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El Museo Textil y el turismo por venir
Según se ha dicho, las obras del Museo Textil están a punto de ser terminadas, aunque todavía no se sabe cuál será su contenido, que no sea la noción elemental de que tendrá que ver con la casi extinta industria bejarana de los paños. La idea de un museo, cual fuere, siempre es buena. Sobre todo si hay algo interesante que mostrar.
Sin embargo, se le adjudican a ese museo resonancias que no se corresponden con la realidad; porque, señores, eso de hacer un museo y pretender que la gente venga desde lejos a verlo, llenar las plazas de alojamiento y que sea un imán que atraiga al turismo a la ciudad, es pura chirigota. Y no diré que una burla, porque estoy seguro que los que han estado involucrados en esa inversión creen que es así, como si lo que uno deseara se hiciera realidad sólo con una solicitud al mago de lámpara.
El museo en sí, está bien. Entonces había para gastárselas en cosas mal pensadas o sobrepensadas por entusiasmo y poco interés en estudiar qué resultados tendrían. Eran obras que mostrar, y obras son amores y no buenas razones, lo que podrá significar puntos a favor en política sin dejar de ser un soberano disparate.
Ahora, alguien tendrá la tarea de romperse la cabeza para llenar el museo de trastos viejos, mientras otros piensan en la cinta roja que cortará un ministro y en los titulares de la prensa regional. Valdría explicarle a esa persona responsable de hacer un museo –el edificio no es más que el espacio en que se aloja– que no importa lo que ponga dentro, porque el Museo Textil va a atraer por unos días a sus salas a los bejaranos nostálgicos, y a partir de entonces, será lo mismo que los otros que ya existen y que no atraen ni a las moscas.
La culpa no es de los museos, que son instituciones de extraordinario valor cultural y vehículos de conocimiento. Los museos, por sí mismos, pueden atraer personas a sus espacios, pero lo que parece un disparate es que se haga un museo pensando en el turismo que vendría a la ciudad y no en su esencia cultural y patrimonial. De entrada, eso basta para saber que éste es un museo de la política y no de la cultura. Y, como los demás, nos lo vamos a tener que comer sin sal.
Desde la raíz, la iniciativa sólo tuvo en cuenta que una ciudad textil debía tener un museo textil. Bien y perdonado, porque entonces se podía hacer cualquier cosa; lo que no impide que ahora digamos que no atraerá turismo alguno fuera de algunos curiosos de paso.
¿Por qué? Porque eso está más que demostrado por una joven rama de las ciencias de la cultura que se llama museística y que, como toda ciencia, conoce su campo. ¿A que a la industria del fútbol no se le ocurriría hacer un campo como el Camp Nou en Candelario? ¿Verdad que no? Pues sucede algo parecido con los museos. El museo puede ser un lugar común, una formalidad, cuando sigue, como el MuseoTextil, los patrones de los museos del siglo XIX: un local atestado de trastos valiosos. El museo de hoy es una entidad cultural abierta, insertada en su entorno y la historia que va más allá de sus colecciones y de su propio edificio.
Y en eso radica el error del nuestro, que sería enmendable; es más, supongo que será enmendado alguna vez con otros criterios que sí podrán atraer personas de cualquier lugar. No ya a la instalación sino a Béjar por su historia y no a un local en el que se exhiben maquinarias antiguas y fotos de antaño.
Razonemos, ¿quién pondrá gasolina a 1,30 euros el litro en Madrid para venir a Béjar a ver ese museo? Sólo los museos espectaculares, que atesoran valores impresionantes, pueden ser la motivación de un viaje. Y, a pesar de ello, las estadísticas que la museística se ha encargado de llevar, demuestran que la gente va a Madrid y no deja de visitar el Museo de Prado por su relevancia; que la gente va a Petrogrado y visita el Hermitage por lo mismo; pero son la excepción de esa regla quienes viajan hasta Madrid o a Petrogrado solamente por sus famosos museos.
Esto, que es sencillo de comprender, está invertido en el propósito manifiesto de que teniendo un Museo Textil, Béjar será un atractivo turístico. Otros lo han hecho como debe ser y en concordancia con los intereses culturales del turismo. No olvidar que hay un turismo cultural que nada tiene que ver con la nieve y no debe confundirse. Y sirvan para demostrarlo, una vez más, las estadísticas: en torno al cincuenta por ciento de las personas que acuden a los museos tienen educación superior.
Para que el Museo Textil alcance esa dimensión de atracción turística, tendría que formar parte de un hecho mucho más amplio –y lamentablemente no está disponible esa opción—, como sucedió con la revitalización del patrimonio industrial, en grave estado de abandono, de las hilanderías y fábricas de los siglos XVIII y XIX en Bradford y Glasgow, en el Reino Unido; donde uno visita la historia y toma cerveza en los pubs de la historia. O como en el barrio altamente degradado del Raval, en Barcelona, que permitió poner en marcha un proceso de regeneración que convirtió al barrio en pocos años en centro de referencia obligada para la ciudad y el turismo.
