte" que practican de forma casi absoluta, los dos grandes partidos, es el mecanismo de gestión que nos hemos dado en esta sociedad llamada democrática, y si no cambiamos nuestros hábitos de participación, deberemos hacernos a la idea, de que estos "Políticos", seguirán gestionando y organizando nuestro patrimonio. Fredi.
Bién hablado Fredi,tienes toda la razón,lo demás es quítate tu pa ponerme yo.
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