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Más allá de las nieves menguantes (III)
Sierra de El BarcoRoberto Bueno
Les invito hoy a hacer un viaje fotográfico a lo largo de 80 kilómetros, de este a oeste, por un buen tramo de la franja sur salmantina.
La primera imagen es un idílico paisaje de verdes dehesas, acompañadas por una lámina de agua azul celeste, fiel reflejo del cielo y, al fondo, una hermosa sierra entreverada con las nieves de la primavera. No, no es la sierra de Béjar, sino la del Barco. El río que almacena aguas no es nuestro Cuerpo de Hombre, sino el Tormes. Y el pueblo asentado en esa ideal colina esmeralda es Cespedosa. Tengan paciencia, aunque no vean conexión con nuestro entorno bejarano pues, como veremos un poco más adelante, Cespedosa y Béjar forman parte de un mismo tesoro reconocido por el mundo, aunque desconocido por la gran mayoría.
Valle del SangusínLa segunda fotografía, a vista de pájaro artificial, nos enseña una perspectiva poco conocida del valle del río Sangusín. Aunque el río es pequeño, el paisaje que recorre es tan completo que, hace muchos años, un buen naturalista ya lo bautizó como el Serengueti bejarano, por su riqueza biológica, por su aparente extensión abierta y por sus atardeceres, únicos en nuestras cercanías. Este valle, de charcas perennes, cigüeñas negras, miliarios romanos, cañadas reales y un asentadero único para la contemplación de este pequeño mundo, es el territorio donde se solapan geográficamente las comarcas de las sierras de Béjar y Francia, tan cercanas y tan distantes…
Torrita de Herguijuela de la SierraY allí precisamente, en la Sierra de Francia, al oeste de los 80 kilómetros donde empezamos el viaje, la fotografía muestra como la Torrita de Herguijuela de la Sierra, tocando al Parque Natural de Las Batuecas, se alza sublime sobre el suelo para sorprender al caminante. ¿Saben por donde pasa el camino para llegar a La Torrita? Por la Portilla Bejarana, un mirador natural en medio de la montaña, entre cortados de cuarcita que te abre, mirando hacia al este, a una espectacular vista de la Sierra de Béjar. De ahí su nombre, bien conocido en la Sierra de Francia.
Estos paisajes oníricos que les he presentado, la maravillosa naturaleza que albergan, el patrimonio cultural y las formas de vida de las gentes que los habitan, apuntalaron la oportunidad, escasa y difícil de conseguir, de tener el regalo más internacional que nadie hizo nunca por estos lares: Reserva de la Biosfera de las Sierras de Béjar y Francia, declarada por la UNESCO en octubre de 2006.
De este a oeste, de norte a sur, abarcando 200.000 hectáreas de territorio, de 88 municipios, tan cercanos y lejanos a la vez. De El Cerro a Tamames, de Armenteros a Monsagro. Y todos bajo el topónimo de Reserva de la Biosfera de las Sierras de Béjar y Francia.
El regalo no vino del cielo. La Asociación Salmantina de Agricultura de Montaña (ASAM), tras un trabajo intenso y muy preparado, consiguió para las aproximadamente 40.000 personas que habitan el territorio, tan preciado galardón. Y Béjar, enfocada ya por aquellas fechas de manera casi exclusiva en la promoción de La Covatilla, despreció de manera descortés y arrogante lo que aquello suponía. Del equipo de gobierno municipal salieron las palabras “…no queremos saber nada, ya que no han contando con nosotros para ello”.
Y ahí seguimos. De esa actitud irresponsable se derivó que la apertura, y el presupuesto asociado, del Centro de interpretación y Recepción del Visitante de la Reserva, no viniera a Béjar, como podría haber sido por ser la “capital” del territorio. Así que, en vez de en la Sierra de Béjar, el Centro finalmente se abrió en el castillo del precioso pueblo de San Martín del Castañar, en plena Sierra de Francia. Allí tampoco “contaron” con ellos, pero estuvieron encantados y halagados de ser protagonistas del regalo de la UNESCO.
En esa misma línea, mientras la Sierra de Francia dedica una de sus páginas de promoción turística exclusivamente a la Reserva: https://turismosierradefrancia.es/naturaleza/reserva-de-la-biosfera/, yo no he encontrado nada en Béjar que hable de la Reserva, de “su” Reserva. Para confirmarlo o desmentirlo, estuve este pasado mes de febrero en la Oficina de Turismo de Béjar. Pregunté expresamente si tenían folletos o documentación sobre la Reserva y no pudieron darme nada, porque no había nada. Nada tampoco en la web del Ayuntamiento. Ninguna referencia especial a la Reserva en los stands de Béjar de INTUR o FITUR. Seguimos igual: nada más allá de La Covatilla, los Hombres de Musgo y la Plaza de Toros. Seguimos rotunda y absurdamente igual, 20 años después: “…no queremos saber nada, ya que no han contando con nosotros para ello”.