Béjar, tiene lo necesario para algo así. Están las viejas fábricas y la ciudad a la que pertenecían, su muralla árabe, el cauce del río Cuerpo de Hombre y… la chimenea de los Tintes del Duque, a pesar de que el vapor de la locomotora de La Covatilla no deje ver ese patrimonio.
Algún día, la ciudad secular de los textiles españoles, podría ser una atracción basada en una interacción entre las producciones artísticas y artesanales, el Museo Textil y el resto de los que ya existen, los barrios con valor patrimonial y los entornos de la industria textil, ferrocarril incluido, y los restos del ducado de Béjar; pero nunca algo así será logrado por un local relleno de cosas que por sí mismas no determinan el interés de nadie y van a desviar a muy pocos de su camino hasta otros sitios, donde la cultura que rezuma de los museos y el turismo que paga por verlos no son el fruto de una buena idea mal concebida por políticos mal asesorados o sólo asesorados por la política, sino de una valoración cultural y económica de identidad y patrimonio. Y marketing, mucho marketing.
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Es clamar en el desierto, amigo Reynaldo.
mostrar, y obras
nostálgicos, y a
cultura. Y, como
viaje. Y, a pesar
incluido, y los
¿,y?
Hola Reynaldo,
Desde ya hace bastantes años vengo siguiendo con detenimiento y guardando toda la información que cae en mis manos sobre el aún inconcluso Museo Textil bejarano. He logrado reunir una importante colección hemerográfica de todas las noticias que se han publicado sobre este tema desde al menos el año 2000-2001. En su día consulté y tome notas del proyecto original que se custodia en el ayuntamiento. Este proyecto, además de contener toda la información de pliegos, planos y costes de la obra, contiene una segunda parte a modo de miniproyecto museográfico muy muy básico y a todas luces insuficiente. Además, se han realizado varias publicaciones sobre patrimonio industrial bejarano en diferentes congresos y algunas reuniones más en las que se ha tocado este tema del museo.
Mi opinión sobre este edificio (futuro museo) es muy negativa, pues deja mucho que desear en numerosos aspectos. Yo siempre creí que el verdadero Museo Textil era el Tinte del Duque, por su historia, su situación e infraestructuras colindantes (conectado mediante el uso del agua con otro importante monumento bejarano como es El Bosque), sus restos conservados -con más de 400 años de uso ininterrumpido que dejaron una valiosísima superposición de estructuras- (junto con la Casa de la Monmeda de Segovia pasaba por ser el edificio industrial conservado más antiguo de la peninsula), etc.
En cualquier caso, tras la destrucción del Tinte en noviembre de 2001 -para sustituirlo por edificios de ladrillo visto- y el cuantioso gasto económico y de inversión que se ha realizado en este edificio, no tenemos muchas mas opciones que seguir adelante con este nefasto proyecto y sacarlo adelante lo mejor que se pueda.
Coincido contigo en muchos de los aspectos que comentas, sobre todo en la idea de crear un museo vivo, diferente. Tendrían que ser técnicos cualificados los que se pongan al frente del mismo y configurar un proyecto museográfico acorde con la importancia del tema. Mucho me temo que al final esto se pondrá en manos de alguna persona del ámbito local sin cualificación alguna en gestión de museos (ya hay gente haciendo meritos para ello).
Para que no todo sean críticas, paso a desarrollar brevemente algunas ideas;
Colección permanente; configurar una colección permanente que sea la base del museo, en la que se establezca un recorrido histórico de los procesos técnicos, los productos, las transformaciones sociales y urbanas de Béjar como ciudad industrial. Para ello es necesario un buen conociemito del medio y de las circunstancias concretas.
Se debería crear un recorrido lógico y entendible para el visitante, en diferentes secciones temáticas, según unos criterios prestablecios. Nada de que sea un almacen de máquinas.
Programa de exposiciones temporales; además de la colección permanente, sería necesario configurar un programa anual de exposiciones temporales centradas en temas concretos vinculados a la temática del museo, a otras industrias etc…para ello sería necesaria la
Colaboración con otros museos y entidades, con el fin de incluir al museo en las redes nacionales e internacionales de museos industriales de similares características. De igual manera, esta colaboración se debería hacer con los centros educativos de Béjar y comarca (profesorado) con el fin de desarrollar
Programas educativos que involucren directamente a la población a través del conocimiento reglado, realizado por educadores y profesionales del turismo.
Crear un centro de Investigación de la Industria Textil, pienso en un centro referente del tema. Sería importantísimo que los grandes archivos famliares del textil bejarano se reunan y depositen en el museo, catalogarlos y hacerlos accesibles al investigador. Que decir de la conservación, que quedaría asegurada pues en estos momentos son muchos los documentos que se pierden y se destruyen. Se debería contar con una biblioteca especializada, salas de investigación, salas polivalentes para cursos y congresos etc.
