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La acuicultura: Una alternativa necesaria para satisfacer la demanda de pescado
La acuicultura es la cría de peces, mariscos y plantas marinas en aguas costeras y continentales. Es un sector que está creciendo más rápido que cualquier otro en el ámbito de la producción animal, incluida la pesca marina tradicional. “La acuicultura representa la forma más eficaz y sostenible de asegurar que haya suficiente proteínas par alimentar a un mundo con una población en aumento”, explica Arne Sorvig, director del Consejo de Productos del Mar de Noruega. La acuicultura busca la sostenibilidad del sector pesquero.
El 43% del pescado consumido en el mundo procede de granjas marinas. Con otras palabras: 45,5 millones de toneladas de pescado anuales con un valor de unos 63.000 millones de euros. Según la Organización de las Naciones Unidas para la agricultura y la alimentación (FAO), la exportación mundial en 2005 fue de 95 millones de toneladas, de los que 60 millones se destinaron al consumo humano. A pesar de esta cifra, Europa sólo representa el tres por ciento de la producción de la acuicultura mundial, aunque es líder en especies como la trucha, la dorada, la lubina o el salmón.
Así lo refleja El estado mundial de la acuicultura 2006 presentado en Nueva Delhi.Los datos de la FAO, la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, son alarmantes: seis de cada diez especies comerciales están sobreexplotadas y apenas un 30% de los océanos tienen garantizados sus recursos. La FAO calcula que, si no se toman medidas inmediatas, especies tan populares como el bacalao podrían desaparecer en un periodo máximo de quince años.
Chile y Noruega son, hoy en día, una de las principales protagonistas de la acuicultura mundial, al controlar cerca del 70% de la producción de salmónidos que se comercializan internacionalmente.
Y cada vez se consume más. Si la población mundial sigue creciendo al mismo ritmo que hasta ahora y se mantienen los índices de consumo, las capturas mundiales deberían alcanzar en 2010 los 120 millones de toneladas de pescado al año, 85 millones más que en 1990, para poder abastecer la demanda.Así, los expertos coinciden en que sólo hay una solución posible: la acuicultura o cría de peces.
¿Cómo puede cubrirse la demanda de pescado si las capturas en el mar se mantienen prácticamente estables desde 1980? El informe de la FAO asegura que no existen muchas posibilidades de que se produzcan aumentos considerables de las capturas del mar. Además, también señala que de las 600 especies importantes de valor comercial que están analizadas, el 52% está explotado, el 175% está sobreexplotado, el 7% agotado o en fase de recuperación el 1%. Otro 20% está moderadamente explotado y tan solo un 3% se considera escasamente explotado.
Hacia un crecimiento sostenido
La acuicultura mundial está logrando un crecimiento sostenido. En los últimos años ha hecho suyos una serie de factores que le permiten desarrollarse: un ambiente positivo entre los consumidores con la imagen de productos sanos y la incorporación de nuevas tácticas de cultivo, procesamiento y de seguridad alimentaria.
Lo más preocupante es la pérdida de hábitat natural, la utilización de antibióticos y harinas de pescado, la invasión de ecosistemas locales por especies foráneas, la inclusión de productos elaborados con soja modificada genéticamente en los piensos para los peces, y si las comunidades de algunos países están recibiendo una parte justa de las ganancias de la acuicultura.
Así, la FAO está trabajando con países de todo el mundo para fomentar la cooperación internacional para trazar un curso futuro sostenible, responsable y equitativo para el sector mundial de la acuicultura.
Según la FAO, hay muchas barreras que obstaculizan el crecimiento de la acuicultura: a los productores les falta inversiones, hay escasez de tierra y de agua dulce, los costes energéticos se siguen elevando y el medio ambiente, en cierta medida, es el perjudicado. La escasez de sitio para desarrollar acuicultura, dice Sorvig, frena algo la industria, pero en países como Noruega las condiciones son excelentes: costas largas, fiordos que protege contra las fuerzas de la naturaleza, buena calidad del agua, excelente infraestructura rural y mercados grandes alrededor”.