Otra oportunidad perdida. Todavía de mayor gravedad que el irresponsable bloqueo -por parte de la Junta con la inacción de los locales- del Parque Natural de Candelario, del que hablaba en mi anterior artículo. Y es más grave aún el menosprecio por nuestra Reserva, porque la declaración de la Sierra de Béjar (y Francia) como Reserva de la Biosfera de la UNESCO, fue un regalo por el que no hubo que batallar desde Béjar. Un regalo en el aspecto más literal de la palabra.
Es necesaria una rectificación para que podamos aprovechar el potencial que hay tras este tesoro. El desprecio ignorante no puede continuar. Cambien, señores gobernantes. Den a conocer, primero entre nuestros vecinos, y luego al resto del mundo, lo que es la Reserva y siéntanse orgullosos de ello. Aunque solo sea por no desperdiciar más oportunidades.
- Más allá de las nieves menguantes (yIV)
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El empeño que se tiene con La Covatilla es enfermizo. En este pueblo se necesita un cambio radical.
Te bajas a Hervás,y nos dan cien vueltas en turismo, y ademas lo hacen tan bien que se aprovechan de cuando tenemos nieve, pero lo suyo no es la nieve, es un extra. Roberto yo no le veo solución, al empecinamiento que tienen las fuerzas vivas de este pueblo con La Covatilla, y para colmo un año que sale bueno la tienen cerrada, bueno.. funcionando un bar y una pista de culiplas.
A ti en La Arradio te van a considerar como ecologista tocapelotas, lo cual es una virtud, ya que tienes mas visión de futuro con respecto a la naturaleza que nos rodea que toda esta caterva de ignorantes que nos gobiernan. Sigo pensando que no se llega a la gente, tus observaciones deberían ser escuchadas por mas personas.
Todo lo que dice Roberto es cierto, igual que lo expresado por el anterior comentarista. Me he referido varias veces a la valiosa declaración de nuestras sierras como Reserva Mundial de la Biosfera y seguimos igual: igual de mal, obviamente. En su momento, tiempo antes de que la sede oficial de la Reserva radicase en San Martín del Castañar, desde ASAM y el Grupo Cultural San Gil se propuso destinar la villa de recreo El Bosque como sede principal o, como mínimo, sede sectorial de la Reserva y como acceso del público desde el este, integrando en ella propuestas anteriores como Centro de Interpretación de la Naturaleza del fallido Parque Natural de Candelario y como Ecomuseo de Béjar y su Tierra, entre otras, todas ellas publicadas y remitidas en forma de dossier a las autoridades (in)competentes en materia de Cultura. La motivación o justificación de la idea se fundaba en la representatividad de El Bosque en relación con los principales paisajes de la Reserva, ya fuera en el interior de la villa o como parte de sus vistas, pues contiene espacios adehesados de prado y fresneda, castañar con presencia de rebollar y bosque de galería en los cursos de agua, pero también se contemplan vistas sobre el medio urbano, sobre los históricos castañares en torno a Béjar, sobre los montes-isla de Valdesangil, sobre las cumbres alpinas de la sierra y, más lejos, hacia poniente, sobre las sierras de Quilama y de Francia en el extremo occidental de la Reserva. Además de estos valores ambientales y paisajísticos, tenía especial importancia su historia, su singular tipología y su declaración como BIC-Jardín Histórico de titularidad pública: en definitiva, la perfecta síntesis entre medio antrópico, cultura y Naturaleza que guía las gestiones de la UNESCO para declarar toda Reserva de la Biosfera que se precie. Y ahí está el problema: aquí nadie aprecia ni lo uno ni lo otro, ni paisaje ni Patrimonio Histórico, ni cultura ni Naturaleza, falta sensibilidad y sobra ignorancia, y no sólo entre nuestros obtusos munícipes de antaño y de ahora. Recuperar e implementar la propuesta de sede oriental de la Reserva para El Bosque sería relativamente sencillo, y supondría una excelente oportunidad para darle el necesario empuje institucional a toda la Reserva, pero me temo que seguiremos predicando en el desierto. José Muñoz Domínguez
Si José, que El Bosque fuera la sede oriental de la Reserva, sería una magnífica oportunidad para el mismo y un regalo añadido para nuestra ciudad. Pero antes de que eso llegara, tendríamos que sentirnos orgullosos, a nivel social e institucional, de lo que la Reserva significa. Ojalá algún día se empiece a trabajar en ello y la Reserva y El Bosque puedan encontrarse en el camino.
Un saludo,
Roberto Bueno
Bueno, la idea de esta serie de artículos, es proponer otras alternativas viables. Tratar de enseñar, tanto a la sociedad como a los politicos, que hay vida más allá de algo que funciona a base de dinero público o, como vemos estos días, ni siquiera funciona dignamente. En estos artículos pasados he sacado a la vista, de nuevo, las opciones del Parque Natural y la Reserva de La Biosfera. Dentro de unos días, en la última entrega de la serie, sacaré a la luz otra propuesta, más modesta, pero muy enraizada entre la población bejarana. Y, en fin, a continuar sermoneando.... Gracias por su comentario
La triste realidad de nuestra aldea cainita: todo es susceptible de ser calificado y clasificado según nuestro criterio ( que no es otro que el de nuestro gurü de turno) y en esas estamos.
