Plan E
Se ha dicho recientemente que tras un descenso en los meses de junio y julio, la cifra de parados en Béjar subió ligeramente. El hecho ha sido comentado con optimismo en comparación con los datos provinciales y nacionales. Sin embargo, y no es nuestra primera reflexión al respecto, las estadísticas del paro en la ciudad de ninguna manera expresan la situación del desempleo en el país motivado por la crisis económica.

Sería confundir el magma con la magnesia. Para desentrañar las causas del trágico problema de la falta de empleo en Béjar hay que pensar en grande, fuera del marco justificativo de la crisis, que sitúa a los que deben opinar —incluidos los medios de comunicación— en el papel de monitos sabios: no vemos, no oímos, no hablamos.

Para llegar a una conclusión realista, que ayude a comprender la gravedad de nuestro particular conflicto y a buscar las soluciones para resolverlo, habría que reconocer que ni la crisis financiera internacional logra ser aquí un elemento definitorio del empleo y el progreso. Con un poco que quevedismo se podría decir que en Béjar ya no hay ni trabajos que perder.

Nuestra enfermedad no es estacional, es penosa y larga, como se dice del cáncer cuando no se le quiere nombrar. Nada hace suponer que estaremos curados cuando se logre remontar la crisis y retornen los niveles anteriores a ella. Tiempo hubo iniciativas que mejoraran las cifras crecientes del paro en Béjar (digamos desde que el Partido Popular se hizo cargo del gobierno municipal a mediados de los noventa). El desempleo ha ido sostenidamente a más, año tras año, sin que ningún remedio haya cortado esa línea ascendente en las estadísticas del bienestar social.

Recordamos que, de acuerdo al INEM, en enero de 2006 teníamos 1,278 trabajadores en paro. No había crisis y tampoco trabajo. Al cierre de julio de 2009 el dato fue de 1,390 o lo que es lo mismo: tres años y medio después, en plena crisis, Béjar tenía apenas 112 desempleados más que en aquella fecha.

Tomando como referencia del inició de la crisis el mes de septiembre de 2008, observamos que el paro en nuestra ciudad alcanzaba entonces a 1,184 trabajadores. Si consideráramos que a partir de ese punto todo el desempleo fuera motivado por los efectos de la crisis, tendríamos al día de hoy a 206 parados por esa razón, que representarían un 14,8 % del total

Cualquiera se percata de que esa es una cifra que no está a tono con los volúmenes de paro generado por la crisis y cualquiera también comprende que si la cantidad de parados es alta no es por esa causa reciente, sino por otras muy anteriores superpuestas unas sobre las otras.

Por tanto, ya que las estadísticas conforman un lenguaje un tanto engorroso, podríamos concluir que: 1,174 parados de hoy son anteriores a la crisis, que sólo unos 206 podrían responder a esa causa y que en una fecha como el 2006 ya eran 1,278 los desempleados, apenas 112 personas más que los 1,390 que tenemos ahora mismo; entoces no existía una crisis financiera internacional, pero ya estaba en pleno auge la otra, la nuestra, la de los monitos sabios.