¿Qué diferencia hay entre un pescado criado en el mar y otro procedente de una granja marina? “Cuando los métodos de producción son los adecuados, los peces procedentes de las granjas marinas ofrecen una mayor seguridad alimentaria, ya que todo su ciclo vital ha sido rigurosamente controlado. Sabemos dónde nació, dónde murió y qué comió durante toda su vida”, continúa Sorvig. Un ejemplo de esta mayor seguridad está en el hecho de que, según explica Sorvig, “los salmones noruegos procedentes de la acuicultura están 100% libres de anisakis –parásito que infecta a mamíferos marinos-, y no ocurre lo mismo con los peces salvajes”,. Gerard Costa, profesor de Esade, afirma que el consumidor “no nota ninguna diferencia perceptible si no le comunican que ese pescado procede de una granja marina. La única diferencia es el precio”. Además, Costa coincide con Sorvig en valorar los aspectos positivos de la cría de pescados: “contamos con una mayor producción, hay un impacto en los precios y disponemos de un control sanitario en todo el ciclo de vida del pescado”, comenta.
El reto de la acuicultura radica en su novedad. “La imagen de una granja de peces domésticos se enfrenta a esquemas de pensamiento arraigados en nuestra memoria durante siglos”, dice Sorvig.
A pesar de los estudios que avalan esta práctica, cuando se hace según los parámetros correctos, hay mucha gente que se posiciona en contra de la cría de peces de manera genérica, sin distinguir entre las malas prácticas acuícolas y los beneficios que todos obtenemos cuando las cosas se hacen bien.
“Lamentablemente, este prejuicio ha creado un caldo de cultivo negativo para hacer correr rumores basándose en interpretaciones parciales y sesgadas de algunos estudios. En el ámbito alimentario, las alarmas son rentables desde el punto de vista informativo, ya que despiertan de inmediato el interés de la sociedad”, continúa Sorvig.
Pero la realidad es testigo de que el desarrollo de la acuicultura es demasiado complicado. Especialmente porque el uso de antibióticos, pesticidas y otros productos químicos en granjas marinas puede alterar los ecosistemas de las zonas en las que se ubican. En Noruega, explica Sorvig, “sabemos que es importante colaborar con todos los agentes implicados, desde organizaciones medioambientales a controladores de la seguridad alimentaria, sin olvidarnos de los expertos en gastronomía para obtener el mejor sabor y la mejor textura. En poco tiempo somos capaces de responder a cualquier asunto, basándonos en datos recogidos durante años y en nuestra investigación en todos los campos. Estamos orgullosos de tener una industria acuícola que ha ido resolviendo los problemas uno tras otro desde su inicio, hace ya treinta años”.
La ciudad noruega de Stavanger acogió la última semana de septiembre AquaVision 2006, un punto de encuentro cada vez más consolidado en el sector internacional de la acuicultura. El evento, cuyo objetivo común es analizar el rumbo dela acuicultura, fue organizado por BluePlanet, Marine Harvest y Nutreco. Todos los oradores coincidieron en que hay un abanico de oportunidades en la producción de acuicultura y se debe aprovechar. Los ponentes tampoco discreparon al asegurar que estamos sumergidos en un problema de abastecimiento a nivel global. La solución parece clara: hay que proveer de alimentos a la humanidad trabajando de forma sustentable en un mundo globalizado.
Las oportunidades en la acuicultura chilena
Chile es un país muy largo y sus regiones, muy diferentes. Pero la acuicultura ha sido desarrollada en muchas de ellas gracias, en gran medida, a la colaboración entre el sector público y privado. En Chile, actualmente se cultivan quince especies marinas, hay 2.500 centros especializados, 700.000 toneladas de producción, 50.000 empleos y 1,8 millones de dólares de exportaciones. El objetivo de la política nacional de acuicultura es “promover el máximo desarrollo económico posible sujeto a las condiciones del medio ambiente de la sostenibilidad”, explica Carlos Hernández, subsecretario de pesca de Chile, quien coincide con los demás expertos en que el mundo se enfrenta a una mayor demanda de producción pesquera. “Hablamos de un marco de oportunidades donde los desafíos sobre desarrollo sostenible son guías de acción para los gobiernos”, señala.
