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Greguerías en el Ayuntamiento de Béjar. Primera. Las facturas impagables (o incobrables, según el punto de vista).
Alberto Segade
Estoy perplejo y confuso, quizá como otras personas que comparten patronímico conmigo, porque la ciudad está pendiente de que el Ayuntamiento pueda pagar unas facturas que se deben desde hace meses a empresarios que le prestaron unos servicios (en gran parte de los casos con urgencia y a última hora) Hay opiniones para todos los gustos y cada cual reparte las culpas según su particular visión del tema.
Por lo que yo he podido saber, la falta de planificación y dotación presupuestaria, condujeron a la ilicitud del proceso de adquisición de tales servicios; por lo que hay reparos legales por parte de Intervención y Secretaría para proceder a su pago. Es decir que, si las facturas no se han pagado hasta ahora, es, principalmente, por que quienes encargaron los servicios lo hicieron tarde y mal.
Pero eso pasó hace casi un año ¿no se ha podido arreglar mientras tanto? Pues no. Según dijo el propio alcalde en el Pleno (con los empresarios acreedores asistiendo en persona a la función): han hablado, se han reunido, han pedido informes, han recibido en persona a los acreedores, se ha llevado el asunto a comisiones, a varios Plenos… Pero las facturas siguen sin poderse pagar.
No ha sido posible que los técnicos municipales habiliten, durante todos estos meses, un mecanismo administrativo para abonarlas, Además, por los indicios manifestados en la Sala Capitular, parece que el ambiente en los despachos municipales está algo enrarecido, salvo para el personal que está de vacaciones, lo que añade más barro en el camino para poder abonar lo que se debe.
Tampoco se ha puesto sobre la mesa la solución para que este tipo de chapuzas administrativas no puedan volver a repetirse, que sería lo oportuno. Sin propósito de enmienda no puede haber absolución, mucho menos para unos pecadores que le hacen soportar la penitencia a sus damnificados.
Puestas así las cosas, el remedio a este desaguisado podría estar en que una mayoría de concejales apruebe en sesión plenaria un reconocimiento extrajudicial de deuda (Procedimiento del ámbito local en virtud del cual se realiza la imputación al presupuesto en vigor de obligaciones comprometidas sin observancia del ordenamiento jurídico) ya que, por lo escuchado, no se ha podido acudir a la revisión de oficio de las facturas por concurrencia de enriquecimiento ilícito del Consistorio (sin contar los intereses legales por demora en el pago). Una patata caliente, por lo que no me extraña que nadie se quiera quemar las manos.
En la actual coyuntura, con un gobierno municipal en minoría, discusiones en los despachos y rencillas irreconciliables entre concejales (entre otras circunstancias de complicada definición) no ha sido posible hacer `borrón y cuenta nueva´ como en anteriores legislaturas y el tubérculo casi está al rojo vivo.
¿Quién tiene más culpa? ¿Los que han calentado la patata, o los que no se quieren quemar las manos, que, en este caso, son los dos?
Yo creo que todos, cada cual en su medida, porque los empresarios bejaranos siguen sin cobrar, que es de lo que se trata. No de quien tiene más o menos culpa, sino de que los empresarios cobren (lo repito una vez más). Solucionada esta cuestión, llegará el momento para delimitar las responsabilidades.
De todas formas y a la espera de que los proveedores impagados puedan dejar de serlo antes del próximo Pleno (a riesgo de volver a repetirse el espectáculo) lo que está claro es que nuestro Ayuntamiento es incapaz de gestionar con eficacia cuestiones `tan intrincadas ́ como la compra de unas camisetas, llegando a enredarlas y bloquearlas hasta convertirlas en nudos gordianos, que no se pueden desatar. Porque este caso no es una excepción, sino una tendencia consolidada en la burocracia municipal bejarana, como veremos en sucesivos capítulos de esta crónica.
Ramón Gómez de la Serna creó el género literario de la greguería, consistente en una imagen en prosa que presenta una metáfora parcial y sorprendente de algún aspecto de la realidad. También se define este vocablo como `vocerío o griterío confuso de la gente´. Creo que la insólita facultad de nuestro Ayuntamiento para hacer realidad un oxímoron tan absurdo como `facturas impagables´, sumada al estéril revuelo suscitado entre los actores de esta función, cumplen a la perfección con ambas definiciones.
Alberto Segade Illán. Uno de agosto de 2024.
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Tras leer en otros medios que votar a favor sería cometer un delito, invitó a todos a ver por decir un ejemplo, el pleno extraordinario de diciembre de 2023 donde en el minuto 2, 31 segundos todos votan a mano alzada un reconocimiento extrajudicial por importe de 108.000 euros Luis Francisco explica el concepto y todos votan a favor, cuál sería exacta,ente la diferencia de esa vez con la ocasión que se nos presenta.
Y te preguntas quien tiene mas culpa? Pues fijate que la culpa la tiene el Alcalde que se ha quedado en minoría por meter unos asesores inversores en el Ayuntamiento.Te lo digo por si no lo sabes.Asesores inversores de dudosa reputabilidad , ya me diras quien tiene huevos de firmar algo junto al Alcalde,cuando el Alcalde te trae este tipo de gente y nos dice que son de su total confianza. Tu firmarias algo junto al Alcade??..yo ni de coña..y lo siento por los que no cobran pero solo hay un culpable y es el Padre Luis
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