Demasiados moldes: "ecologista tocapelotas", "arradio", "fuerzas vivas", "caterva de ignorantes que nos gobiernan" ( la banda del Cripri era un gran equipo de eruditos?). Todo un derroche de ideas positivas que, sin duda, ayudan a la ciudadanía a salir del atolladero.
Qué pena de pueblo; en cambio, los segovianos ahora viven muy felices.
La triste realidad es, que después de 30 años dedicados al turismo, hemos cerrado todos los hoteles.Esta claro que no salimos del atolladero haciendo lo mismo. Yo haría un cambio total perder no vamos a perder nada, puesto que no hay nada que perder, ya hemos tocado fondo metiendo blanqueadores de capital en el Ayuntamiento, entre la banda de Cipri y la banda de LUISFRAN, prefiero la de LUISFRAN es mas autentica.Las ideas positivas te las están dando,tanto Robeto como José. pero tu te has quedado en LA ARRADIO, pero de esas ni comentas nada. No aportas ni una mierda al debate. Me alegro muy mucho de contar entre nosotros a estos dos "TOCAPELOTAS " al menos tienen ideas y las firman.
Siempre ha habido ideas sobre la mesa, presentadas en tiempo y forma por el Grupo Cultural San Gil, ASAM, ACUHO, PDBB y otras asociaciones ante las autoridades (in)competentes desde la década de los 90, así que sería largo contar aquí toda la retahíla. Muchas de esas propuestas estaban relacionadas con el turismo, aunque poniendo por delante la protección y la sostenibilidad del Patrimonio Cultural y Natural de nuestra zona. Para no alargarme, recordaré un caso del que ya he hablado, pero que me parece muy sintomático de la respuesta de esa autoridad (in)competente que lleva bobernando esta ciudad desde que acabó la última legislatura de Juan Belén Cela. A mediados de los 90, mucho antes de que se planteara la creación del Museo Textil tal como lo conocemos (una iniciativa que, por cierto, tardó décadas en materializarse), desde el Grupo Cultural San Gil nos entrevistamos con Alejo Riñones para plantearle una propuesta múltiple relacionado con nuestro patrimonio industrial. Siguiendo el modelo museístico de Cataluña, proponíamos un museo sin sede única, sino distribuido en diferentes edificios por toda la ciudad y su entorno, todos ellos representativos de las diferentes fases de la industria textil y otras, previamente rehabilitados, de modo que el público pudiera visitar un molino o molino-batán (de antecedentes medievales), un tinte del siglo XVI (el Tinte del Duque, inaugurado en 1592, la segunda instalación industrial más antigua de España después de la Casa de la Moneda de Segovia), la casa-obrador de un maestro flamenco (la de Juan Luis Menuis en la calle Flamencos, construida en 1738), una Real Fábrica de Paños (la de Diego López en el antiguo palacio del obispo de Plasencia, fechada en 1782-1788), una instalación ribereña con maquinaria movida por energía hidráulica (cualquiera de las grandes fábricas a orillas del río Cuerpo de Hombre, de mediados del siglo XIX) e incluso una vivienda burguesa de un fabricante (como las conservadas en la Calle Mayor, todas coetáneas de las fábricas ribereñas). Hablo de memoria y quizá olvide algún otro edificio planteado. La respuesta de Alejo fue sacudirse el muerto derivándonos a una tal Pilar Apestegui, la técnico que había contratado el Ayuntamiento a través de no sé qué fondos europeos o estatales. Nos acercamos a la oficina de la tal Apestegui, situada en la calle Colón, que nos atendió con toda frialdad y cara de asco para despacharnos con algo parecido al "gracias por participar, ya les llamaremos". Y nunca más se supo ni de ella ni de su oficina: una vez consumida la subvención, se chapó el garito. Si alguien recuerda qué huella positiva dejó en Béjar esa persona, en forma de proyectos ejecutados, que nos lo cuente. Por supuesto, nunca tomó en consideración la propuesta múltiple que se ofrecía desde San Gil ni se la trasladó al alcalde. Pasado el tiempo, el Tinte del Duque fue miserablemente derribado entre 2000 y 2001 (justo cuando en las Cortes de Castilla y León se defendía su protección integral), la casa de Juan Luis Menuis ha estado a punto de desaparecer en dos ocasiones (cruzo los dedos para cuando llegue la tercera) y otros edificios propuestos están en serio peligro de ruina. Así es como se hacen las cosas en Béjar: sin cabeza, sin criterio, dando bola a especuladores del gremio de la construcción (de la destrucción, más bien) y poniendo el Patrimonio Cultural y Natural al servicio del turismo para mayor gloria del gremio de la hostelería, siempre con esa idea tan rancia y casposa de la "explotación". Nos va mucho eso de "explotar" y nada lo de cuidar y sostener lo que todavía queda para las generaciones futuras. José Muñoz Domínguez
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