Manifestación Marea Blanca en SalamancaManso Cuadrado
Hace unos días se cumplía el décimo aniversario del 15M un movimiento social, transversal y espontáneo que llenó las distintas plazas del país para reivindicar que no somos mercancías en manos de banqueros y empresarios, así como que los recortes se traducían en mayor desigualdad, desempleo y precariedad.
Desde este momento la política en nuestro país cambió, para algunos quizás no lo suficiente, para otros quizás demasiado. La cuestión es que tras este movimiento el municipalismo comenzó su ascenso y el bipartidismo llegó a su fin. Años después, los pueblos del interior del país hicieron lo propio y de nuevo un 31 de marzo de 2019 las voces de distintos territorios volvieron a unirse para reclamar un trato igualitario en todos los territorios, independientemente de la población que en ellos viva. Algo tan sencillo como un trato equitativo respecto a los vecinos y vecinas de algunas capitales de provincia y los grandes núcleos de población.
El surgimiento de este movimiento ha puesto en boca de muchos la necesidad de un plan nacional que ponga fin a un problema que España arrastra desde hace tiempo. En Castilla y León se desplegó la “Agenda de la Despoblación 2010-2020” una estrategia fallida que no ha conseguido frenar el derrumbe poblacional que sufren muchos de los municipios de nuestra comunidad birregional.
Ahora bien, más allá de una normativa fallida, ¿Qué ha hecho la junta de Castilla y León para frenar la despoblación? Desde luego reforzar los servicios públicos y las comunicaciones que vertebren nuestras comarcas no.

Los próximos días 21 y 23 de este mes, en Valladolid y Salamanca, respectivamente se han convocado nuevas concentraciones en defensa de la sanidad y en ambos casos se defenderá una demanda histórica de nuestra tierra: un hospital que cumpla con los requerimientos no solo de nuestra comarca, sino de las comarcas vecinas.

Pancarta colocada tras la visita del consejero de sanidad en el año 2013. Fuente: i-bejar.comEra el año 2010, cuando la comisión de sanidad a instancias de la comisión mixta de participación ciudadana se reunía en la casa consistorial para solicitar una reordenación de las áreas de salud que garantizará el objetivo que la junta planteaba para la construcción de un hospital comarcal, en ese momento se exigía una población de 40.000 habitantes. Pese al acuerdo de todos los grupos políticos y las asociaciones vecinales la junta de Castilla y León se olvidó del centro bejarano y prosiguió en años posteriores con su desmantelamiento: desapareció el laboratorio, se redujeron los días de consultas, las intervenciones quirúrgicas…
La propia junta de Castilla y León, dos años antes, en el 2008 marcaba el objetivo para la construcción de un hospital comarcal en 20.000 cartillas más, llegando a as 60.000 y argumentando que Béjar y su entorno solo alcanzaban las 36.000…
En dos años, la Junta de Castilla y León redujo drásticamente el número de habitantes para este objetivo ¿Quizás consciente de la realidad demográfica de nuestras comarcas?
Como ya comenté en este medio en el artículo “Realidad o espejismo” la cifra de población de las áreas de salud que sufrirían una reducción en el tiempo de desplazamiento de más de 10 minutos con el centro bejarano respecto los actuales centros de referencia, ascendía en el año 2020 a los 44.035 habitantes (Según los datos de la revisión del padrón municipal. INE), suficientes según la cifra marcada por la JCyL en 2010 para la construcción de un hospital comarcal que acabe con los problemas sanitarios de nuestras comarcas y que serviría a su vez para reducir listas y tiempos de espera en los hospitales de Ávila, Salamanca y Plasencia ¿Qué excusa pretende esgrimir la administración autonómica para seguir privándonos de los mismos derechos? Recordemos además, que la situación sanitaria derivada de la pandemia, ha puesto en evidencia la necesidad de mejorar nuestro sistema sanitario, mermado con los sucesivos recortes y privatizaciones.