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Méritos
Hay gente que cree que ser de la oposición política en un ayuntamiento o en una comunidad regional o en Estado mismo es una cosa fácil. Tan fácil como estar ahí, ganar un dinerillo, ir a algunas comidas de consenso, hacer unos viajes de vez en cuando y desde luego, no tener el estrés de lo que hacen los otros, los que gobiernan. Los que gobiernan se supone que lo hacen para buscar soluciones a los continuos problemas de los ciudadanos, teniendo que soportar adicionalmente la pesadilla de los contrarios, dando todo el día por saco con unas cosas o con otras, con razón, con algo de razón o sin ella, pero sin parar, dale que dale.
Pues bien, no es así, no es fácil hacer oposición o por lo menos no es fácil ser portavoz de la oposición. Cierto que se vive mejor que el que gobierna, aunque, ¡qué cosas!, a pesar de todo quieren gobernar. Cierto que en la oposición si te lo montas bien no vas a pasar noches insomnes dándole vueltas y vueltas a las cosas, ni vas a tener la ansiedad mañanera de la solución ineludible de los problemas de la gente. En apariencia es sólo levantarse, darse la ducha, desayunar con relajo viendo la prensa para tomar posiciones y acudir al trabajo sabiendo que eres tú el que atacas, porque vives de algún modo de eso, eres la oposición, ¡ja! Cierto todo eso, pero muchos no se dan cuenta que ser de la oposición y tener que decir algo cada día de los otros es un duro trabajo que exige condiciones. No vale cualquiera. Cada día hay que ser oposición para parecer oposición, porque si no lo pareces es como si no lo fueras y el ciudadano en los ratos libres exige que haya caña, pelea, aunque luego diga que está cansado de eso y que vaya con lo que es la política. (¿En qué quedamos?). Cada día hay que hacer unos deberes que consisten en ver que han dicho los otros para decir lo contrario, utilizar una frase graciosa, a poder ser pegadiza y quedar como que no dan una a derechas en lo que hacen los que tienen el poder para hacerlo. La frase pegadiza, a poder ser graciosa, es muy importante porque es lo que le queda a la gente, puesto que de oír decir que los otros hacen todo al revés ya estamos acostumbrados. Un portavoz que además tiene cierta gracia o un buen asesor de ocurrencias puede llegar lejos.
Estos tipos casi nunca dicen lo que hay que hacer con claridad, dicen frases que escuchadas sin mucha atención suenan a que lo saben, pero dicen, lo cual bien pensado lleva a creer que son unos listos y nosotros tontos perdidos cuando no sabemos reconocer la treta. Una vez le reproché a uno de estos funcionarios de la oposición que no diera en realidad explicaciones sobre como lo haría él y su partido en cada una de las cosas que decía simplemente que los otros no tenían ni idea y me dijo alzando el dedo categóricamente que no me confundiera con él, que es que si lo decía se lo copiaban y que a ver qué iba a poner en el programa electoral cuando tocaran elecciones. Yo le dije que, hombre, que no le importara decirlo, que no tuviera reparos en que se lo copiaran los que gobiernan, porque al fin y al cabo unos y otros estaban ahí para hacerle la vida más fácil al pueblo. Pero me vino a decir que si, que vale, que lo que yo quisiera, pero que el pueblo tenía que saber esperar su momento, el de recibir la solución a sus problemas, porque el sistema decía que la cosa de las soluciones es cada cuatro años. Me quedé pensativo y con una mano apoyada en la zona de la boca dije muy metido en la realidad: “Ya, ya sé cómo dices” y lo dejamos ahí.
No, no es fácil ser de la oposición para un opositor acomodado de nuestro tiempo. Y sino, escuche lo que me parece a mi que es un trabajo duro. Lo primero que tiene que hacer este portavoz de la oposición es convencerse así mismo de que piense lo que piense en realidad va a pensar como por arte de magia lo contrario que lo que piensa el que gobierna. Esto no es fácil, aunque lo parezca. Requiere adiestramiento. De la noche a la mañana uno no domina el raciocinio como para decirle que en este trabajo muchas veces hay que ir en contra del propio pensamiento. ¿Fácil? Pues no. Piense que ha ido al cine y le ha gustado la película. Bueno pues ahora salga del cine y dígale a sus amigos que era un tostón. Eso cuesta, porque la cabeza te dice para adentro que no, sí es que te ha gustado. Eso si, una vez que lo consigues unas cuantas veces, luego ya es coser y cantar. Te acostumbras y ya sólo es ver lo que ha dicho los contrarios para decir que no tiene ni idea, que cada vez lo hacen peor, que están perdidos, que engañan al pueblo (con lo que vende esto último). Es como una adolescenciación de la política. Se trata de llevar la contraria a cualquier precio para reafirmarse.
