Cerdo productor de electricidadNinguna crisis es buena. Ni mala por completo. Todas, vistas en el sentido de un marco de situaciones extremas donde se encuentran inmersos seres humanos, y al margen de la naturaleza de cada una de ellas, tienen en común la resultante de un esfuerzo fantástico por encontrar antídotos, curas y recursos para sobrevivirlas y superarlas.

Me refiero, sobre todo, a quienes más las padecen en carne propia y un poco menos a los intérpretes del sufrimiento ajeno, que la sufren de ver a otros sufriendo o les importa un bledo. Si incluyo la diferencia es porque entre los unos y los otros se alojan multitud de desigualdades que matizan la intensidad de las crisis; en particular, las económicas, que es el meollo de esta reflexión.

Ya hemos hablado anteriormente de la necesidad de iniciativas para aliviar la nuestra, de lo imperioso que resulta que no sea gente domesticada por las normas, procedimientos y regulaciones de los reglamentos las que pongan ideas frescas sobre la mesa, partiendo de que la generación de empleo y el bienestar de Béjar no va salir, en modo alguno, de un acuerdo del Pleno.

Es la propia crisis lo que hace que la mente se mantenga receptiva y los mecanismos de procesamiento de información del cerebro, en alerta continua. Alerta roja. Es decir, se necesitan más las cabezas de gente que vea lo posible bajo el charco de lo imposible y sean capaces de mojarse el culo para alcanzarlo, que las cabezas que no están para pensar sino para dirigir pensamientos.

En concreto, creo que ya mencioné alguna vez que de la necesidad de sexo de los soldados españoles durante las guerras de independencia en Cuba, que no era un país sino una colonia esclavista, surgieron las mulatas de la Isla. Y de ese episodio bélico-sexual, ha pasado a la historia una frase como sinónimo de la creatividad en circunstancias adversas: “La necesidad hace parir mulatas”. ¡Una alternativa!

No de otra cosa trata este tema que de encontrar las alternativas si uno no puede acceder al camino trillado. O sea, lo primero que hay que pensar es que si bien los dientes del hombre y sus manos sirven para mucho, no pueden desgarrar la carne de una vaca como lo haría un león. El hombre piensa, y pensando y pensando, halló la alternativa de la lasca sílex, del propulsor de flechas, de la espada, las armas de fuego y así hasta la bomba atómica, de acuerdo a la época y el sentido en cada una de ellas de la palabra supervivencia, que no siempre se ha entendido correctamente, pero sí como una necesidad. En cada momento esto ha sido el motor impulsor de la "paridera de mulatas".

Todo el mundo conoce las limitaciones y estrecheces de los cubanos hoy día; pero no todos saben que aquella vieja sentencia colonial provoca que éstas sean mucho menos dolorosas. Los cubanos, y pongo el ejemplo porque lo tengo a mano y tiene valor como tal, nunca dejan de buscar sus alternativas para la sobrevivencia dentro de una crisis que parece no tener fin.

No creo que haya que explicarlo mucho y sólo pregunto ¿Por qué siguen funcionado los coches con decenas de años de servicio? Respuesta: ¡Inventando! ¿Por qué si hay insuficiencia de alimentos nadie se muere de hambre, la expectativa de vida es de 77,97 años y la mortalidad infantil de 4,7 por 1,000 nacidos vivos? ¡Inventando! Para que poder comparar estos datos pueden servir los de Estados Unidos, donde la expectativa de vida es de 77,9 años y la mortalidad infantil de 5,3 muertes por 1,000 nacidos vivos.

Todo esto es porque acabo de conocer un nuevo invento de sobrevivencia en Cuba y estoy seguro que si le pidiéramos al “inventor” que viniese a Béjar a ayudarnos a salir adelante, pensaría que nos estamos burlando de él. Se llama Daniel García y creó un sistema de obtención y distribución de biogás. No es un ingeniero. Es un campesino que produce su propio abono orgánico con los excrementos de sus animales y envasa en bolsas plásticas los gases de desecho.

La noticia, de la agencia, EFE asegura que el sistema no sólo evita la emisión de grandes cantidades de CO2 a la atmósfera sino que es de una simplicidad extraordinaria y funciona de la misma forma que las bombonas de butano en su cocina y, como le sobra gas, en la de sus vecinos. La información indica que un metro cúbico de ese biogás sin comprimir puede generar energía equivalente a 1,6 KW y para ello…”basta con procesar durante un día las excretas de tres vacas, cuatro caballos, nueve cerdos, diez carneros o 130 pollos”.

¡Abramos los brazos a los inventores! ¡Materia prima tenemos!