El EstremeñoEl Bien Público (Mahón)El SerpisEl GuadaleteAlberto Segade Illán
No me consta que esta efeméride sea recordada por alguien. Pero creo que merece ser destacada. He podido constatar que nuestra ciudad fue la primera de España en anunciar, hace exactamente 141 años, que aprovecharía la fuerza del cauce del río para producir electricidad que moviera las máquinas de sus fábricas e iluminara sus calles por la noche.

Fue durante los primeros días de junio de 1883 (así que lo podemos conmemorar hoy mismo). He rescatado cuatro periódicos de Mahón, Jerez de la Frontera, Plasencia y Alcoy que destacan una noticia, que, por aquel entonces debería ser algo así como de ciencia-ficción.

Según se puede comprobar en los anales, la primera central eléctrica se instaló en España en 1875 en Barcelona, con la posterior creación de la Sociedad Española de Electricidad en 1881, dedicándose a pruebas y experimentos. Ese mismo año lucieron bombillas incandescentes alimentadas por electricidad en algunas calles de Comillas, en Cantabria; no he encontrado noticias de ninguna instalación pública hasta el anuncio fechado desde Béjar en 1883. Así lo contaba “El Estremeño” de Plasencia, el 17 de junio de aquel año:

La electricidad en Béjar.
Según noticias de esta ciudad, es posible que por iniciativa de su alcalde, Sr. Rodriguez Yagüe, pronto se inaugure allí el alumbrado eléctrico.
Por de pronto el Ayuntamiento ha solicitado autorización para aprovechar las aguas del río Cuerpo de Hombre, como motor del establecimiento del alumbrado, y que se declare la obra de utilidad pública en el caso de que haya necesidad de aprovecharse de los beneficios que concede la ley de expropiación forzosa.
El espediente, Memoria facultativa, presupuesto y planos de las obras se hallan de manifiesto en las oficinas de la sección de Fomento de Salamanca, para las reclamaciones que puedan deducirse.
Consiste el proyecto en utilizar la fuerza motriz del río ya nombrado por medio de turbinas u otros receptores hidráulicos para la producción de electricidad, enviando a la población el fluido que servirá de fuerza motriz durante el día y alimentará el alumbrado general por la noche.
De este modo, en luz o en trabajo, el aprovechamiento puede extenderse a las veinticuatro horas del día.
Nos alegramos de que el proyecto salga adelante, y lo señalamos a otros pueblos y ciudades, con más recursos que Béjar, y que siguen alumbrándose con la histórica candileja.
Nada decimos de esta ciudad pues es sabido de todos que el alumbrado es inmejorable, tanto que los serenos á los faroles de 4 y 6 onzas se recrean atizándoles con la mitad, según palpablemente tenemos probado.

Al margen del `chauvinismo´ del último párrafo, hay que destacar que la noticia se publicó en todos los rincones de España (he encontrado cuatro periódicos, que adjunto, pero habrá muchos más). Resulta que, por aquel entonces, las grandes ciudades del mundo rivalizaban por ofrecer “espectáculos de luz eléctrica” (Edison acababa de patentar la bombilla incandescente el 27 de enero de 1880, un invento que transformó la vida de las personas en todo el planeta) París, Londres, Nueva York, entre otras grandes capitales comenzaron a realizar pruebas en parques y plazas. También recintos cerrados y teatros. He encontrado una propuesta de una empresa de Madrid para iluminar las calles de El Ferrol en junio de 1981 y noticias de pruebas en la Puerta del Sol en Madrid durante aquellos años.

Pero hasta el anuncio de junio de 1883 del alcalde de Béjar, con proyecto redactado y en curso de autorización, nada por el estilo. Dos meses después, en agosto de 1883, un concejal de Girona presentó una propuesta similar en el Pleno de su ayuntamiento, que se llevaría a cabo tres años más tarde. París decidió ese mismo mes sustituir el alumbrado de gas por alumbrado eléctrico.

En casi todos los casos la energía eléctrica era producida por generadores movidos por calderas de carbón. La gran novedad era que desde Béjar se proponía mover esos generadores con la fuerza del agua. O sea, que fuimos pioneros en energías renovables. No nos quedaba más remedio, aquí no hubo tren que trajera carbón hasta trece años después, en 1896; mientras las fábricas catalanas y de otras partes de España y del mundo, llevaban años siendo movidas a toda máquina por sus calderas.

Así que la energía verde comenzó a iluminar nuestra ciudad y a mover las máquinas de sus fábricas. Béjar fue autosuficiente hasta mediados de la década de los treinta del pasado siglo, Candelario bastantes años más con su central de La Abeja. Luego vinieron las grandes compañías, a las que ahora vendemos esa electricidad a precio de mayorista, para luego pagarles a ellos la factura a precio de mercado.

Sin embargo, bajo las ruinas de las antiguas fábricas siguen latiendo sus corazones en forma de turbinas, con suficiente fuerza para alimentar nuestro futuro. A lo largo del río Cuerpo de Hombre, en el término municipal de Béjar, existe una serie de centrales hidráulicas con una capacidad de producción conjunta superior a los 40.000 MWh/año, capaz de abastecer a más de 12.000 hogares. El 44’2% de esa capacidad de producción es de titularidad municipal, o sea que es propiedad de la ciudadanía.

A la vista de estos datos y las actuales condiciones técnicas y legales, desde hace meses estamos trabajando para constituir en Béjar una comunidad ciudadana de energía, que tendrá capacidad legal para la generación, transporte, distribución, prestación de servicios de recarga energética, comercialización e intercambios intracomunitarios e internacionales, así como la gestión económica y técnica del sistema eléctrico. El proyecto, para que Béjar sea la primera ciudad autosuficiente de España fue presentado, junto a otros, el pasado 29 de mayo en el Casino Obrero por parte de Béjar Emprende, la Cámara de Comercio e Industria, SECOT y El Corredor del Oeste.

No se trata de inventar la pólvora, sino de volver a hacer lo que hicieron nuestros brillantes antepasados, con los medios técnicos, legales y funcionales de ahora. De este modo, podremos volver a ser autosuficientes y todos saldremos ganando: los que fabrican energía y los que la consumen, cada uno por su parte. Y, sobre todo, la ciudadanía de Béjar, que la produce y la consume, pero tiene que pagar el peaje de muchos intermediarios en vez de enchufársela directamente a su casa o a su taller.

El proyecto es posible, viable y aconsejable. Técnica, legal y económicamente. Solo depende de que nos informemos, nos convenzamos y nos pongamos de acuerdo. Nos apoya la lógica, el sentido común, el interés mutuo, nuestra tradición y herencia industrial, el apoyo institucional a este tipo de proyectos y la memoria de todos quienes nos precedieron trabajando día y noche gracias a la fuerza generada por las aguas del río.

Es, además, una cuestión transversal, que no está pintada de color político ni depende de ideologías. Sólo de hacer la cuenta, sumando recursos y multiplicando beneficios, para tomar las riendas de nuestro futuro. Con esta determinación llevamos trabajando varios meses y, a cada paso que damos, se refuerza nuestro impulso. En sucesivas entregas lo iremos explicando. Confiamos en que toda la ciudadanía, a la vista de los números y los datos, se sume a este empeño.

Alberto Segade Illán. 15 de junio de 2024

Archivos adjuntos:

El Guadalete (Jerez de la Frontera) 16-06-1883
El Estremeño (Plasencia)17-06-1883
El Bien Público (Mahón) 25 de junio 1883
El Serpis (Alcoy) 25 de julio 1883