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No war
No warHortensia Mañas
Luis trabaja para la agencia Efe y está entrevistando a una profesora de español. Liudmyla lo habla muy bien, lleva el pelo largo y se cubre con un gorrito de lana muy pegado a la cabeza que no le favorece. Mientras camina con un hijo agarrado a su mano, dice que la gente es capaz de salir a la calle y parar los tanques para preguntarles por qué disparan al hospital. Ya son cuatro días de conflicto y ella y su familia están huyendo hacia Polonia. Van andando, se acaban de quedar sin gasolina.
La entrevista es breve, justo lo que necesita para enviar el vídeo. Apaga la cámara y le da las gracias por su colaboración. Lleva todo el día recorriendo las calles de Kiev tratando de obtener imágenes sobre el conflicto acercándose a la gente.
Ayer Luis consiguió filmar a un tanque ruso aplastando un vehículo con su ocupante dentro. Pasó dos veces por encima. La gente consiguió ayudar al conductor, un hombre mayor que sobrevivió a la agresión. ¿Cómo estarán sus piernas? No se quedó para verlo porque tenía que apresurarse para divulgar las imágenes que se extendieron rápidamente por todas las televisiones.
Mientras camina va fotografiando ropa, zapatos, restos de comida abandonados por los soldados rusos sobre el suelo helado de Kiev. Observa que mucha gente lleva cámaras, graba vídeos, los comparten en TikTok, en Twitter, en Facebook.
—Ya ves, Iván—, le dice a su compañero, —Todo puede emitirse en tiempo real. Hoy los conflictos armados también son digitales, nada que ver con otras guerras del pasado.
Aquí están los periodistas, en la capital, esperando el próximo objetivo. Han entrevistado y filmado a los que quieren abandonar el país. Ahora les gustaría acercarse a los que llegan para enfrentarse con las armas a los invasores.
—Mañana nos acercaremos a la frontera, afirma Iván. Luis asiente mientras recoge su equipo.
—A ver si lo conseguimos, se dicen cómplices y animados.
Entran en el coche y se disponen a conectar con diversos medios para tomarle el pulso a la situación.
Iván brujulea las noticias que se publican, forma parte de la profesión. Le cuenta que, Carlos, un madrileño afincado en Moscú afirma que la mayoría de la gente que conoce está en contra de la invasión y que empieza a escasear el dinero en los cajeros automáticos, aunque opina que convendría crear una zona de seguridad alrededor de Rusia.
Después lee en twitter que el 17% de los soldados del ejército ucraniano son mujeres y mira la imagen de Irina, una joven abatida por los rusos.
También sigue con atención en su móvil el video de un hombre en camiseta, paseándose por las calles de la capital para mostrar a sus compatriotas que sigue en la lucha, que no les ha abandonado. Es el presidente.
Ahora están leyéndole a Luis el mensaje de ACNUR sobre ayuda, alimentos, planes de acogida y de integración. María Jesús, su portavoz, afirma en la radio que se esperan siete millones de refugiados.
Escuchan juntos una grabación de su amigo y colega Javier Olmo que les dice que los polacos están apoyando a los ucranianos, los acogen, les llevan agua, pañales, productos básicos, incluso se los llevan a casa. Afirma que los refugiados reciben todo el cariño y la ayuda de los receptores. Nada que ver con Afganistán o con Irak y sigue contando que, en Polonia, un periodista conocido muestra imágenes de gente en fila con anoraks, gorritos, botas que hacen el camino inverso. A esos quieren entrevistar, a los que dicen que regresan para defender su país. Volveremos para localizarlos y hacer el reportaje, le comunican resueltos por wasap.
Iván accede ahora a Facebook. Aparecen banderas azules y amarillas en muchas fotos de perfil, en las manifestaciones de ciudadanos europeos pidiendo el no a la guerra. Anastasia está en Valencia y cuenta que sus padres le han pedido que no regrese, que se quede con sus amigas un tiempo, hasta que todo esto acabe.
Mientras tanto, Luis escucha los informativos. Los analistas hablan del panorama geopolítico a partir de la Perestroika, con un compromiso de no ingresar en la OTAN. Entonces pertenecían a ella dieciséis países, ahora son treinta. Pero insisten en que esa organización es defensiva, aunque ha provocado los recelos de Putin, que ordena a los medios no utilizar palabras como “ataques”, “invasión” o “guerra”.
Necesita tomar aire, sale del coche y dedica un tiempo a fotografiar iglesias con cúpulas doradas, puede que las necesite para algún fondo, mientras tanto Iván escucha un podcast sobre el boicot americano al vodka.
Es la hora de comer algo. Han conseguido unos bocadillos en un restaurante que prepara macarrones para los soldados ucranianos y las milicias ciudadanas. Se preparan para un pequeño almuerzo con una botella de agua para los dos apoyados en el coche. Apenas han terminado cuando escuchan una explosión y a continuación un gran incendio. ¿Una bomba? Las calles se vacían. Una joven viene corriendo, dice que se llama Nevenka, les saluda y les dice que no puede demorarse, la esperan para cocinar empanadas para las patrullas de vigilancia ciudadana. Su marido sabe manejar un arma y se ha ofrecido para esa tarea. Dice que se pasará toda la noche recorriendo las calles heladas.
Antes de arrancar el coche ven las últimas noticias en la prensa on-line: El Papa, vestido de blanco, exhortando a la paz desde el balcón de San Pedro. A Putin, vestido de negro, amenazando con activar la alerta nuclear. Al alcalde de Kiev, enfundado en un anorak de gris, confirmando que la ciudad está rodeada, diciendo que no podrán salir más civiles. A Úrsula Von der Layen, de colores pastel, afirmando que Europa se compromete a enviar armas y poner en marcha un bloqueo económico. De los chinos no se sabe nada. En algún momento declararán que apoyan a Rusia y a los demás.
Suenan las alarmas. Tendrán que buscar un refugio antes de que anochezca. Esperan que no les cierren la boca del metro al que se dirigen. Llevan dos pequeñas maletas y un paquete, además de la mochila con las cámaras.
Ya están muy cerca. Comprueban que llevan suficiente gasolina y mañana…, dios dirá.
Mientras ellos atraviesan la ciudad, Pepa Bueno está lanzando un mensaje en twitter a todos los periodistas: ¡cuidaros, por favor!
- Pues ya lo sabe usted
hace 16 horas 35 mins - Lo de "todólogo" es cosa
hace 2 días 23 horas - Con lo de Todólogo te
hace 3 días 1 hora - No preocuparse que aquí ha
hace 3 días 3 horas - Creo que el Ayuntamiento
hace 5 días 29 mins - Ese derrumbe no es novedad,
hace 5 días 3 horas - Los pequeños accionistas
hace 6 días 6 horas - Da gusto leerle. Saludos.
hace 6 días 22 horas - Pues si le afecto el tema,
hace 1 semana 3 horas - Qué cosas pasan !!!! Lo
hace 1 semana 18 horas
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