En definitiva, es impormate desarrollar un modelo de gestión a largo y medio plazo que de sus frutos en un futuro no muy lejano, aunque soy consciente que la dotación económica para lograr esos fines es muy difícil de conseguir en estos momentos. Habría que caminar poco a poco. Se podría desarrollar mucho más todas estas ideas, pero ahí las dejo para que se pueda hablar y debatir en torno a ellas.
Un saludo.
J. Félix Sánchez.
Es agradable leer este comentario-documento que puede ser el norte del sentido que se le dé al museo. Espero que el espacio que tiene dé para todo lo que usted refiere. Me gustaría pensar también que se se ha pensado en aprovechar el caudal del río para abastecer electricamente estas instalaciones con una mini central, pues solo la calefacción que precisa incluso en verano puede hacerlo incluso mas inviable.
Lo mejor que se podría hacer con este engendro de museillo sería abandonarlo definitivamente antes de que sea peor, que ya se ha dilapidado demasiado dinero en el capricho, y no se le supone un feliz futuro. Sería conveniente pensar en hacer algo más en serio, más accesible, más atractivo, mejor ubicado y más decente. La situación de la fábrica de Navahonda es la ideal, espaciosa, cercana a Candelario, con la posibilidad de hacer un vial que comunique con el jardín del Bosque, dotada de unos bellos edificios y cargada de historia. Ahí sí que se podría hacer un completísimo museo. Pero nuestros rollizos políticos siguen empecinados con lo suyo.
También podían trasladar al museo el ayuntamiento y ocupar el actual para algo útil.
Un "indignao".
Querido corrector:
Sepa usted que la conjunción copulativa “y” tiene en nuestra lengua culta un valor añadido. Si usted sólo la ve en su definición de enlace, podrá llegar hasta la ESO; pero si desconoce su empleo literario como recurso muy significativo que es, no llegará, se lo prometo, a ser algo que perezca un escritor. La conjunción “y”, en particular, puede tener un uso pleonástico, común en el lenguaje popular y transferible como intención al texto. Y es un valioso recurso expresivo intensificador de los contenidos. ¿Percibe usted la diferencia en el empleo de las “y” en la oración anterior? Es una sutileza a la que se llega con muchas horas culo escribiendo. De todos modos, agradezco su interés por el buen uso del idioma.
Y muerto el perro, se acabó la rabia. ¿Aclarado?
Reynaldo Lugo
Juan Felix Sanchez tienes que añadir o mejor enterarte en los Balances del Ayto.Que se lo compró a la familia Gilart por 8 millones de la antiguas pts.porque estaba para reciclar,pues en 1997 cuando gobernaba el PP. la compra ya subió a 180.000 aproximadamente y en las mismas condiciones, desde estas fechas y sobre todo cuando se aproximan elecciones locales vuelven a surgir cifras raras.(Se los humedece el dinero a la orilla del rio)
Como te has quedao, profesor de lengua viperina. Lo que ha faltao es que hubieras firmao, así sabríamos a que te dedicas. ¿No seras profesor de lengua?
Como siempre para distraer el contenio, te vas a las formas, porque del asunto que se trata poco has aportao, lo que si habrás, (espero) aprendido la lección.
Gracias Reynaldo, por aclararnos conceptos que nos enseñan un poco más a escribir.
Hola, quería compartir con vosotros algunos enlaces a noticias actuales que me van llegando a mi correo personal de algunas webs dedicadas al Patrimonio Industrial. En este caso, son dos enlaces referidos a la rehabilitación, usos y musealización de la Casa de la Moneda de Segovia. Siempre que leo este tipo de noticias me viene a la cabeza la irreparable pérdida del Tinte del Duque y el magnífico y único museo que podría haber sido. Podrían haber sido dos verdaderos referentes en Castilla y León, además de tener la posibilidad de organizar cosas en común. Fíjense en la noticia que versa sobre la "muestra permanente sobre el agua en el patrimonio industrial" en la ceca segoviana. La histórica relación de Béjar con las aguas de su río y su aprovechamiento fabril nada tiene que envidiar a Segovia; basta con recordar los históricos acuerdos por el uso del agua de 1755 y 1901 con Candelario que tantos ríos de tinta ocasionaron, o los imnumerables pleitos que ocasionó su aprovechamiento en molinos y batanes. No olvidemos tampoco la conexión del agua del Bosque con el Tinte. Es necesario que una parte importante de nuestro museo esté decicada a explicar y enseñar esta relación con nuestro río.
http://www.eladelantado.com/noticia/local/140259/la_ceca_albergara_una_m...
http://www.europapress.es/castilla-y-leon/noticia-laboratorio-empresa-ie...
Un saludo.
J. Félix.
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