Y cuando el opositor ha conseguido domesticar a su raciocinio, luego ya es sólo buscar la frase o, si estás muy alto, que la den escrita unos que trabajan en buscarle frases y estrategias a estos pollos.
Lo que joroba es que no tienen toda la culpa ellos de ser así de simples. Ellos son una consecuencia de nosotros, porque si les pidiéramos otra cosa, si nos preocupáramos más por ponerles firmes, si nosotros mismos nos trabajásemos las cosas de otra manera, ellos serían también una consecuencia de nosotros y su trabajo sería más en el beneficio real de lo público y menos de mantenerse ahí con sus prebendas. Cierto que tendrían que trabajar menos en buscar la frase de cada día (con lo duro que parece eso), pero haríamos de la política algo en lo que creer y no tendríamos tantas dudas como tenemos. Ay.
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¡Qué coña tienes, tio!... Pero qué razón. Enhorabuena.
Querido amigo: No estoy de acuerdo la forma que tienes de exponer "qué es la oposición". Para mí la oposición debe estar velando porque las cosas se hagan bien, lo mejor posible para el beneficio de los ciudadanos. Vigilantes para que no haya favoritismos ni corrupción y deben ser cooperantes, aportando ideas, recursos etc., todo por el bien final, que debe ser el servicio a los ciudadanos. La hora de hacer política, debe ser cada 4 años, presentando cada grupo su programa y los ciudadanos deberán valorar tanto al gobierno como a la oposición; ambas son muy importantes.Ésto es la oposición y no oponerse por oponerse, dificultando la labor de cualquiera que esté gobernando en cada momento.
Me parece que el anterior comentarista no ha entendido bien el artículo del Sr. Fabián. Viene a querer decir lo mismo, pero con ironía. Precisamente él está diciendo lo que debe se a través de lo que es y no debiera ser. Lo hace con una coña tremenda, con ironía y eso hay que entendérselo. ¿O es que el comentarista anterior está entendiendo que tiene verdadero mérito hacer oposición de esa manera que la hacen tantos?. Léelo de nuevo y veras.
Hacer oposición es un accidente posible que le ocurrre a todos los que se presentan a unas elecciones menos a uno. A veces a varios, cuando se coaligan. Hacer oposición tendría que ser cualquier cosa menos "la obligación" de llevar la contraria en todo y por todo, para parecer que tienes una opción, aunque no la tengas. Cualquiera que se presentara a manejar los problemas de los ciudadanos tendría que ir a esa empresa con el sentimiento profundo de luchar por lo de todos, aunque paralelamente tuviera ambiciones de mando y de poder. Pero primero el servicio a lo público. Y en esa empresa el que pierde debería ser tan honesto que no le importara decir que está de acuerdo en tales y cuales cosas, que le presta sus soluciones porque el fin es en realidad el ciudadano y la mejora de la vida. Pero eso no pasa nada más en 1 de mil cosas, precisamente para despistar, para hacerse los honrrados. El resto de las veces es decir que no a todo, para que los ciudadanos, que solemos estar a lo nuestro sobre todo lo demás, veamos que no es que digan a todo que no, que también a veces asienten... Creo que hay que reformar muchas cosas de la vieja democrácia, pero empezando por la reforma del ciudadano particular cuya suma con otros ciudadanos hace la masa, en el mejor sentido de la palabra. Cuando creamos más y mejor en lo publico, cuando estemos menos instalados en el espíritu de la clase media (donde no nos falta de nada particularmente) e invirtamos más en lo de todos con compromiso y sinceridad, entonces nuestros políticos tendrán mejor calidad. Porque ellos no tienen otra genética, proceden de donde estamos nosotros, lo que ocurre es que les da por la política, mientras que a los demás nos da por otras cosas. Cuando todos creamos más en lo de todos y en la forma de mejorar la sociedad, no habrá políticos de esos tan abundantes, cuya estrategia como opositores es la de decir a todo que no adornándolo con una frase graciosa y rematándolo con una sonrisa, porque les han dicho que así a nosotros, que estamos a lo nuestro y que esto de la política no nos interesa mucho en realidad si no hay sangre corriente, nos entra mejor para cuando luego venga el momento de votar. Vamos a empezar por educarnos nosotros en lo social (que no significa abandonar lo particular), veremos como algo cambia.
J.F. Fabián
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