“Japón, Estados Unidos y Europa son nuestros principales destinos”, afirma Hernández, quien ha visto un desarrollo sostenible durante los últimos años en el tema de acuicultura. Un dato curioso: “la mayor parte de los ingresos por acuicultura procede de muy pocas especies –el 94% del ingreso de la acuicultura en Chile es por salmón-“, comenta.
Harina de pescado
Según los expertos, 2005 fue un año desafiante para la industria productora de alimentos para peces. Las materias primas, sobre todo harina y aceite de pescado, tuvieron alzas significativas en los precios, debido a la mayor demanda mundial. Pero no hay que olvidar que éstos demandan productos pesqueros, que son limitados y que en el futuro se van a ver enfrentados a una mayor escasez.
Lo más importante para desarrollar este trabajo conjunto es potenciar el gran desafío futuro que posee este sector: seguir manteniendo un crecimiento sostenido sin alterar los equilibrios en la fuente de materias primas.
De los productos marinos se obtiene aceite y harina que, aunque no se utilice para el consumo humano, se destina a la alimentación del ganado. Según datos de la FAO, de la acuicultura se obtiene el 35% del suministro de harina mundial. Así, en 2006 se produjeron seis millones de toneladas de harina y un millón de aceite.
Según Jonathan Shepherd, director general de International Fishmeal and Fish Oil Organisation (IFFO) “en 2010 se llegará a producir hasta 30 millones de pienso”. Y es que, para producir un kilo de salmón, se necesitan más de 2,5 kilos de pienso.
Unidos para que no se vacíe el mar
Los desafíos que todos los expertos se han marcado son la salud de los peces y la capacidad de los ambientes. El objetivo de este compromiso es que hoy, pero sobre todo mañana, la acuicultura pueda proporcionara la sociedad alimentos de alta calidad, seguros y sanos, producidos mediante técnicas medioambientales aceptables y socialmente justas.
Cees Van Riel, profesor de la Universidad de Rotterdam, dicta unas claves para que la acuicultura pueda desembarazarse de su mal de ojo : “Hay que aprovechar el poder catalizador de los mercados emergentes y ganarnos la confianza de los consumidores emitiendo certificados de calidad”. Arne Sovig no cree que el término de que “la acuicultura está mal vista” se ajuste a la realidad. “Los productos del mar que provienen de la acuicultura están en todas las pescaderías. Millones de personas disfrutan de ellos a diario en todo el mundo. Y cada día existe una demanda más creciente. En los mercados hay muchos controles por parte de las autoridades y de las propias empresas para asegurar un nivel excelente de los productos. Siempre que se ha desatado alguna polémica, las investigaciones han corroborado la seguridad, salubridad y calidad de nuestros productos”, continúa.
John Naisbitt, el futurólogo que un día predijo el fenómeno de la globalización, avisa hoy a los actores de este juego de que han olvidado un principio fundamental: “Educar a los consumidores sobre los buenos propósitos de la acuicultura”. Wout Dekker, consejero delegado de Nutreco, empresa especializada en la nutrición animal, insta a los jugadores de este negocio a “compartir un diálogo global para que todos los involucrados resuelvan los problemas todavía pendientes”. Dekker detecta un desafío pendiente: concienciar al consumidor de que el 30% del pescado atlántico actual no procede de la pesca tradicional.
Gerard Costa también está de acuerdo en que hay que comunicar a través del valor social: “hay que concienciar al consumidor de que no hay suficientes pescados y la acuicultura es necesaria. El problema, es que hoy todavía no es un tema de máxima preocupación para los consumidores”.
Los expertos aseguran que el momento de madurez de la acuicultura ha llegado en la producción y en la tecnología. Sólo parece faltar que el sector adquiera atractivo para fomentar la inversión.
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